Capítulo 25

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Louis.

Como todo en esta vida lo bueno no puede durar eternamente. La vida después de estar comprometidos era simplemente fantástica, no es que hubiese cambiado en nada, pero se sentía diferente, se sentía más feliz y extremadamente dichoso de saber que el destino le había concedido el capricho de poder pasar el resto de su vida junto a esa excepcional persona.

Así que después de llevar apenas una semana con el fantástico anillo en su dedo anular se encuentra realizando su trabajo en las oficinas de Edora&CO, Harry le había dicho que podría cogerse ya la baja y descansar en casa, no había necesidad de que siguiese trabajando durante una buena temporada, él se encargaría de todo, pero obviamente le dijo que no, ya se sentía bastante aprovechado como encima ni si quiera trabajar unas horas.

El rizado le propuso un mes más y después descanso hasta que el pequeño bebé que venía en camino pudiese ir al jardín de infancia, pero no con meses, al menos que tuviese un año para que disfrutase de jugar y aprender cosas. Le prometió que su puesto estaría esperando por él.

Entonces aceptó el trato, aunque tenía un plan, quería aprovechar los tres meses que le quedaban para empezar algún otro curso de algo relacionado con las tareas que ahora estaba realizando. Que estuviera comprometido con el jefe de todo no significaba que quisiera subir de puesto sin merecérselo, así que lo intentaría estudiando.

La mañana había sido algo intensa, en unos días tendrían una reunión muy importante con unos proveedores que darían un margen muy beneficioso para la empresa y eso tenía a todo el mundo de los nervios. A parte si todo salía correctamente se realizaría un pequeño coctel para todos los trabajadores y los nuevos participantes.

Berta le miraba siempre mal, supone que se imagina algo ya que siempre acude por voluntad propia o por llamados de Harry a su despacho, pero también cree que es porque él se está aprovechando de su jefe por estar embarazado. No se imagina que el rizado es el padre.

Un dolor en el vientre bajo le hace quedarse estático en el sitio y abrazar rápidamente su barriga. Es más como un pinchazo horrible que casi le hace gritar allí en medio. Pasan unos segundos de respiraciones fuertes y se le calma. Se levanta para ir a por un poco de agua pero al dar un solo paso vuelve a ocurrirle pero todavía más fuerte.

No puede evitar gritar mientras se retuerce de dolor. Antes de que ninguno de sus compañeros reaccione cae al suelo hecho un ovillo intentando calmar el dolor, pero no hay manera, los pinchazos no cesan y teme lo peor.

Un compañero comienza a preguntarle qué es lo que pasa, qué le ocurre, pero no puede enfocarle ni si quiera la cara. Sabe que hay más gente a su alrededor, todos preocupados y sin saber bien que hacer. Escucha alguna voz indicando que llamen a una ambulancia y entonces él se alarma.

"Harry, llama a Harry." consigue decir, todos extrañados por no saber a quién se refiere. "Styles. Llamar a Styles." alguien sale corriendo hacía el despacho.

No ha pasado ni medio minuto que siente como dos grandes manos se aferran a su cuerpo.

"Lou. Cariño. Respira." se aferra con una mano a su americana, haciendo un puño en ella para que no se aleje de él y a la vez intentar calmar el dolor. "¿Alguien ha llamado a la puñetera ambulancia? ¿Pues por qué todavía no ha llegado?" Grita furioso. Aunque Louis sabe que es temor y no enfado.

"Ha-Harry... el niño." balbucea. El rizado lo incorpora un poco acunándolo en su pecho y chistando.

"Shh. Shh. ya está precioso, no va a pasar nada, todo va a estar bien, mi vida." Lo coge al estilo nupcial y va hacía el ascensor.

Le importa muy poco que ahora toda la planta sepa que están juntos, lo único que quiere es tenerlo lo más cerca posible y saber que su hijo va a estar bien. Es lo más importante.

Caprichos del destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora