Caprichos del destino

Capítulo 2

Harry.

Llevaba una maldita hora intentando concentrarse en el informe que tenía delante. Una hora que no hacía más que pensar en el chico de ojos azules que se ha encontrado en la sala de juntas.

No entiende por qué no puede dejar de recrear la escena en su cabeza. Vale que el chico es hermoso, no lo va a negar, sus ojos son de otro mundo, tampoco lo va a negar, pero sobretodo no podía evitar sonreír al recordar lo nervioso que se había puesto y como había comenzado a hablar de esa manera tan rápida y graciosa, a la vez se le hacía dulce. La cuestión era que él apenas sonreía a nadie. Menos mal que se había podido aguantar en su presencia.

Con el paso de los años había perfeccionado esa técnica, era una persona seria y profesional dentro de la empresa, aunque sus amigos le considerasen igualmente serio fuera de ésta tenía sus momentos.

Le gustaba estar tranquilo en casa, leer un buen libro con una copa de vino cerca de la chimenea, relajarse tomando algo de sol en su terraza, ver una película en la gran pantalla sin interrupciones, y de vez en cuando salir o quedar con sus amigos a cenar. No tenía muchos amigos, sí muchos conocidos, pero para que él considerase a alguien amigo tenía que ser porque le tenía confianza como para dejarlo entrar en su vida, si no, se quedaban simplemente en conocidos.

Sus amigos constaban de Zayn, su más antiguo amigo, él trabajaba en la misma empresa, era el diseñador e ilustrador. Tenía un gran talento, fue fácil introducirlo en el puesto. Después está Liam, jefe de recursos humanos, con el que Zayn lleva saliendo un par de años ya que se conocieron en la empresa. También está Sarah, y cómo olvidarse del más molesto, Niall, pero en estos momentos está de viaje a su país natal pasando una temporada con su familia.

Claro que puede considerar a tres o cuatro personas más sus amigos, pero no tan allegados como ellos. Ahí se acaba la lista. Y no tiene intención de que se amplíe.

La empresa la fundó su abuelo, después pasó a manos de su padre el cual consiguió elevarla a los más altos niveles. Es conocida mundialmente ahora, y tiene diferentes facciones; producción, montaje, publicidad, hoteles, inmobiliarias y en la que dirige él, comercio electrónico y servicios en la nube.

Le encanta lo que hace, se siente bien controlar en lo que trabajas, desde pequeño sabía que su vida estaría enlazada a esta empresa, lo bueno que hizo su padre es dejarle escoger la rama en la que quería trabajar, él eligió esta, le fascinaban las nuevas tecnologías y lo mucho que estaba creciendo todo el mundo del comercio online.  (Para entendernos, sería un poco tipo Amazon)

Se frota la cara para sacar todos los pensamientos de su cabeza, le pide a su secretaria un café bien cargado y se vuelve a poner manos a la obra, necesita prepararse la reunión de mañana, le gusta tener controlado los temas que se hablan.

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Hacía una semana del encontronazo con ese tal Louis Tomlinson, le había estado viendo por la oficina, su mesa está posicionada a unos metros de la puerta de su despacho, no queda cerca pero cada vez que sale para ir al ascensor o a otra sala tiene que pasar por delante.

No han vuelto a hablar, no han coincidido en la misma sala como aquel día, no es que él lo haya estado pensando... claro que no. Tampoco admitirá que en vez de llamar a su secretaria todas las veces por el teléfono sale a la puerta de su despacho.

Sus comisuras se elevan un poco cuando recuerda como le escuchó ayer tararear una canción mientras trabajaba, él salía del ascensor, pasaba cerca de su mesa y éste todavía no se había dado cuenta, estaba tan concentrado haciendo lo que sea que estuviera haciendo que tarareaba sin ninguna vergüenza. En cuanto vio que era él el que estaba cerca se calló de golpe y se puso tan colorado como un tomate. Quiso reírse ahí mismo, esa era una nueva sensación para él, por suerte aguantó hasta llegar a su despacho.