Virgin | Minsung

19.

Chan le había pedido ayuda para organizar los documentos de sus estantes.

Así que una vez terminada su jornada, Felix lo acompañó hasta el segundo piso para luego retirarse no sin antes saludar a su mayor, dejando a Jisung a su cuidado.

—¿Mosquitos?

—¿Huh?

—No has parado de rascarte los brazos, tengo una crema para la picazón, te traeré mañana

—Oh... sí, gracias

Engrapaba las guías, perforaba otras, lo ayudaba a ordenar las carpetas respecto al abecedario, también aprovechó de corregir algunas de cursos inferiores. Le gustaba ayudar a Bang con sus quehaceres de presidente estudiantil, se sentía seguro estando con él, además, solía ser una persona muy tranquila y calmada, por lo que Jisung adoraba pasar tiempo en su compañía.

—Hyung, ¿llego muy tarde?

El cuerpo del menor se paralizó cuando reconoció esa voz, deteniendo todo movimiento y bajando la vista sin intenciones de mirarlo de vuelta.

—Claro que no, apenas comenzamos, hay mucho trabajo por hacer. Ordena las guías que están en la impresora primero, iré por más papel, no tardo

Como de costumbre, la sala del consejo estudiantil estaba vacía, Chan era el último en irse siempre, aparte, estaba a cargo de la llave por lo que debía ser de esa manera.

Pero Jisung no contó con que otra persona los acompañaría ese día.

—¿Cuánto tiempo más planeas ignorarme?— Minho tomó la silla de su lado, sentándose en esta y acercándose a él— Jisung, por favor, mírame aunque sea, ¿sí?

—N-No... no puedo

Realmente no podía, cuando veía al mayor, incluso desde lejos, su estómago se revolvía instantáneamente y sus ojos comenzaban a picar, la culpa lo estaba pudriendo por dentro.

Aún si ni siquiera lo fuera.

—Vamos, bonito, dime que ocurre— Con cuidado colocó su dedo índice y pulgar en la barbilla ajena, haciendo que girara su cabeza hacia él, aún sin devolverle la mirada—. Por favor

—Chan... Chan Hyung...

—Ya veo, hablaremos en tu casa entonces, iré contigo, ¿de acuerdo?

De un momento a otro, la mano de Jisung fue hasta el rostro contrario con algo de temblor, uniendo sus frentes y cerrando los ojos. Soltó un gran suspiro, como si el simple tacto del mayor lograra limpiar su mente por completo.

Minho se atrevió a dejar un corto beso en su mejilla, observando preocupado, ahora que lo tenía de cerca, sus marcadas ojeras y piel algo pálida.

Se separaron rápidamente cuando escucharon el sonido de la manija, siguiendo con el trabajo pese a que ahora a Minho se le hacía imposible dejar de mirar al rubio.

Era tan delicado con lo que hacía, intentaba ser lo más perfecto posible causándole una ternura inexplicable porque sabía que siempre intentaba dar lo mejor de sí mismo cuando se trataba de Chan.

Cuando el reloj dio las seis con treinta minutos, terminaron de organizar todo lo que tenían pendiente, saliendo antes que el mayor de todos ya que debía asegurarse de dejar las cosas en orden y cerrar la puerta con seguro.

Así que aprovecharon aquello para comenzar a caminar juntos, en silencio, estaba nublado y hacía algo de frío, Minho pensó que esa era la razón de ver las manos del menor frotar sus brazos constantemente, así que rodeó los omóplatos y afirmó su mano en el hombro contrario, acariciando con cuidado de no lastimarlo.