16.

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Ya no podía seguir ocultándolo, Minho estaba malditamente preocupado por Jisung.

El rubio ahora le pedía que solo fuera durante las noches, que entrara por su ventana y lo ayudara a tocarse o solo besarse hasta caer dormido. Lo cual... no le molestaba, por supuesto que no.

Pero notó que Jisung ya nunca utilizaba prendas que dejaran a la vista sus brazos, siempre usaba sudaderas o mangas largas, sin importar el clima que hubiese. Y más de una vez, sobre todo durante la madrugada cuando ya estaba completamente dormido, Minho las levantaba con cuidado para observar... y su estómago se apretaba cada vez que lo hacía.

Porque cada vez había más quemaduras, más moretones, más cortes y más rasguños.

Así que Minho comenzó a seguir a Jisung, cuando iba al baño, cuando salían de clases, cuando entraba...

Aún no encontraba nada, no veía nada, llevaba días así y no había motivos que explicaran sus heridas y se preocupó aún más porque pensó que, tal vez, se hacía todo él mismo, que se estaba autolesionando.

No fue hasta un día que se encontraba en los baños, encerrado en el último cubículo específicamente, que escuchó golpes y la puerta principal siendo cerrada de un tirón.

Solo escuchaba un llanto, una voz suplicando que se detuviera, y un par de voces más riéndose y burlándose de sus súplicas.

Claro que reconoció a quienes pertenecían inmediatamente.

Cuando el grupo de personas habían entrado, Minho estuvo apunto de salir, por lo que no alcanzó a ponerle seguro a la puerta antes de cerrarla nuevamente y así no llamar la atención. Aprovechó aquello para abrir de forma lenta, solo un par de centímetros, y así observar lo que estaba ocurriendo.

Sintió ganas de vomitar.

Uno de los chicos cubría la boca de Jisung mientras otro sujetaba sus muñecas, otro se encargaba de subir sus mangas y... Yeonjun encendía el cigarro.

—Ah, ya ni siquiera me queda espacio, ¿deberíamos ir por tus piernas?— Preguntó enterrando sus uñas en los brazos del menor.

Jisung negaba desesperado, las lágrimas no dejaban de salir y notaba que su débil garganta se desgarraría en cualquier momento por los gritos de dolor.

Minho no pudo seguir mirando, no cuando vio a uno de los chicos sacar una pequeña navaja del bolsillo.

No sabía qué hacer, porque no podía defenderlo, no podía solo salir y decirles que se detuvieran, estaría arriesgando su expulsión de la escuela y la gran posibilidad de que se agarraran contra él igualmente. Ya ni siquiera le importaba que supieran lo que hacía con Jisung, pero sabía que el menor era quien terminaría pagando por ello, y no podía permitirse que le hicieran algo peor a lo que estaba ocurriendo en ese momento.

Comenzó a desesperarse, escuchaba todo y le dolía no hacer nada.

Sabía que su grupo de amigos solían molestar e intimidar a menores, a personas de cursos más bajos, pero... jamás habían llegado al nivel de lo que le hacían a Jisung.

¿Por qué él? Jisung ni siquiera hablaba con alguien que no fuese Felix o Hyunjin como para haber hecho algo que mereciera toda esa tortura.

Tal vez... la razón por la que no podía quebrar a Jisung era porque alguien más ya lo estaba haciendo.




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Se atrevió a ir un poco más temprano a su casa ese día, a las nueve exactamente. Golpeó la ventana y notó que la cortina estaba abierta, así que miró hacia adentro, pero no vio a Jisung por ninguna parte.

Virgin | Minsung Donde viven las historias. Descúbrelo ahora