Capítulo 6

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Taehyung

Le veo irse detrás de sus amigos. Siempre que le busco ese amigo enano suyo está colgado de su cuello. Y me pone de los putos nervios. Veo el cariño con el que Jungkook le trata y me matan los celos. Yo nunca he tenido a nadie que me mire así. Miento. Una vez lo tuve, pero la jodí.

Veo que los cinco se marchan juntos y les sigo por pura inercia. Para mi sorpresa, se meten en un cementerio. Pasan un largo rato allí. Lloran y se abrazan e imagino que habrán perdido a un buen amigo en esta jodida guerra.

Se que debería marcharme y darle el espacio que me ha pedido, pero de verdad quiero consolarle. Que sepa que puede contar conmigo. Que me importa.

Ayer, después de acostarme con él, me hubiera encantado quedarme a dormir con él. Tengo la sensación que he perdido demasiado tiempo y estoy deseando recuperarlo, pero me sentí tan perdido. Yo nunca había deseado compartir mi tiempo con nadie. Pero cuando se marchó de la academia, me di cuenta de que me encantaba estar con él.

Cuando anochece, deciden marcharse y es entonces cuando cruzamos miradas. Se despide de sus amigos y viene derecho hacia mí. Veo un gesto de enfado en su cara. No le ha hecho gracia verme allí. Tengo que ser valiente y decirle que estoy aquí para lo que necesite. Si puedo hacer algo que esté en mi mano, lo hare.

Eres lo único que tengo.

Llega y me agarra de manera brusca y me lleva detrás de un edificio abandonado.

- ¿Qué cojones haces aquí? - me grita.

- Yo... - pero no me deja hablar.

- Te he pedido un día... ¡Un puto día! - me pone el dedo índice delante de la cara - Pero no. Has tenido que seguirme - me empuja por el pecho contra la pared. - Qué quieres, ¿follarme? ¿Qué te haga una mamada? Muy bien - me dice con rabia llevando las manos a mi bragueta e intentando soltarme el cinturón. Agarro sus manos y le impido que siga.

- ¡Jungkook! Para... - intento que me escuche.

- ¿Qué? Tranquilo, nadie puede vernos aquí - sisea.

Al no dejarle que me desnude, entonces empieza a desabrocharse la chaqueta de su uniforme. Veo dos enormes lágrimas caer por su rostro y me pata la pena. Yo nunca había sentido lástima más que de mí mismo y no sé qué hacer. Tira la chaqueta al suelo y entonces empieza a desabrocharse el pantalón. Se lo baja junto con el calzón. Se pone de rodillas sobre la chaqueta para no lastimarse las rodillas, poniéndome el culo en la cara.

- Fóllame... - susurra

- Jungkook... - no puedo moverme. Sólo sé que me mata verle así.

- ¡FÓLLAME! - grita mirándome por encima de su hombro. - Al fin y al cabo, yo sólo soy un par de agujeros de mierda que poder follarte... - su discurso va perdiendo fuerza hasta convertirse en una llantina que no puede controlar.

Me acerco a él por la espalda y con cuidado, le pongo una mano en el hombro. En cuanto le toco, tiembla de miedo y me siento la mayor escoria de la tierra. Le abrazo con fuerza pegándomelo al cuerpo. Me siento en el suelo y le obligo a sentarse en mi regazo. No tiene fuerzas ni para resistirse. Mi corazón late desenfrenado, nervioso por lo que acaba de hacer. Soy consciente de que soy un monstruo para él. Temeroso por su reacción, le acaricio despacio la espalda. Al principio se tensa, pero está tan agotado que finalmente me permite que le toque mientras llora sobre mi pecho. Le tomo una de las manos y entrelazo mis dedos con los suyos porque no sé qué más hacer. Me alivia infinitamente que no me rechace. Espero a que se tranquilice antes de hablar.

- Lo siento, Jungkook - consigo decir.

- No. Yo soy quién lo siente. Perdóname - me habla, pero parece un muerto. No hay emoción alguna en sus palabras.

Se levanta y se viste y yo sólo puedo mirarle. Me pongo de pie y espero a que termine. Sin decir nada más, vamos hacia su casa. Es tarde, así que cuando llegamos, sus hermanos están dentro.

- Pasa - me dice abriendo la valla para que pase.

- No voy a entrar.

- Por favor, perdóname - me suplica. - Hemos perdido a un muy buen amigo. Hoy nos han dicho dónde estaba enterrado y hemos querido ir a despedirle, pero te prometo que nunca más voy a negarme a estar contigo - agarra las solapas de mi uniforme con fuerza, desesperado. Maldigo internamente. - Entra, Teniente.

Tienes miedo de que vaya a castigarte.

- Siento lo de tu amigo - trago duro. - Y siento no haber respetado lo que me has pedido - una pesada piedra cae en mi estómago. Es incomoda y dolorosa. Una mezcla de culpa y pena. Quiero marcharme porque no puedo seguir mirando esos ojos inundados en tristeza. - Y no vuelvas a llamarme Teniente nunca más, por favor - y esta vez soy yo quien suplica.

- Taehyung... entra - acaricia mi mejilla y pega su cuerpo al mío con clara intención de tentarme.

Me da un escalofrío en cuanto sus dedos tocan mi piel. No lo hace porque le nazca hacerlo ni porque yo le esté provocando algún tipo de sentimiento. No quiere mi compañía. No quiere acostarse conmigo. Lo hace por pura supervivencia. Me aparto de él como si sus dedos me hubieran hecho daño. Como si su tacto fuera tóxico. Su amabilidad es una patraña y me asquea.

Es mentira.

- Adiós - le digo antes de marcharme de allí a la carrera.

No quiero que me vea llorar. No puede ver lo débil que soy. Y por primera vez, desde que se marchó de la academia, me arrepiento de haberle buscado. 

Hanguk Jeonjaeng 🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora