XIX

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-Entonces te irás, ¿cierto? — Craig Tomó de las manos a Tweek.

-Sip.— El rubio dijo sonriendo, mínimo esta vez pudo despedirse bien de su pelinegro.

-Bien.. supongo que está es una despedida..— A Craig le comenzaban a picar los ojos, ya perdió a su rayo de Sol otra vez y ahora lo estaba haciendo nuevamente.

Tweek estaba por despedirse adecuada y correctamente de Craig, pero la voz de Kyle se hizo presente.

-Mierda, Tweek, tenemos que irnos ya.— Kyle dijo, para después cruzarse de brazos al ver el agarre de manos que mantenían el rubio y el azabache.

-Oh, claro.. solo déjanos solos dos segundos, porfavor. — El rubio le dió una mirada nostálgica a Kyle, haciendo que éste solo bufara y se retirara del lugar subiéndose en su automóvil.

-Adiós, Craig. — Tweek soltó las manos del pelinegro, dándole una sonrisa sincera, para después alejarse completamente.

Craig estaba hecho mierda, veía cómo el chico que amaba desaparecía entre más se alejaba, notó que el automóvil donde éste había subido comenzaba a moverse, alejándose y dejando a un Craig destrozado, su corazón dolía y la respiración le faltaba, entre lágrimas apretó sus puños con rabia, hasta que se percató que en su mano derecha había un sobre amarillo, con un sol dibujado. Quería abrirlo en ese momento, pero sintió una mano en su hombro.

-Llegué tarde.. No pude despedirme de Tweek..— Clyde dijo mientras se acercaba cada vez más a Craig, sin antes percatarse que Craig estaba llorando desconsoladamente.

-Llegamos tarde, pero Tweek dijo que podíamos ir a verlo a California.. — Tolkien también iba llegando, miró a los dos restantes con una sonrisa ladina.

—¡Vayamos con Tweek un día de estos! Digamos que.. lo extrañábamos tanto por lo que decidimos visitarlo. — Dijo Clyde emocionado por la idea que había proporcionado indirectamente el Moreno.

-¿Y tú, qué opinas? — Tolkien le dió varias palmadas en la espalda, sin recibir respuesta alguna, solo bajos sollozos, casi inaudibles de parte del pelinegro.

Ahí fue cuando ambos se dieron cuenta que otra vez Craig estaba destrozado por la pérdida y ausencia que causaría Tweek.

Pararon días sin señales de Tweek, el rubio solía subir historias a Instagram o aveces se mandaba mensajes con Bebe, pero ni siquiera la rubia sabía dónde se encontraba el menor

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Pararon días sin señales de Tweek, el rubio solía subir historias a Instagram o aveces se mandaba mensajes con Bebe, pero ni siquiera la rubia sabía dónde se encontraba el menor. Craig comenzaba a preocuparse bastante, no tenía nada de parte de Tweek, la sensación de sus caricias en su piel ya no las recordaba, sus labios ya no tenían el sabor del gloss del rubio, las marcas en su cuello y cuerpo también desaparecieron; pero de lo que estaba seguro era de que jamás desaparecería su amor por su pequeño rayo de Sol.

El azabache se sentía cansado, pero aunque durmiera todo el día, ese sentimiento no se iba.. ¿Qué carajos le ocurría?

Su vida era un completo desastre, Stan se hacía la víctima diciendo que Craig le fue infiel primero, no comía, no dormía, no salía, la luz juguetona del sol que se adentraba por aquellas cortinas azules le fastidiaba, puesto que ese no era el rayo de Sol que él quería ver.

Estaba deprimido, todos los días recordaba aquel beso en la fiesta de Clyde y todo lo qué pasó esa noche, Craig se sentía raro, como si tuviera algo pendiente. En eso recordó la carta que Tweek le dió antes de irse, comenzó a buscarla por su habitación, lanzaba las cosas que se encontraban en aquel escritorio marrón.

-¿Qué mierdas haces? Estoy en llamada con Karen, deja de joder. — Tricia abrió la puerta de la habitación de Craig, dejando entrar la luz que había en el pasillo, vaya.. sí que tenía días sin ver la luz, puesto que se veía el cuarto oscuro, desordenado, se veía la pálida y débil piel de Craig, se notaba la falta de vitamina D.

A pesar de los gritos de la pelirroja, el azabache no respondía, seguía buscando algo.

- Mierda.. Karen te hablo luego, ¿sí? Algo le ocurre al simio que vive en mi casa.- La menor de los Tucker volvió a la llamada algo apenada.

- No te preocupes, trish, espero que tu hermano se encuentre bien.- La castaña y la pelirroja se despidieron. Tricia enseguida llamó al número del amigo más maduro que tenía Craig, Tolkien.

- Hey.. ¿Pueden sacar a mi hermano de su baticueva? Está actuando muy raro y se ve.. muy raro.

- Oh, hola Tricia, ¿están es su casa?, si es así, iré con los chicos a ver que le ocurre. No te preocupes, tu hermano se encontrará bien.- Tolkien trató de animar a la menor, para después colgar y dirigirse a la casa de los Tucker acompañado de Clyde, Bebe y Jimmy. Minutos después llegaron a su destino, encontrándose a una Tricia muy preocupa.

- Yo hablaré con Craig, ustedes tranquilicen a Tricia y charlen con ella por lo sucedido.— Tolkien ordenó, posteriormente subió las escaleras encontrándose de frente con aquella puerta blanca con decoraciones del espacio. Tocó sin recibir respuesta, abrió con sumo cuidado, la poca luz que se adentraba dejaba ver escombros de cosas tiradas y rotas, continuó abriendo la puerta hasta que ésta estaba completamente abierta. El moreno pasó y cerró la puerta que yacía ahí detrás de él.

- Hola, viejo, ¿qué tal todo?— Tolkien rompió el silencio.

- Bien.

- Me alegro mucho, ¿tienes planes para hoy?

- No.

- ¡Qué bien! Entonces te sacaré de esta madriguera, alístate bien, será una sorpresa~..— Tolkien intentaba animar los ánimos de su amigo, pero éste no parecía importarle.

- ¿Por qué?

Tolkien lo miró extrañado, ¿a qué se refería con eso?

- ¿Perdón? Oye hermano.. no te entiendo..

- ¿Por qué haces esto? ¿Por qué hacen esto tú y los demás?

- Oh viejo, esto hacen los amigos. Somos un equipo y debemos de estar unidos, ahora vamos.. te daré una ducha porque.. mierda, te ves muy mal..— Tolkien salió de la habitación junto a Craig dirigiéndose al baño.

Para algunos sería vergonzoso estar desnudo frente a tus amigos o tal vez es vergonzoso que te duchen, pero para Craig no lo era, él sabía que Tolkien no lo miraba con morbo, siempre fueron muy buenos amigos. Las lagrimas recorrían su cabellera negra, mientras que su cuerpo estaba bajo el agua.

- ¿Iré por unas toallas, vale? — Tolkien sacudió sus manos y salió del baño dejando a Craig solo.
Craig rápidamente se levantó de la ducha, abrió un poco más el agua, provocando que ésta se desbordaba poco a poco, cerró la puerta con seguro y tomó un pequeño cepillo de afeitar que estaba en el lavamanos.

- ¿Por qué lo preferiste a él cuando yo te di todo de mi?

- ¿Por qué lo preferiste a él cuando yo te di todo de mi?

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