9.

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Se estaba quedando sin ideas.

Por más que le insistía al menor para que vaya a fiestas en las cuales, quizás, se pudiese abrir más a él, seguía negándose firmemente sin siquiera pensarlo dos veces antes de rechazar la propuesta.

Y aunque eso debería mantener a Minho alejado, lo hacía querer interesarse más.

Sabía que Jisung no estaba haciéndose de rogar ni mucho menos el difícil, él simplemente no tenía interés en el castaño de ninguna forma y tampoco de socializar con un montón de personas que no conocía.

Era tranquilo, callado, su círculo de amigos los podía contar con una sola mano y los estudios parecían ser su prioridad más importante ante todo en la vida.

Eso...

Eso era lo que traía a Minho vuelto loco.

Que fuese tan cerrado, tan asocial, de evitar contacto verbal y físico, de no mostrar preocupación ante cosas que no le afectaban y el hecho de que tuviese tanta preocupación por algo como sus calificaciones hacía que las ganas del mayor a corromperlo crecieran cada día más.

Nunca entendió cuál era su fascinación por los chicos así, no le importaba si eran virgenes, le importaba que fueran inexpertos.

Porque no, haber tenido ya tu primera vez no te hace un maestro de follar.

Y tenía una gran lista de todas las personas con esas características las cuales hizo caer en cosa de días; la líder de porristas, el presidente del club de teatro, el secretario del centro estudiantil, la ayudante de la bibliotecaria... era una enumeración para nunca acabar.

Pero Jisung le estaba costando más de lo que pensó.

Y es que ya no tenía ideas para acercarse, tampoco podría preguntarle a Felix o Hyunjin porque de solo saber que tiene interés en ese pequeño sobre-protegido, entre ambos lo molerían a golpes hasta que olvidara su propio apellido.

Hoy le tocaba tutorías con él otra vez, pero no había visto al rubio en todo lo que llevaba del día, se preguntaba si habría faltado o simplemente no se dio la oportunidad para cruzárselo.

Fue a la biblioteca a la hora acordada, extrañándose porque, una vez más, no lo encontró por ningún lado, así que tomó asiento en la mesa de siempre y esperó... unos buenos minutos.

Se quedó dormido.

Despertó por una mano tocando su hombro, abriendo los ojos con algo de dificultad para luego ver a Chan quien lo observaba con algo de lástima por la posición en que se encontraba.

—Perdón por despertarte, olvidé entregarte esto por parte de Jisung— Mencionó con voz suave para no espantar al castaño, pasándole luego el pedazo de hoja muy bien recortado en sus manos. —Él no vino hoy, es la dirección de su casa. Dijo que fueras si podías, si no, aplazaran la tutoría para otro día disponible

¿Ir a casa de Jisung? ¿Él?

No podía estar más de acuerdo.




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Tiró la colilla del cigarro al piso luego de darle una última calada, mirando con curiosidad la casa frente a sus ojos y caminando directamente a la puerta para dar tres golpes esperando que fuese abierta.

Escuchó pequeños pasitos por dentro de la residencia, el pedazo de madera siendo empujado para dejar ver la figura de Jisung con ropa de casa y sus lentes de reposo puestos.

Tan malditamente adorable.

—Adelante

Minho quitó sus zapatos en la entrada, y caminó con cuidado siguiendo al rubio quien lo guió hasta la mesa de centro en la sala de estar. Los libros, cuadernos, y hojas de estudio ya estaban acomodados en ella, y el dueño de casa se retiró unos segundos para luego volver con una bandeja que contenía una tetera de té hirviendo junto con sus dos respectivas tazas.

Virgin | Minsung Donde viven las historias. Descúbrelo ahora