Capitulo 9

31 5 0
                                    

Bajo las escaleras para desayunar, los murmullos por toda la casa no me han dejado dormir un poco más por lo que me obligue a levantarme de la cama, tenía planeado dormir hasta tarde porque suspendieron las clases por mantenimiento y los de limpie...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Bajo las escaleras para desayunar, los murmullos por toda la casa no me han dejado dormir un poco más por lo que me obligue a levantarme de la cama, tenía planeado dormir hasta tarde porque suspendieron las clases por mantenimiento y los de limpieza tenían que hacer su trabajo sin nadie recorriendo los pasillos, hoy era un día para descanso o para hacer todas esas cosas que no se hacen libremente por asistir al instituto, aunque es más para el resto, para mí, en cambio es un día sin saber que hacer.

Aquí me encuentro, entrando a la cocina, lo primero que capta mi atención es a mamá y Pedro, hablando, Sara está a un lado de ambos tratando de llamar la atención de sus padres pero estos le hacen caso omiso por lo que al verme cambia de objetivo y viene tras mí, una vez frente a mi me abraza, pero está solo logra rodearme por la cintura.

¡Lucí! — chilla ella muy emocionada soltándome.

Hola Sara — Digo, sentándome a comer ya que mi comida está servida sobre la mesa y se encuentra tapada esperando por mí.

Le regalo una sonrisa a la pequeña junto a mí, pero se acerca más hasta mi para que note que falta algo, se lo que busca por lo que me acerco a ella dándole un beso en su pequeña frente, haciendo que me abrace muy fuerte y me diga que me quiere.

Asiento en respuesta y veo al resto de integrantes que hay en la mesa.

Saludo a Pedro tan solo con pronunciar su nombre y a mi mamá le pido la bendición, ambos me devuelven el saludo, me volteo sin intenciones de entablar una conversación mientras ingiero mis alimentos.

Ya han pasado dos largas semanas desde que tuve la pesadilla dónde me veía entrando en ese hospital, llegando a la habitación y encontrando el cuerpo de Él inerte junto con el mío a tan solo unos metros, dos días después de la última pesadilla que me envió al psicólogo por el desmayo, volví a tener otra, pero logré controlar los ataques de ansiedad a tiempo, mamá no escucho mis gritos y los días corrieron como el resto, no he vuelto a tener pesadillas pero no se si alegrarme por el hecho de no tenerla o si empezar a temer al momento en que las vuelva a tener, todo porque cada que sucede, cada que dejó de tenerlas por un tiempo indefinido puedo decir que duermo muy bien pero con un miedo latente a que vuelvan mientras duermo y que estas se vuelan reales.

Aún desconozco la causa de mis pesadillas, la pregunta de por qué lo asemejó a Él con dichas pesadillas siempre me la hago, pero como si yo misma temiera la respuesta, huyo de ella y la evado.

No puedo negar que cada vez que las tengo es como si viejos recuerdos se abrieran en mi mente o pequeños escenarios son planteados de la peor manera, a medida que las pesadillas aumentan estas se vuelven más vividas, más reales, más dolorosas.

La risa de mi hermana me saca de mi trance haciendo que fije mi vista en ella y en el resto.

La semana pasada llegaron Pedro y Sara, mi padrastro y mi hermana.

Esta vez Cuento Mi HistoriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora