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Yirina tenía que alejarse lo más posible para poder estar con Sunoo sin que lo lastimen. Corría y corría hasta la laguna sobre la colina, ya en la punta miro hacia atrás pero Sunoo no estaba, aún así continúo hasta llegar a la laguna quedándose cerca de la orilla. Su respiración estaba agitada y por alguna razón sus ojos comenzaron a picar, tenía un enorme nudo en su garganta.

—Yirina...

Habló detrás de ella, volteó y ahí estaba Sunoo sin el casco de cartón, sus pupilas color rosa pastel las cuales cambiaron por unos segundos a celeste, luego regresaron a su color normal. Yirina sonrió y pronto se abrazaron con fuerza, y ahí Yirina comenzó a llorar, sollozando en su hombro mientras Sunoo tenía una enorme sonrisa en su rostro y su cola se movía levemente de un lado a otro, aunque era incómodo por el listón que tenía.

—Estás bien...—murmuró entre lágrimas.

—Eres lo único que me mantiene con vida.

Dijo con voz tenue mientras acariciaba levemente su espalda, tal y como ella lo hacía. Sus sollozos pronto se calmaron soltando un suspiro entrecortado, acomodando su rostro en su hombro y abrazándolo más cómodamente. Sunoo se separó del abrazo mirando el rostro de Yirina, sus ojos brillaban con la luz de la luna y el sonrojes en sus mejillas la hacían ver más tierna. Sonrió, llevó una de sus manos al costado de su rostro, sus orejas se habían agachado levemente.

—Estoy aquí...no tengas miedo.

—¿Qué haces aquí?

—Padre quería conocer a Shownu, también a ti pero...creo que los perdí cuando te vi.

—¿El que estaba junto a ti era tu padre? —preguntó sorprendida.

—Si, era él —dijo sonriente—, se que soy más guapo que él.

—Sunoo...—notó que ya no llevaba el casco— alguien podría verte, será mejor que regreses con Shownu.

—Ellos nos encontrarán, papá vendrá olfateando mi olor y-...

Su sonrisa se borró, y de un segundo a otro sus pupilas se volvieron rojas, tal como esa vez cuando estaban en la sala. Yirina se asustó porque no dejaba de mirarla, intentó retroceder pero Sunoo apretó un poco su mano, la cual estaba en su rostro.

—¿S-sunoo?...

—No te muevas.

Susurró. Sus orejas comenzaron a moverse en todas las direcciones en busca de un sonido, hasta que lo encontró. Rápidamente se puso a cuatro patas volteando a quien los había encontrado, mismo que usaba un arma. Cuando Yirina intentó retroceder cayó al suelo viendo a la misma persona que Sunoo sintiendo su corazón doler.

—Aléjate de ella...zorro —dijo entre dientes.

—J-jake...

—Yirina tranquila, ellos pueden oler el miedo —dijo sin bajar el arma.

—No Jake, él no es malo, es de los buenos.

—Ningún híbrido zorro con los ojos así de rojos es bueno. Te estaba viendo como una presa.

—Él fue quien te hizo daño.

Gruñó Sunoo sin moverse, y ahí Yirina recordó cuando Jake fue a su casa y se enteró de aquella broma, pero, si fue una broma ¿porque Jake ahora la protegía?, se supone que todo lo que le había dicho era una broma para hacerla sentir mal, o para demostrar que algo en Yirina estaba mal, cual sea que fuera la razón por la que hizo esa broma.

—Sunoo, no lo hagas, acabas de curarte de tus heridas.

—Las personas como él no deberían existir, son personas horribles...

—Sunoo, no.

—¿Por qué le hablas como si fuera tu mascota? —preguntó Jake molesto.

—¡Jake por favor baja el arma! —rogo Yirina asustada.

—La bajaré hasta que sepa porque le hablas de esa forma. Y porque lo defiendes. Se supone que odias a los híbridos.

—¡El no es como los demás híbridos!

Se puso en pie, escuchando a Sunoo rugir. Yirina tenía que calmar la situación, tenía que convencer a Jake de que Sunoo no era malo pero las palabras se revolvían en su mente, intentando crear el mejor discurso que hablará de los híbridos, o de Sunoo, o de todos en general. Sea lo que sea, tenía que decir algo, y pronto.

—¿Por qué lo defiendes?!

—¡Solamente lo harás enojar más!, baja el arma Jake.

—Él merece la muerte —dio un paso al frente— Solamente hiciste sentir mal a Yirina. Solamente te aprovechaste de su amabilidad. Querías demostrar que ella era fácil pero no lo es...

—¡R-retrocede!

Y antes de que pudiera decir algo, Sunoo corrió con fuerza a cuatro patas hacia él quien no pudo reaccionar, y cuando lo hizo, disparó. El sonido de aquella bala saliendo del arma hizo eco en el lugar, Yirina sabía que alguien más lo había escuchado.

—¿Escuchaste eso? —preguntó Shownu.

—S-sunoo...

Todos lo escucharon y rápidamente fueron hacia el lugar. Mientras Yirina intentaba detener a Sunoo quien peleaba en el suelo junto a Jake ambos ensuciando su ropa. Yirina estaba alterada, no quería que ninguno saliera lastimado.

—¡Basta Sunoo!

Le rogaba, pero al parecer no escuchaba. Este alzó una de sus manos haciendo fuerza mostrando sus garras, pero Yirina tomó su muñeca, cuando Sunoo la iba a morder vio en Yirina el terror con el que lo vio cuando estaban en la sala, cuando dejó su marca.

—Para...por favor...

—Y-yirina...

Sunoo se puso en pie y Jake retrocedió aún en el suelo, y ahí, todos llegaron asustándose al ver a aquel híbrido, a Yirina tomándolo de la muñeca, y Jake con la ropa sucia y algo rasguñada.

—¡Un híbrido!

Todos sacaron un arma y lo apuntaron, rápidamente Yirina se puso delante de él estirando ambos brazos y cerró sus ojos esperando recibir los balazos, pero no lo hicieron.

—Yirina...¿qué estás haciendo?! —era su abuela.

—¡No dejaré que lo lastimen!

—Es un híbrido —gritó un hombre— tiene que morir, está fuera de su territorio.

—¿Por qué lo proteges? —preguntó otro.

—Porque...—giró su rostro hacia Sunoo, quien tenía las pupilas azules, luego miró a Jake, finalmente suspiró y miró a su abuelo— él...es mi compañero. Somos pareja.

Todos abrieron sus ojos como platos, mirándose entre sí mientras murmuraban. Entre las personas divisó a Shownu quien venía con el papá de Sunoo el cuál tenía las orejas agachadas. Yirina tragó en seco, bajo sus brazos y volvió a mirar a Sunoo, está vez regalándole una sonrisa, misma que lo hizo calmarse.

—Escuchen...no todos los híbridos son malos, ya sean herbívoros o carnívoros. Ellos son como nosotros, personas, tienen sentimientos y emociones...

—¿Que dices respecto a los que mataron a cientos de humanos?!

—¡A los que secuestraban humanos!

—Nosotros hemos hecho cosas peores con los híbridos —continuo—, nosotros también los secuestramos para saber porque solo ellos pueden ser mitad humanos y mitad animal...

Ahí parecieron calmarse, pues sabían que tenía razón. Sus armas fueron bajando poco a poco. Miró de nuevo a Jake quien también parecía cansarse, miró a sus abuelos quienes seguían horrorizados, pero su abuela parecía más decepcionada, y sabía porque. Soltó un suspiro nasal, los murmullos cesaron.

—Se que muchos de aquí perdieron a un ser querido por culpa de un híbrido...y me incluyo. Perdí a mi hermano, pero...—sonrió— me di cuenta que no todos los híbridos son malos. Una vez te ganas su confianza —miró a Sunoo— los híbridos te tratan como uno de los suyos y te protegen.

Miró al padre de Sunoo quien formaba una enorme sonrisa con sus labios, al parecer con los ojos llorosos. Shownu se quitó su casco tirándolo al suelo y salió de aquel grupo parándose junto a Yirina.

—No todos los híbridos son malos. He tenido demasiados pacientes tanto herbívoros cómo carnívoros, y ninguno me ha hecho daño...

Todos volvieron a murmurar pues conocían bien la historia de Shownu y porque ayudaba a los híbridos. El papá de Sunoo se quitó el casco y camino junto a ellos quitándose también el listón de la cintura haciendo que todos se sorprendieron, pues pensaban que era un humano.

—Y déjenme decirles algo —habló Shownu sonriente—, no es el único. Adelante, no tengan miedo.

Todos se miraban, y de entre las personas salieron otros seis híbridos los cuales se quitaban cascos, máscaras y listones dejándolos caer. Y ahí todos se dieron cuenta que estuvieron conviviendo con híbridos y nunca salieron lastimados, es más, fueron amables, tanto que los trataban como cualquier humano.

—Podemos regresar a la época en dónde híbridos y humanos se llevaban bien, solamente tienen que volver a confiar —dijo Shownu.

—Se que será difícil por todo lo que ha pasado, pero no les cuesta nada darles otra oportunidad —dijo Yirina tomando la mano de Sunoo.

Segundos después, mientras todos intercambiaban miradas como si pudieran comunicarse a través de ellas, una persona dió un paso al frente, tirando al suelo su arma y así seguido todos lo hicieron. Cada uno tiró su arma al suelo provocando que los híbridos movieran sus colas y sonrieron de oreja a oreja, contentos porque por fin terminaría esa guerra entre híbridos y humanos.

Yirina volteó hacia Sunoo, y sin pensarlo dos veces ambos se abrazaron, mientras los demás se acercaban a ellos conversando con los híbridos preguntando si podían tocar su pelaje pues sabían que incluso su piel podía sentirse como pelaje. Otros descubrieron de quién se habían enamorado, eran híbridos.

—Te prometí que no dejarían que te hicieran daño... —dijo Yirina con una dulce sonrisa— te amo, Sunoo.

—Y yo a ti...

Juntaron sus frentes, esa era la forma más sincera que un híbrido mostraba cariño hacia el otro. Luego Sunoo recordó que su madre se había quedado con Niki, y la policía.

—¡Niki! —se separó— mamá se quedó con él.

—Tu madre me habló hace un rato —le dijo su padre—, tenemos que regresar, la policía está con ella y...tienen a Niki.

—Está bien...—miró a Yirina— ¿nos volveremos a ver?...

—Claro que si Sunoo —sonrió, luego sus pupilas se pintaron de dorado— aquí estaré cada verano, y nos veremos...

—¿Crees que puedas darme tu número?

—Claro, así estaremos en contacto en todo momento.

Y como Sunoo no tenía su celular, su padre le prestó el suyo a Yirina para así poder darle su número. Sus abuelos se acercaron y saludaron al padre de Sunoo, disculpándose con él por haberle dicho monstruo y no haberlo apoyado, estaban tan arrepentidos.

—Si quieres regresar, serás bienvenido en nuestra casa —le dijo el abuelo sonriente.

—Muchas gracias. Y...lamento mucho lo de sus pantalones.

—¿Pantalones?

—No hay tiempo tienen que irse —interrumpió Yirina.

—Hay que irnos —dijo Shownu— seguramente querrán saber dónde está el asesino y yo lo tengo cautivo.

—Vámonos. De nuevo, muchas gracias Yirina por cuidar de mi hijo.

—No hay de que.

Sunoo le dió un último abrazo a Yirina, dejando un pequeño beso sobre sus labios. Yirina se aferró a él, sin querer soltarlo, pero sabía que sería por su bien. Suspiró y, lo soltó. Sunoo no dejaba de sonreírle, incluso mientras se iba con su padre y Shownu, no dejaba de mirarlo, ni el de sonreír, hasta que lo perdió de vista entre los demás.

—¿Estás bien? —le preguntó su abuela.

La miro por unos segundos, volvió a suspirar, regresando su vista al lugar donde había perdido de vista a Sunoo.

—Estoy bien...pero lo extrañaré bastante.

—Y-yirina...

Volteó hacia él, ya no tenía el arma en sus manos. Parecía estar realmente avergonzado. Sus abuelos le sonrieron, luego se fueron de ahí sin antes decirle que no llegara tarde a casa. Yirina espero a que se alejaran lo suficiente para poder hablar con Jake.

—¿Si?

—Lo lamento mucho, no crei que...te gustarán los híbridos.

—Ni yo, pero él es especial...

—Oye, respeto a ese día...

—No tienes que decir nada, te perdono.

—P-pero...herí tus sentimientos, me culpo todos los días porque te arruine el día, porque tal vez pensaste que quería jugar contigo pero no. Yo de verdad estoy enamorado de ti, me gustas mucho pero...ahora me doy cuenta que eres de alguien más, y lo respeto.

—Sabes, podemos ser amigos.

—¿De verdad?

—Claro. Creo que necesito comenzar a socializar un poco más, y dejar mi miedo atrás.

—Bien. Entonces...¿te gustaría continuar con nuestra cita?

—Por supuesto.

Todos regresaron al centro del pueblo, dónde estaban los puestos con comida o juegos. Híbridos y humanos convivían sin problema. Alguno de los híbridos demostraban sus talentos que les brindaba ser de diferentes especie, mientras Jake y Yirina disfrutaban de la comida y las decoraciones, pues era la primera vez que Yirina estaba en un festival como ese, aunque ahora era raro, porque celebraban la separación de híbridos y humanos, ahora ambos convivían.

Por otro lado. Sunoo miraba como cubrían el cuerpo de su amigo con una manta para llevarlo a la morgue. Fue también él, el encargado de darle la mala noticia a sus familiares, y lloraron, claro que lloraron porque habían puesto cientos de carteles por las calles el cuál tenía una foto de Niki y la frase de "SE BUSCA" escrito en mayúscula sobre la foto. Sunoo empatizo con sus padres, después de todo era su único amigo desde hace años.

Una semana después, fue el funeral de Niki. Yirina regresó a la ciudad junto con Jake, su nuevo mejor amigo haciendo amistades poco a poco, eso le ayudó bastante para por fin sentirse feliz en la ciudad. Luego de un tiempo, disfrutando de salidas con Jake, incluso una nueva amiga que hizo, se dió cuenta que la ciudad era verdaderamente hermosa. Después de muchos años, estaba viendo lo hermosa que era la ciudad en donde vivía, disfrutando cada lugar, siendo que ya había ido ahí antes, los disfrutaba aún más con verdaderas amistades.Sunoo regresó a clases. Habían cientos de rumores acerca de lo que había pasado entre él y Sunghoon en aquella fiesta, incluso el rumor de que Niki, Beomgyu y Heeseung estaban muertos. No dijo nada al respecto. Estaba solo. Nadie podía defenderlo. Nadie podía animarlo. El único momento del día donde era feliz, era el anochecer cuando estaba en casa y Yirina salía de sus clases, teniendo un par de horas para hablar con ella, en donde le contaba todas sus aventuras con sus nuevas amistades, escuchándola atentamente.

—Me alegra mucho que disfrutes salir con ellos —dijo Sunoo sonriéndole a la pantalla de la laptop.

—Si lo sé. Una vez leí que tener amigos en clases ayuda también en tus calificaciones, y si me está yendo mucho mejor.

—Que bien. Mi futura enfermera saldrá con las mejores calificaciones.


—Eso espero. Las prácticas son fáciles, pero los exámenes —suspiró— a veces cambian las cosas.

—Eres muy inteligente Yirina, verás que podrás hacerlo.

—Gracias Sunoo —sonrió—. ¿Tu como has estado?

—Todo es igual...


—Sunoo, ya pasaron seis meses, algo tuvo que cambiar contigo. ¿Tus padres cómo están?

—Mamá sigue con su venta de galletas, a veces me pide que la ayude. Papá en su trabajo. Ambos molestos porque a Sunghoon solo le dieron dos años de prisión.


—¿Qué?!

—Fue lo mismo que dijeron. Pero, le pusieron una orden de restricción hacia mi y mis padres, lo cambiaron de preparatoria. Fue todo lo que hicieron...


—Y...¿cómo te va en clases?, ¿has hecho amigos?

—No. Todos me miran como un bicho raro...


—Ay Sunoo...lamento mucho que no puedas decir la verdad. Cuando sean vacaciones podremos vernos, ¿si?, solo tienes que esforzarte un poco más.

—Soportaré todo el daño, todos los rumores y miradas, solo para estar contigo.


—Ese es mi dulce zorro.

Le volvió a sonreír, la cola de Sunoo se movía de un lado a otro sintiendo sus mejillas calientes. Amaba que lo llamara así. Siguieron hablando otro poco, esta vez Sunoo contándole cómo hacía las galletas con su mamá, sonriendo de oreja a oreja, sin darse cuenta de los movimientos que hacían sus orejas, incluso su cola, viéndola varias veces, escuchando como chocaba con la silla. Yirina sabía que Sunoo no tenía días bonitos, que desde que regresó a casa, ya no era su casa, no después de todos esos rumores.

—Espero que algún día tú seas la que venga... y así los dos poder hacer galletas.

—Sabes que eso es imposible Sunoo.

—Lo sé, pero me gustaría que así fuera.


—Cuando vengas puedes hacer galletas, puede que a mi abuela le guste y quiera hacer galletas contigo.

—Podría ser. Pero primero quiero hacer galletas contigo, solo contigo.


—Algún día, solo espera a que sean vacaciones de verano.

—Perdón por arruinar tus vacaciones...


—¿Arruinarlas?...de qué hablas, mejoraste mucho más mis vacaciones.

—Pero tuviste que cuidarme...


—Esa fue la mejor parte. Nunca creí que cuidaría de un híbrido zorro, mucho menos que me terminaría enamorando de mi propio paciente y...pasó. Tuve que pelear por él y terminar con una cicatriz en mi cachete, y aquí estamos, hablando a distancia porque él vive del otro lado del muro, a cientos de kilómetros...

—Esperando por las vacaciones de verano...


—Esperando por las vacaciones de verano —suspiró— Te amo Sunoo.

—Y yo a ti...—Tengo que irme a dormir, mañana tengo una prueba importante.

—Está bien. Descansa Yirina. Hablamos después.


—Hasta luego Sunoo. No duermas tan tarde. Y recuerda, si pasa algo puedes decírmelo.

—Está bien. Adiós.


—Adiós.

La videollamada terminó. Sunoo suspiró con fuerza cerrando su laptop, sus orejas no tardaron en caer y su cola dejó de moverse. Extrañaba demasiado a Yirina, nunca imaginó que las relaciones a distancia serían así de dolorosas. Luego de un rato bajó a cenar con sus padres quienes se mantuvieron en silencio todo el tiempo, pues las orejas de Sunoo reflejaban un perfecto "no quiero hablar" lo cual les preocupaba, ya que después de despedirse de Yirina y regresar sus orejas estaban así la mayoría del tiempo.

—Sunoo —habló su madre, sin obtener respuesta, solo un ligero movimiento de sus orejas—. Estaba pensando en tus compañeros de clase, y los demás de la preparatoria.

—¿Crees que sea momento? —le preguntó su padre en susurro.

—asintió—Tu padre y yo pensamos en que podíamos pagarte un psicólogo...si lo deseas.

Puso su mano sobre la suya haciendo que se detuviera y por fin la mirara, notando sus pupilas color celeste, y luego de un tiempo, supo que significaba. Su madre formó una pequeña sonrisa con sus labios, se puso en pie y lo abrazó, sabía que lo necesitaba y pronto, Sunoo correspondió.

—Perdón por no ser la madre que necesitabas...

Y esas eran todas las palabras que Sunoo necesitaba para sentirse bien. Su padre también se puso en pie y lo abrazó, y por primera vez, Sunoo se sintió en casa, estando en casa.

Vacaciones Arruinadas - Kim SunooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora