Capítulo 19

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Jungkook

Mi vida se ha convertido en una muy emocionante. Entre clase y clase, escondidos en algún aula o en el armario del conserje, Taehyung y yo nos devoramos a besos.

A la vista de todo el mundo, nos hemos convertido en los mejores amigos, pero en casa de la abuela, podemos besarnos, tomarnos de las manos o simplemente hacernos una caricia. La libertad es un derecho que nosotros sólo podemos ejercer en casa de Tae. Lejos de quejarme, me parece un privilegio. No me quiero ni imaginar la de hombres, y mujeres también, tendrán que esconderse de hasta ellos mismos.

Soy feliz, muy feliz. Pero empiezo a frustrarme. Sé positivamente que le atraigo a Tae, pues cada vez que las sesiones de besos se ponen intensas, tiene una gran tienda de campaña en los pantalones. Pero no ha vuelto a hacerme el amor. Cuando estamos excitados, nos tocamos y besamos el torso y es una pasada. Pero siempre me quedo con ganas de más. No se él, pero yo empiezo a tener las pelotas azules.

Hoy es viernes, después de clase, Tae va a venir a cenar a mi casa. Ya hemos avisado a la abuela y a mi hermana. Los niños están muy emocionados. Tae pasa mucho tiempo en mi casa también y le quieren mucho.

Cuando por fin las clases terminan, nos despedimos de nuestros amigos y corremos hasta casa. Hace mucho frío. Tenemos tarea que hacer, así que aprovechamos para estudiar antes de que mi hermana nos llame para ir a cenar. Mientras estamos estudiando en mi habitación, miro de reojo a Tae. Está concentrado y no se da cuenta. Puedo ver, a simple vista de que ya no es más alto que yo. Ya no tiene aquella aura intimidante ni aquella soberbia en la mirada de cuando le conocí. Ahora es un tipo elegante, tranquilo y muy caballeroso. En las distancias cortas tiene un humor ácido y un gran corazón, pero parece no darse cuenta. Sigue manteniendo las distancias conmigo y voy a volverme loco.

El grito de Jisoo me saca de mis pensamientos. Cuando llegamos a la cocina, ayudamos a poner la mesa. Los niños nos cuentan cómo les va en la escuela. Yugy nos confiesa que le gusta una niña del barrio y todos nos reímos.

- Trátala bien - le dice Tae de manera distraída y yo tiemblo por lo que acaba de decir.

- Eso haré, TaeTae - le dice mi hermano que mira a Taehyung como si fuera su héroe.

- Buen chico - le revuelve el pelo.

Una vez ayudamos a mi hermana a recoger todo, Tae se despide de mi familia, que lo llenan de besos y abrazos y le obligan a prometer que regresará pronto.

Salimos y corremos hasta mi casa. Es diciembre y hace un frío de mil demonios. Una vez cierro la puerta de mi casa, me abalanzo sobre él. Sus labios me reciben gustosos. Salto y enredo mis piernas en su cintura. El me agarra por el trasero. Acaricio su pelo mientras no dejo de besarle. Me encanta besarle, pero hoy necesito más.

- Vamos a la cama... ¡Hace frío! - pongo un puchero que Tae se encarga de quitarme con otro beso.

Me mira dudoso, pero realmente hoy hace mucho frío así que me lleva hasta la cama y me arropa. Él se tumba junto a mí, pero fuera de las mantas.

- ¿Mejor así?

Frunzo las cejas porque me tiene harto. Tiro de la ropa de cama que está aplastando. El muy cabrón no se mueve ni medio centímetro. Tiro con todas mis fuerzas hasta que lo consigo. Una vez libero la colcha, nos tapo a ambos hasta por encima de la cabeza. Me acurruco junto a él. Estamos uno frente al otro. Me abraza por la cintura, el muy cabezón. Apoyo mi cabeza en su hombro y le abrazo de vuelta. Me encojo al sentir el calor que desprende su cuerpo. Acaricio su abdomen por encima de la chaqueta del uniforme. Estoy deseando sentir su piel y fundirnos. Le desabrocho despacio los botones de la chaqueta. Su respiración de densifica, pero me deja continuar. Sigo con los botones de su camisa. Una vez desabrochada, acaricio su torso por encima de la fina tela de la camiseta interior. Cuelo la mano debajo de la camiseta y, por fin puedo disfrutar su piel. Me agarra la muñeca, pero me permite acariciarle. Subo la mano por su abdomen hasta su pecho. Al llegar a uno de sus pezones, lo pellizcó con delicadeza y puedo sentir como se pone duro, como un pequeño guijarro. Sonrío al recordar todas las veces que Tae se entretuvo más de la cuenta, jugando con mis pezones. Le escucho sin leve jadeo y ataco su otro pezón. Desciendo mis dedos por su piel hasta su bragueta. Me encuentro una gran erección. Me siento satisfecho de poder encenderle así. Acaricio su polla con los dedos. Cuando estoy convencido de que por fin vamos a follar, me agarra la mano y me la aparta.

Hanguk Jeonjaeng 🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora