Capítulo 16: Más.

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De repente, el cuerpo de Xia es jalado hacia atrás, y su espalda choca contra un torso firme y duro. Siente el olor embriagador a hierbas y café que invade sus fosas nasales mientras los brazos de Zien la rodean con posesividad. Sus ojos lanzan rayos violentos hacia su alfa.

—¡Zien! —exclama la castaña sorprendida. —¿Qué sucede?

Pero el lobo negro mantiene su mirada amenazante clavada en Meir, quien no emite palabra alguna. Enfadado, Zien decide llevarse a Xia de allí, jala de su brazo y la conduce lejos del alfa. Ellos entran en la cueva y se dirigen a la parte más alejada del resto, donde solían dormir.

—¿Qué te sucede, Zien? —pregunta ella nuevamente, al no haber recibido respuesta antes.

Él se detiene en seco y gira para mirarla a los ojos. Sus mejillas están sonrojadas y las gotas caen de su cabello.

—¿Recuerdas cuando te dije que me hacías sentir extraño? —la interroga. Una ola de calor invade el cuerpo de Xia al recordar la escena en la laguna, antes de que perdiera la consciencia. —Sigue sucediendo —confiesa tiernamente.

Ella lo admira en silencio. Aquella bestia feroz a la que se habían referido como "demonio" está frente a sus ojos, empapado y sonrojado, confesándole tímidamente cómo se siente. Zien continúa:

—Por eso tuve que ir a refrescarme a la laguna. Tenía que limpiar las ideas impuras que aparecían en mi mente. Verte me hace pensar en cosas extrañas —ahora el lobo intenta cubrir su vergüenza y su rostro con una de sus manos, lo cual solo lo hace ver aún más tierno.

Sumado a lo apetitoso que Zien se ve en ese momento, a la conversación que había tenido con el alfa hacía solo un momento y a la evidente ignorancia que el lobo tiene sobre lo que él mismo siente, Xia no puede contener sus ganas y lo besa.

Sus labios se encuentran una vez más en un cálido beso, pero lo que comienza como una unión inocente se transforma gradualmente en algo mucho más intenso y apasionado. Bajo la influencia del lobo, el beso se vuelve una muestra desbordante de pasión y necesidad. Cada segundo que pasa, la intensidad del beso aumenta. Zien arrincona a Xia contra la pared, sin dejar de devorar sus labios, como si deseara absorber cada partícula de vida de su ser a través de su boca. La lengua del lobo se abre paso entre los labios carmesí de ella, jugueteando con ardor y llevando la experiencia a un nivel aún más enérgico.

Finalmente, la falta de aire los obliga a separarse. Sus pechos se elevan y descienden violentamente, ambos jadeando y anhelando recuperar el aliento. A pesar de la necesidad de recuperarse, ninguno de los dos puede apartarse, sus cuerpos siguen íntimamente cercanos, como si el magnetismo entre ellos fuera irresistible.

—Creo que tendré que... ir a mojarme nuevamente... —confiesa el morocho entre jadeos. Apenas puede articular palabra, pero en ese momento de pausa, sus miradas se encuentran, y en sus ojos se refleja una mezcla de deseo, sorpresa y una conexión profunda que trasciende las palabras. Están sumidos en un torbellino de emociones abrumadoras, incapaces de negar el magnetismo que los atrae irremediablemente el uno al otro. Zien analiza detalladamente el rostro de Xia, y la poca consciencia que le quedaba se pierde por completo en la lujuria.

La humana mira a Zien, aún deslumbrada por la intensidad del momento que acaban de vivir. Sus labios están hinchados y entreabiertos, buscando desesperadamente recuperar el aliento. Sus mejillas están teñidas de un tono carmesí, ardientes y enrojecidas. Sus ojos brillan con un deseo profundo y sus emociones están en un torbellino de excitación y confusión.

Un sutil aroma embriaga el aire a su alrededor, emanando de Xia y envolviéndolos en una nube de feromonas que despiertan los instintos más primarios de Zien. La subida de estas sustancias químicas provoca en él una reacción visceral e irresistible. Movido por una fuerza magnética, Zien une nuevamente sus labios con los de Xia en un encuentro cargado de intensidad. Un gemido contenido escapa de los labios de ella, ahogado por la pasión desenfrenada que se desata entre ambos.

El beso se vuelve un torbellino de emociones, donde cada roce de los labios se convierte en una explosión de deseo. Zien mordisquea juguetonamente los labios carmesí de Xia, provocando una mezcla de placer y dolor que aumenta la tensión entre ellos. El aliento agitado se entrelaza en el espacio compartido, mientras sus miradas penetrantes se encuentran y se sumergen en la profundidad del deseo mutuo.

El pulso acelerado de ambos es un eco del frenesí emocional que los consume. Cada latido del corazón es un recordatorio constante de la química intensa y poderosa que fluye entre ellos. El aroma de las feromonas se vuelve más intenso, mezclándose con el aire cargado de excitación y pasión. Es como si el universo entero se hubiera reducido a la esencia misma de su atracción mutua.

En ese instante de deseo desenfrenado, la debilidad se apodera de sus rodillas y ambos se dejan caer lentamente por la pared, encontrando refugio en el suelo. Xia, sintiendo el frío contacto del suelo bajo su trasero, mientras Zien, arrodillado frente a ella, aprovecha la cercanía para descender con besos húmedos desde su boca hasta su cuello. Cada roce de los labios del lobo contra la piel sensible de Xia envía una corriente eléctrica a través de su ser, despertando una necesidad voraz de más.

Mientras los labios de Zien trazan un camino de pasión y deseo en el cuello de Xia, los gemidos involuntarios mezclados de jadeos escapan de sus labios sin control. Para acallarlos, Xia recurre a usar su propia mano, cubriendo su boca mientras el placer que la invade es abrumador.

La lengua del morocho se desliza con exquisitez sobre la piel expuesta de ella, sus mordiscos añaden un toque salvaje y excitante que la sumerge aún más en la vorágine de sensaciones, haciendo que su piel se erice y sus sentidos se agudicen. El tiempo se desvanece y solo existe el aquí y ahora, donde la unión de sus cuerpos se convierte en un templo de sensaciones indescriptibles.

En medio de ese torbellino de emociones, una mano curiosa se aventura en busca del borde de la camiseta de Xia. Con una delicadeza envidiable y una lentitud que contrasta con la pasión desenfrenada que los envuelve, Zien desliza sus dedos sobre la piel desnuda de su abdomen, ascendiendo con ternura por sus costillas hasta llegar al nacimiento de sus senos. Cada roce de los dedos del lobo sobre la suave y cálida piel de Xia despierta una sensación de ardor y anhelo que se propaga a lo largo de su ser, alimentando la llama del deseo en ambos.

De repente, un chorro de agua fría cae inesperadamente sobre la cabeza de Zien, empapándolo por completo. La sorpresa lo deja momentáneamente aturdido, y al voltear su mirada, se encuentra con Meir sosteniendo una cubeta en brazos, luciendo una actitud despreocupada.

—Para que se te enfríen las ideas —le advierte el alfa. El impacto del agua helada sobre su cuerpo hace que Zien vuelva a la realidad, sacudiendo la neblina del deseo que lo envolvía.

Como un cachorro mojado, Zien se disculpa torpementecon Xia, que aún intenta recuperarse del intenso embate de sensaciones. A pesarde su vergüenza, internamente la castaña no está segura de haber deseado queaquel momento terminara tan abruptamente.


Nota: Si les interesa leer más y ver cómo se desarrolla esta historia, háganmelo saber en los comentarios 🥰 esta es una historia terminada, y todavía existen más de 10 capítulos que no fueron publicados. Saludos

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