Era veinticuatro de diciembre y en la mansión Malfoy los elfos domésticos eran liderados por Dobby. Daba órdenes de cómo deben decorar la mansión. Los Malfoy serían los anfitriones de la cena de noche buena. El elegante comedor estaba iluminado por múltiples velas flotantes, el gran ventanal cubierto de largas cortinas de un verde esmeralda. La mesa estaba cubierta por un fino mantel blanco. En el centro habían distintas rosas rojas adornando la mesa.
—A Dobby no le gusta como puso Riri las cortinas — el pequeño elfo negó energéticamente mientras se acercaba al ventanal. No quería que las cortinas estuvieran cerradas. Con un chasquido hizo que las cortinas se abrieran —. Dobby les recuerda que la chimenea debe estar apagada para que los invitados puedan llegar — dijo al ver la elegante chimenea encendida. Camino hacia la cocina e inspeccionó que todo estuviera en orden —. Al amito Malfoy le gusta la tarta de arándanos con mucha crema batida como postre — corrigió al ver que estaban haciendo tarta de cereza.
Draco entró a la cocina con el entrecejo fruncido. Dobby se giró al escuchar los pasos, hizo una reverencia al ver a su amo.
—Amito Malfoy, ¿se le ofrece algo? ¡Dobby puede hacerlo! — junto sus manos.
—Dobby, ¿puedes poner una rosa blanca en el centro de las demás rosas? — preguntó en un susurró.
Dobby asintió energéticamente.
—Dobby hará lo que el amito Malfoy desee.
Se dirigió rápidamente al comedor para realizar la tarea que Draco le había impuesto.
Inhalo y expulsó el aire sacudiendo la cabeza levemente. Sentía una clase de estrés nunca antes vista, debía hacer que Brielle se sintiera cómoda.
...
La mansión Malfoy era tan grande como la suya, con la diferencia de que esta era más de tonos oscuros. Sus padres habían decidió usar la aparición, cosa que le había causado náuseas. Sostuvo con nerviosismo la pequeña caja que estaba envuelta en papel de regalo de color verde. No estaba segura de si a Draco le gustaría el regalo, realmente se había esmerado por encontrar algo que sea del agrado de su nuevo amigo.
Subieron los escalones que llevaban a la gran puerta de entrada, sus padres iban enfrente mientras ella y Damien iban detrás de ellos. Sujetaba la mano de Damien con la mano izquierda. En la derecha llevaba el regalo para Draco.
Su padre tocó el timbre y casi al instante la puerta fue abierta. La figura de un pequeño elfo apareció detrás de esta. Hizo una reverencia haciendo de su puntiaguda nariz tocará el suelo.
—Bienvenidos... Dobby los llevará al salón donde el amo Malfoy los está esperando — se enderezó y los guió hacia el lugar indicado. En las paredes había elegantes antorchas iluminando el pasillo, el sonido de sus pasos era amortiguado por la alfombra. El gran salón entró en su campo de visión, la elegante figura de la familia Malfoy esperando de pie a sus invitados.
Draco sonrió ampliamente al ver a Brielle.
—Charles, Beck — Lucius se acercó a ellos —. Es bueno volver a verlos.
—Lucius, Cissy. Gracias por invitarnos — Charles los saludo con un apretón de manos.
Ambas familias se saludaron cálidamente. Los Roux eran los únicos que faltaban, las demás familias se encontraban en el salón de baile, se dirigieron hacia allí, con los menores detrás de ellos. Damien no había soltado la mano de Brielle, razón por la cual la ojiverde no se había acercado a Draco aún.
Entraron al gran salón de baile, visualizaron a un gran grupo de personas desplazándose por todo el salón elegantemente decorado, varios elfos domésticos con bandejas de plata ofreciendo distintos aperitivos, una orquesta tocando música suave y el suave murmullo de voces se lograba apreciar.
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My Dear Ravenclaw | Draco Malfoy.
FanfictionDraco Malfoy se enamora de una dulce chica Ravenclaw, pero, no tiene el valor de acercarse a ella por miedo al rechazo. -- Malfoy, dos miradas no se cruzan más de dos veces solo por casualidad. No existe Voldemort en esta historia.