「 17 」

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¿Por qué?...

¿Por qué ahora?...

—S-suéltame...—sollozó Sunoo.

—Por favor regresa conmigo, prometo ser mejor y no tratarte mal.

—Sunghoon, sabes que le pertenezco a Yirina, tengo su marca.

—Entonces quítatela, regresa conmigo, te lo ruego.

Sus agarres se aflojaron, podía mover sus manos con facilidad, podía simplemente golpearlo y escapar, pero no había a dónde, estaban en la ciudad, no habían callejones cerca, solo estaban las casas. Suspiró. Sunoo intentó ponerse en pie pero Sunghoon se hizo pesado para que no se moviera, luego, la primera lágrima cayó sobre su rostro, estaba llorando.

—Sunghoon...sabes que soy de Yirina.

—Por favor perdóname...—murmuró en sollozos ocultando su rostro en su cuello— fui un asco Sonie...perdóname por favor

No sabía si creerle o no, de verdad parecía arrepentido pero Sunghoon era el rey de la actuación y no sabía si lo que estaba diciendo era en serio o solo lo estaba engañando para que se fuera con él. Tal vez solo podía hacer tiempo y esperar a que la policía llegara.

—Sunghoon...¿porque ahora me dices todo esto?, ¿porque no lo hiciste cuando podías?

—Hago todo esto solo para enorgullecer a mis padres, me desquitaba contigo y te decía muchas cosas...perdón, no tenías porque escucharlo, no tenías porque pasarlo. Perdón.

—¿Tus padres te sacaron de la cárcel... solo para regresar por mi?

Este asintió, se puso en pie y ayudó a Sunoo, luego lo abrazó y este se asustó al principio, era algo que jamás haría, o hizo cuando salían. Estaba asustado, sentía su propio corazón latir con fuerza, tanto que estaba seguro de que Sunghoon podía sentirlo. No quería corresponder a su abrazo, pero lloraba con tanto sentimiento que le comenzó a dar lastima, pensando que tal vez era cierto.

—Sunghoon...

—Abrázame por favor...

—Tienes que irte.

Y ahí todo pasó muy rápido. Sunghoon lo tomó a la fuerza de los brazos enterrando un poco sus uñas en estos provocando que este soltará un grito de dolor, y cuando conectaron su mirada las pupilas de Sunghoon se volvieron rojas, algo que creyó imposible estaba pasando. Sus lindos ojos, teniendo un profundo tono negro se habían vuelto rojos, era casi un demonio.

—¿Q-que?...

—Yo también soy como tú.

Dijo sonriente luego lo cargó con toda su fuerza arrojándolo hacia la cama de sus padres, antes de poder reaccionar se puso sobre él partiendo su camisa en dos descubriendo su espalda poniendo la punta de sus uñas en esta, era solo cuestión de presionarlas para pasar su piel y así perforarla. Sunoo cerró sus ojos con fuerza esperando que lo hiciera mientras se aferraba de las sábanas de la cama, sabía que pelear sería en vano, terminaría lastimado o peor.

—Solo tienes que regresar conmigo Sunoo...

—Por favor...basta.

—Tuviste tu oportunidad.

Y ahí comenzó a presionar mientras bajaba su mano rasguñando haciéndole un corte, provocando que Sunoo gritara de dolor tratando de encorvar su espalda o quitarlo de encima pero no podía. Con su otra mano, Sunghoon presionó la cabeza de Sunoo contra la cama dejándolo sin escapatoria, este abrió sus ojos un poco viéndose en el reflejo del espejo y se veía tan débil, tan frágil, tan estúpido todo porque era demasiado cobarde, todo porque siempre pensaba en que perdería, nunca ganó una pelea, así que nunca tenía la esperanza, pero, en ese momento, recordó a Yirina, en cómo se sentiría ella si lo viera así, y por primera vez, Sunoo tomó valor para pelear.

Soltó un fuerte suspiro, luego volvió a llenar sus pulmones de aire, después, se levantó de golpe haciendo que Sunghoon cayera al suelo. Al instante, sus ojos se volvieron rojos como los de él, se posicionó a cuatro patas aun sobre la cama volteando hacia él mostrando sus colmillos provocando que las orejas de Sunghoon cayeran por el miedo y sorpresa que le dió, nunca lo vió tan violento, nunca le mostró sus colmillos, nunca vió ese color en sus ojos.

—¿Crees que podrás ganarme?! —le preguntó en voz alta.

Este le gruñía mientras se seguía acercando a él a cuatro patas mientras este solo retrocedía, ahora era el que tenía miedo por cómo estaba actuando, pero no dejaría que eso pasara, no se iba a rendir. Rápidamente se tiró hacia él intentando rasguñarlo pero Sunoo lo esquivó soltando un zarpazo le dio en el hombro, luego se tiró sobre él cada quien intentando golpear al otro pero no podían. Sunghoon se puso en pie tomando un florero de su madre pero Sunoo brincó hacia él mordiéndole el cuello, este soltó un grito de dolor comenzando a retroceder sin ver hacia donde iba. Llevo sus manos a la espalda de Sunoo rasguñándolo pero este lo mordía cada vez más fuerte sacándole cada vez más sangre.

—¡Deja de hacer tanto berrinche!

Lo soltó del cuello esta vez quitándole el parche que tenía en su cara tirándolo a lo lejos, ahí, se bajó sintiendo su tibia sangre escurriendo por su cuello, la cual, no estaba nada mal. Aún a cuatro patas retrocedió dando oportunidad de rendirse o correr, pero Sunghoon solo presionaba con fuerza donde lo había mordido, cubriendo también en donde se suponía debía estar su ojo con la respiración agitada.

—¿Tanto te importa esa humana?...¡es inservible! te aseguro que no te quiere.

—¡Ella me quiere más de lo que tu estúpido corazón me pudo haber querido!

—Pero es humana, nosotros somos de la especie ¿porque quieres quedarte con ella? ¿que tiene de especial?

—Todo...es la persona más dulce y amable que conocí, y aún siendo humana usó de las reglas híbridas para poder quedarse conmigo lo cual dudo que haría otro humano.

—Pero mira lo que me hizo...¡mira! —quitó su mano de su ojo—Estuve al borde de la muerte por su culpa.

—Tu te lo buscaste —dijo entre dientes.

—¿Qué pasó con lo que me dijiste la primera vez que estuvimos juntos? respecto al odio de los humanos.

—Lo dije solo para agradarte, no odio a los humanos.

—¿Y todo lo que dijiste sobre nosotros?...¿sobre lo que sentías por mi?...

—Fue solo pasajero, olvídame por favor. Entiende que ya no me gustas.

—¿Y tus padres?...¿qué pasará con ellos?

—¿Ellos que tiene que ver con nosotros? —preguntó confuso y molesto.

—No has pensado en el dinero que tendrán cuando te conviertas en mi esposo...en lo felices que estarán porque no estarás más con ellos, porque solo así te convertirás en su orgullo.

—Mientes, luego de lo que hiciste te odian y darían lo que fuera porque estés muerto.

—Pero estoy aquí —dio un paso al frente— siempre estaré aquí Sunoo, no importa cuantas veces vaya a la cárcel, cuántos años me den de condena, siempre regresaré, porque sé donde vives, y si piensas cambiar de casa te buscaré.

Sunoo ahora estaba asustado, siendo que sus ojos seguían en rojo, estaba asustado. Temía por todo. Sabía que tan poderoso era Sunghoon, que tan poderosos eran sus padres, sabía que lo decía en serio y no se cansaría hasta que sea suyo y se alejen de la sociedad. Sunoo volvió a retroceder saliendo de la habitación sin darse cuenta, Sunghoon solo lo seguía con la misma mirada, recogió su parche del suelo para ponérselo sacando su navaja de su pantalón.

—Deja que te quite ese corte de tu nuca, y volverás a ser feliz...

—Aléjate o te quitaré una oreja.

—Quiero ver que lo intentes —dijo sonriente.

—No me provoques hacerlo.

—De todas formas Yirina dejó de amarte, ahora está más tiempo con Jake ¿no?

Dió en el blanco.

Sus pupilas se volvieron azules al instante, su respiración comenzó a calmarse. No podía dejar que lo hiciera, no podía dejar que le ganara la emoción, Yirina le había dicho que lo quería, pasaban más tiempo juntos. No, no podía caer en su engaño. Se puso en pie lentamente sin bajar la guardia, no con Sunghoon armado y su espalda desangrando.

—Sé que sabes de él, incluso tal vez lo llegaste a conocer. Jake, el chico que gusta de Yirina, el cual le haría más feliz, con el cual encaja a la perfección, con el cual te cambió.

—No es cierto —dijo entre dientes.

—Ambos sabemos que es cierto. Tengo un contacto en la ciudad que me dice todo lo que hacen, y vaya que Yirina es más feliz con él que todas las veces que pasó contigo.

—Mientes...

Lo tenía a unos cuantos pasos, intentó retroceder de nuevo pero estaba al borde de las escaleras, podía caer fácilmente. Intentó regresar al frente, pero era tarde, tenía a Sunghoon frente a él con la navaja en su cuello llevando lentamente su otra mano a su espalda. Tragó en seco sintiendo sus ojos picar. Por lo menos lo intentó, no se quedó en silencio, no se rindió, peleó, fue una pelea bastante justa, y ahora moriría.

—Yirina nunca te amó, y nunca te amará...

Sintió como ahora la navaja estaba en su nuca, sobre la cortada que Yirina había hecho. Cerró sus ojos y tragó en seco aceptando su destino. Sus orejas y su cola estaban decaídas, era su fin y no estaba listo, no pudo despedirse de sus padres, ni siquiera de Yirina y decirle que la amaba más que a cualquier cosa. Volvió a abrir sus ojos, sus orejas se movieron un poco, luego su corazón comenzó a latir con fuerza, ahora quería llorar de felicidad.

—Te dije que no tocarás a mi zorro otra vez.

Dijo detrás de Sunghoon, quien abrió sus ojos como platos. Yirina enterró un pedazo de vidrio en ambos hombros haciendo que soltara a Sunoo y este pudiera escapar, luego lo pateó y este cayó por las escaleras, rodó por ellas, enterrándose más aquellos cristales hasta que su cabeza chocó con el borde de las escaleras y se desmayó. Sunoo miró a Yirina quien tenía la respiración agitada y tomaba grandes bocanadas de aire, estaba sudada y sus mejillas estaban rojas. Esta lo miró, notando sus pupilas entre color celeste y rosa pastel, soltó un último suspiro y le sonrió.

—Hola Sunie, que gusto ver-Interrumpió sus palabras con un abrazo acompañado de un beso. Esta correspondió al abrazo queriendo abrazarlo igual, pero sintió su tibia sangre preocupándose por él, se separó del beso y del abrazo, lo giró y vió su espalda rasguñada y sangrando, lo que quedaba de su camisa estaba empapado, y su pantalón estaba manchándose de sangre.

—¿Q-que pasó?...

—Fue Sunghoon.

Ambos voltearon hacia él, pero ya no estaba. Luego ambos escucharon el sonido de las patrullas de policía, por lo menos ahora estarían más seguros. Yirina volvió a suspirar y esta vez lo abrazó, sin importarle sentir su sangre en sus manos, aunque fuera algo raro y asqueroso, no le importó.

—Tranquilo Sunoo todo estará bien...la ley se ha ido, podremos estar juntos.

—¿E-en serio? —sus ojos picaron, solo que esta vez las lágrimas si salieron— ¿la ley que separaba híbridos y humanos... se fue?

—Se fue —sonrió y se separó de nuevo—, ahora podremos vivir juntos como siempre lo hemos soñado.

Este sonrió igual sintiendo sus lágrimas salir. Estarían juntos por siempre, sin que nadie los separe. Sunoo se cambiaria de preparatoria y estaría en una nueva donde nadie lo conozca, donde nadie sepa lo que pasó en su vida. Sunoo suspiró, sintiendo un gran alivio y felicidad, incluso su cola lo demostraba porque no dejaba de moverse. Sin decir palabra alguna, tomó del rostro a Yirina, recordando todas las veces en que la extrañó y lloró por ella, ahora estaba con él, ahora nadie los separaría.


 「 🌿 」


Yirina se quedó a dormir en casa de Sunoo, después de todo lo que había pasado anocheció y los padres de Sunoo no querían que se fuera sola por tanto tiempo, no después de lo que había pasado, además, Sunoo la necesitaba más que nunca. Cuando los oficiales entraron a casa Sunoo les explicó todo entre lágrimas, y claro que Yirina no tuvo problemas pues había ido a defenderlo desde muy lejos porque habían quitado aquella ley, los oficiales se encargaron de buscar a Sunghoon y encerrarlo en un una prisión de máxima seguridad, mientras el paramédico limpiaba las heridas que tenía en la espalda, por suerte no necesitó puntos, pero si era algo dañinas.

Después de la cena, Yirina les propuso el que Sunoo se fuera a vivir con ella, así estaría más seguro y Sunghoon no lo encontraría, lo pensaron demasiado, pues extrañarían a su hijo, pero sabían que era lo mejor así que dejaron que se fuera. Después de levantarse de la mesa, Sunoo y Yirina comenzaron a empacar sus cosas en cajas y bolsas grandes subiéndolas a su auto terminando casi hasta la una de la mañana en guardar todo.

—Esta es la última caja —dijo Sunoo cargando la misma, poniéndola sobre la otra en el auto de Yirina—. Espero que no haya problemas al pasar la frontera.

—No lo habrá, confía en mí.

Le tendió la mano, pero Sunoo se detuvo, sus orejas comenzaron a moverse en todas direcciones hasta que se detuvieron en una misma dirección, giró hacia esta, volteando hacia el pasillo de su vecino de enfrente jurando ver una silueta, una silueta parecida a la de Sunghoon. Su corazón comenzó a latir con fuerza. ¿Y si era cierto todo lo que dijo? ¿Y si tenía un contacto en la ciudad que vigilaba a Yirina?

—Sunie —lo tomó de la mano, llamando su atención— ¿todo bien?.

—S-si...

—¿Qué estabas viendo?...

—E-es que...—volteó de nuevo, y la silueta no estaba— extrañaré este lugar.

—Prometo que vendremos a visitar a tus padres cada que podamos.

—Está bien.

Y así como antes, durmieron juntos. Sunoo abrazaba a Yirina recostándose en su pecho mientras esta lo abrazaba y acariciaba su cabello con cuidado de no tocar tanto sus orejas. La cola de Sunoo había envuelto la pierna de Yirina, así como antes. Sunoo fue el primero en dormirse siendo Yirina la que se quedó despierta más tiempo viendo la habitación de Sunoo, era más grande de lo que veía en sus videollamadas. Suspiró levemente dejando un beso en su frente, lo abrazó con un poco más de fuerza.

—Te prometo que te cuidaré de cualquiera que te quiera hacer daño, no me importa quien sea...te amo Sunie. Hiciste que mis vacaciones valieran la pena...—dijo con una enorme sonrisa.

Probablemente habría arruinado sus vacaciones si tuviera otra perspectiva, pero sin darse cuenta se había enamorado de él, un híbrido. Quien se supone era su paciente se volvió su novio, mejorando sus vacaciones aún más. Fueron las mejores vacaciones que había tenido desde hace tiempo. Y ahora, lo cuidaría como si su vida fuera la suya, después de todo, él la salvó primero de toda su miserable vida y querer terminar con ella, ahora tenía un motivo para seguir viva, y una razón para seguir adelante, y hacerlo feliz también a él se volvería su prioridad.



Fin.

Fin

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Continuará...

Vacaciones Arruinadas - Kim SunooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora