Capítulo 4

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Jungkook

- ¡Joder! Me duele la cara de tanto sonreír - digo masajeándome los carrillos.

Tienes dos caras, cabrón.

Se gira y me mira a los ojos directamente. Puedo ver hambre en ellos. No es la primera vez que me mira así y sé perfectamente cómo va a acabar esto. Estoy muy tentando de mandarle a la mierda y exigirle que no vuelva a mi casa, pero entonces recuerdo el tipo de persona que es. Malo y traicionero. Dominante y opresor.

El sanguinario.

Y tengo miedo por mi familia. Temo que si no accedo a sus deseos les haga daño a mis hermanos. Ya he perdido a demasiados compañeros. La guerra me arrebató a mis padres y a Hobi y no quiero perder a nadie más.

- ¿Tu hermana es el único sustento de la familia? - me pregunta y yo asiento. - ¿Paga también tu matrícula escolar? - vuelvo a asentir.

- Nuestros padres murieron durante la guerra. Estamos completamente solos - digo con tristeza.

- He ganado mucho dinero en el ejército. Es tuyo si me dejas volver a tenerte como antes - me dice para seguidamente agarrarme con fuerza los brazos, inmovilizándome.

- E... espera - intento zafarme. - No... para... ¡Suéltame! - le grito.

- Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que follamos, pero no creo que sea necesario que te recuerde cómo eran las cosas entre nosotros, ¿verdad? - me agarra por las muñecas.

¿Cómo podría yo olvidar todas las veces que me forzó a tener sexo con él? Cuando dejé la academia rezaba a diario para no tener que volver a verle. Y una vez terminó la guerra, no pensé en que tendría que volver a vivir esta pesadilla. Pero no tengo otra alternativa si no quiero que acabe perjudicando a mi familia. Me rindo y le guío para que me siga.

- Esta es mi casa. Está alejada de la de mi hermana así que no nos escucharán - me avergüenzo en cuanto digo las palabras en voz alta.

Empiezo a temblar como una hoja, muerto de miedo. Me arrodillo en la cama y sin mirarle, le pido una última condición.

- Por favor, no le cuentes esto a nadie. Ni a mi hermana ni en la escuela. Es lo único que te pido - hago un esfuerzo por no echarme a llorar.

Siento el colchón hundirse cuando se posiciona de rodillas, detrás de mí. Me abraza por la espalda y acerca sus labios a mi oído.

- Sé que tú también deseas esto - me dice el muy gilipollas y me encantaría gritarle que no. Pero está siendo amable. Si va a acabar follándome de todas maneras, pues por lo menos, que no me haga daño.

Sus manos desabrochan hábilmente mi uniforme. Sonrío amargamente pues recuerdo que siempre fue muy hábil con las manos.

- Estás muy guapo con este uniforme - susurra en mi oído.

Sus manos acarician mis pezones sobre la camiseta que llevo y no puedo evitar dejar escapar un jadeo. Nadie me ha vuelto a tocar. Él fue el último. Él fue el único.

Levanta mi camiseta hasta mi barbilla y me acaricia el pecho, el estómago y la tripa. Se entretiene en los músculos de mi abdomen. Baja la mano hasta la bragueta de mi pantalón y me acaricia la entrepierna.

Con cuidado, me tumba sobre la cama y se deshace de mi pantalón y de mi calzoncillo en un solo movimiento. Su mano, viaja hasta mi polla. Me acaricia con cuidado. Con demasiado cuidado y tengo miedo de que sea un juego para acabar lastimándome. Pero el dolor no llega nunca. Su mano bombea mi pene hasta que se me pone duro como una piedra. No recuerdo la última vez que me corrí así que creo que voy a durar muy poco como siga tocándome así.

- Oh!... Dioooos... - No puedo dejar de gemir. Me siento demasiado bien haciendo algo demasiado malo.

Veo cómo se chupa dos dedos y los lleva a mi entrada. Intenta meterlos a la vez, pero no puede pues estoy demasiado estrecho y demasiado nervioso. Tengo miedo a que le enfade tener que ir tan despacio, pero su enfado tampoco llega. Al contrario, con calma me mete un dedo, despacio, dándome tiempo para que me acostumbre. Su actitud me descoloca. Cuando mi culo se dilata un poco, mete el segundo dedo. Los mueve y rota sin descanso hasta que toca ese punto que me hace delirar. Había olvidado lo bien que se siente. Abro las piernas dándole total acceso. Vuelve a acariciarme en el mismo punto con la punta de los dedos y jadeo desvergonzadamente.

- Creo que ya estás preparado para mí - me dice agarrándome por la nuca mientras me mira a los ojos. Por un momento creo que va a besarme. Me aparto de él de manera automática. Y por una fracción de segundo, veo decepción en ellos. Pero en seguida me da la vuelta y me coloca a cuatro patas.

- Esta siempre fue tu posición favorita. Por detrás, como una perra - me dice con rabia.

Era mi posición favorita porque así no tenía que verte la cara, mamón.

Sin darme tiempo a prepararme, se clava en mi culo hasta las putas pelotas. Con tal ímpetu, que caigo de bruces contra el colchón. El aire se queda atorado en mis pulmones por la impresión. Sin darme tiempo a nada, comienza a follarme como un puto animal.

- ¡Teniente! - grito por la impresión.

- No, bonito. Ahora soy un simple estudiante como tú - me dice agarrándole con fuerza por las caderas mientras me taladra el culo.

Me folla rápido y de manera desordenada. Puedo escuchar su respiración agitada en mi espalda. Parece desesperado. Yo estoy volviéndome loco porque cada vez que se empuja dentro de mí, la punta de su polla acaricia mi punto dulce. Con unas pocas penetraciones más, me corro sobre las sábanas de mi cama mientras gimo. En cuanto las pareces de mi culo se estrechan por el orgasmo que acabo de tener, Taehyung se corre dentro de mí.

Cae desplomado sobre mi espalda. Tardamos unos segundos en recuperar el aliento. Soy incapaz de moverme porque no sé muy bien qué acaba de pasar. Se supone que debería haber odiado este encuentro... pero realmente lo he disfrutado, aunque haya sido con él.

Se coloca detrás de mi espalda y disimuladamente me pega a su cuerpo. Me quedo estático. Acaricia con la punta de los dedos mi cadera. Estoy atónito, ya que él nunca antes me había tocado así. Todavía no acostumbrándome a esta proximidad, siento como acerca su nariz a mi pelo y aspira fuertemente y me parece distinguir que me besa en pelo. No puede ser. Lo he debido de imaginar. Decido girarme para verle la cara y el alma abandona mi cuerpo cuando veo que me sonríe. Y por primera vez en todo el día, puedo ver que su sonrisa es real. Despacio, acerca su cara a la mía y yo me quedo muy quieto. De nuevo creo que va a besarme y en mi fuero interno dudo si quiero que lo haga o no. Debo de estar volviéndome loco. Cuando nuestras narices se rozan tiemblo de pies a cabeza. Entonces Taehyung recupera la cordura. Se pone rojo como un tomate y se levanta de la cama como un rayo. Se recoloca el uniforme a toda velocidad de espaldas a mí. Cuando termina, gira la cara sobre su hombro para que no pueda ver su más que notorio sonrojo.

- Hasta mañana... Kookie - dice justo antes de salir corriendo.

- Hasta mañana... - contesto, pero él ya se ha ido.

Huye dejándome sólo, con mil preguntas rondándome la cabeza y con un beso no dado, picándome en los labios.

Hanguk Jeonjaeng 🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora