Capitulo 12

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Narra Lucí

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Narra Lucí

Estoy en la primera clase del día, hoy llegué tan temprano que apenas y abrían el instituto, luego de ése sueño no logré dormir nada, otra vez, lo intente y no lo logré, la verdad es que no entiendo nada de lo que pasó ¿qué cambió? Está vez fue un poco diferente a lo de siempre, pero definitivamente tengo que considerarlo una pesadilla, después de todo, estaba Él ahí, y todo lo que esté relacionado a Él, debo considerarlo parte de mi trauma, eso es lo que el psicólogo me ha dicho, me ha dicho que apesar de no saber quién es Él, tiene muy claro que su recuerdo es un factor el cual tienta con mi bienestar; mi mente es débil, por lo que todo en relación a Él me afecta lo suficiente como para verme envuelta en dicha situación.

— ¡Hey! que tal Lucí? — Pregunta Iliana, que se encuentra sentada a mi lado —  Te noto un poco decaída ¿Sabes que puedes contar conmigo, siempre?

— Sí? Gracias entonces.

— Puedes contarme todo lo que necesites, si algo te atormenta, aquí estoy si lo deseas.

— No te preocupes Iliana, me encuentro bien, solo pienso en unas cuantas cosas que me tienen distraída, no pasa nada.

Volteo hacia atrás y veo al idiota del nuevo sentado al lado de una chica conversando, esté se fija que lo estoy viendo y en respuesta me guilla el ojo, veo en su rostro formase una sonrisa ladina, tan arrogante que me hace querer verlo cuando su rostro se mantiene serio, lo he visto serio y parece más él, que con esa sonrisa que se le forma cada que me vé; mi cara se contrae en respuesta y mis ojos dan vuelta en señal de molestia, vuelvo a ver hacia el frente intentando borrar la sonrisa del idiota de mi mente.

La hora en la clase pasa tan rápido que apenas y he sentido un pequeño descanso de mi subconsciente, he podido disipar mi ansiedad al pensar en ese sueño, pero no he logrado sacarlo de mis pensamientos, una y otra vez las escenas se repiten en mi mente, el ciclo de este bucle no se detiene, avanza tan rápido que no me da tiempo para sostenerme o prepararme de la siguiente estocada, me aterra pensar que Él sufrió tanto y yo no estuve ahí para ayudarlo, me  duele recordar que no hice nada para despedirme, aún cuando sabía que esté podría partir, me duele mucho y aún así no quiero soltarlo, no quiero soltar lo poco que me queda de Él, por más que me lastime.

Al timbre sonar salgo a paso apresurado fuera del salón, recorro los pasillos del instituto sin detenerme, quiero llegar tan pronto como me sea posible, ya no tengo clases por el resto del día y me muero de hambre, ya que al salir de la casa no tome nada conmigo, al igual que yo, Sam y Tom también están libres y no tienen clases por el resto del día.

Lo más seguro es que me toque cocinar el almuerzo ya que mamá no debe encontrarse en la casa, Pedro debe estar trabajando, Sara debe estar con los abuelos y aunque la señora de mantenimiento de vez en cuando ayuda con la comida, muy poco suelo consumirla, no se que tiene su comida, Pero definitivamente no su fuerte.

Esta vez Cuento Mi HistoriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora