Capítulo 31: El llamado, la manada y la imprimación.

537 45 1
                                    

Para los lobos, el lazo que los unía a su manada era una conexión única y profunda, pero no se asemejaba al amor fraternal que los humanos podían experimentar. Desde su nacimiento, compartían tiempo con sus progenitores y otros miembros de la tribu de origen, pero siempre había una llamada más poderosa que resonaba en lo más profundo de su ser. Era el vibrar constante de su propia manada, y no pasaba mucho tiempo antes de que cada lobo sintiera el ineludible llamado que los impulsaba a unirse a ella.

El concepto de "padres" en el mundo de los lobos difería significativamente del de los humanos. Si bien los lobos reconocían a aquellos que los trajeron al mundo, no se formaba un vínculo de apego como el que los humanos sentirían hacia sus padres. Eran seres que les dieron vida, pero no se les imponía una obligación emocional de quedarse a su lado. El sentido de pertenencia, protección y cuidado radicaba en su manada, y era allí donde encontraban su verdadera familia.

Aunque algunas crías podían ser cuidadas con afecto por "madres" comprensivas, siempre existía la comprensión de que ese lazo era temporal y que abandonarían su lado una vez que el llamado de su manada llegase a ser imperativo.

Este llamado era una fuerza intensa, ineludible y casi adictiva. Para algunos lobos, se manifestaba como un rayo atravesando su cuerpo de manera constante, aunque sin causar dolor. Era una sensación extraña pero a la vez fascinante, que los impulsaba a ceder ante su lado más salvaje y a seguir el rumbo trazado por la naturaleza misma.

Otros describían esta llamada como un sentimiento interno abrumador y embriagador. Cuando estaban cerca de su manada, una sensación poderosa les invadía y casi los cegaba, como si fueran a reencontrarse con una parte esencial de su ser que había sido robada. Era como si sus almas finalmente se encontraran, completando un puzle que había estado incompleto por mucho tiempo.

Tras atravesar el trascendental llamado, los lobos de la manada se encuentran unidos por un vínculo de una intensidad sobrecogedora. Es como si un hilo invisible e irrompible los conectara a todos, permitiéndoles sentirse como una sola entidad. Cada lobo comparte un nivel profundo de empatía y comprensión con los demás miembros de la manada, una conexión que va más allá de las palabras y trasciende las barreras físicas.

Esta unión genera una electricidad imaginaria que recorre sus cuerpos cuando el alfa da una orden. Cada lobo siente la fuerza imponente de esa voluntad y se ve compelido a obedecer sin cuestionarlo. No hay espacio para el desafío, solo la aceptación inmediata y un respeto inquebrantable hacia el liderazgo del alfa.

Sin embargo, este vínculo excepcional también tiene sus consecuencias. Los lobos, debido a su intensa conexión con su manada, son incapaces de experimentar el amor fraternal hacia sus crías, y las crías tampoco pueden amarlos en ese sentido. Aunque en un principio pudiera parecer que existen sentimientos reales, todo cambia radicalmente con la llegada del llamado. Esa llamada interna y poderosa que los impulsa a unirse a su manada verdadera, trastoca sus emociones y cambia la perspectiva con la que miran el mundo.

Y entonces, llega la imprimación. Un fenómeno que trastorna aún más las concepciones que tenían sobre sus emociones y la forma en que interactúan entre ellos. La imprimación es un lazo mucho más profundo y sagrado, que va más allá de lo que podrían haber imaginado. Es una conexión a nivel del alma, una unión eterna e irrompible con otro lobo que los complementa de forma perfecta.

La imprimación es un lazo sagrado y profundo que va más allá de toda comprensión y control. Cuando un metamorfo se imprime en un lobo adulto o pequeño, experimenta una atracción gravitacional hacia esa persona que lo envuelve en un calor incandescente. En ese momento, todo en su vida se vuelve secundario, y solo la impronta es lo que realmente importa. Se siente impulsado por una necesidad abrumadora de complacer y proteger a su alma gemela, y hará cualquier cosa para asegurarse de que esté a salvo y feliz.

WollifDonde viven las historias. Descúbrelo ahora