「 04 」

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—Tu cabello sigue húmedo —dijo con voz tenue aún abrazándolo—, ¿quieres que te ayude a secarlo?

—¿Quieres...secarlo?

—Si me permites, puedes secarlo tú.

Otra cosa que solamente hacían las parejas, pero en caso de Sunoo eso hacía su mamá antes de que se alejara de él. Yirina estaba haciendo muchas cosas que para él no eran normal que alguien a quien acabas de conocer hiciera, tal vez era algo normal entre los humanos, dejó que secara su cola, que lo abrazara, ¿que perdía al dejar que también secara su cabello?. Se separó del abrazo para luego asentir, ambos se pusieron en pie, Yirina conectó la secadora y Sunoo se sentó sobre la tapa del retrete.

—Dime si el ruido te molesta.

Prendió la secadora llevando su mano a su cabello para poder moverlo entre sus dedos, sorprendentemente su cabello era más suave que su cola, como si estuviera acariciando a un zorro de verdad, lo cual era algo estúpido de pensar. Sunoo sentía el cosquilleo en sus mejillas, mismo cosquilleo que apareció cuando vio a Sunghoon por primera vez. Apretó sus puños sobre sus rodillas, las manos de Yirina se movían con tanta delicadeza entre su cabello que si fuera gato comenzaría a ronronear.

—¿Qué te pasó en la nuca?

—Me...corté con una rama.

—Debiste haber tenido puntos, parece una cicatriz muy profunda.

—No, dejé que cicatrizara sola, eso hacemos los híbridos.

—Aprendí algo nuevo —dijo sonriente—, ¿hay algún otro dato curioso que me quieras dar sobre los híbridos?

—Mh... depende de la especie.

—Bueno, sobre los zorros.

—Necesitamos limar nuestras uñas una vez a la semana, o se harán feas y largas, los colmillos los afilamos una vez al mes, pero no podemos usarlos para defendernos a no ser que sea una emergencia, solo usamos las garras.

—Entonces hay más probabilidad de que me rasguñes a que me muerdas, eso me tranquiliza.

—No te rasguñaré —dijo sonriente—, lo prometo.

—Gracias —dijo entre risas. La parte trasera estaba seca—. Podrías girarte hacia mí, por favor, terminé con la parte de atrás.

Lo hizo. Yirina continuó secando su cabello y las tiernas orejas de Sunoo se encorvaron evitando que el aire entra por estas, inconscientemente, Sunoo había cerrado sus ojos mientras hacía un puchero con su labio inferior, sonrió al verlo así. Intentaba secarlo aumentando la velocidad de la secadora, no quería incomodarlo. En pocos minutos su cabello estaba seco y algo esponjado, apagó la secadora momento en que Sunoo se sacudió y su cabello se esponjó un poco más. Soltó una leve risita dejando la secadora de lado, tomó su cepillo para poder peinar a Sunoo.

—¿Harás esto cada vez que termine de bañarme? —preguntó Sunoo con su mirada fija en sus ojos.

—Si te gustaría, sí. Tu cabello está listo.

—Gracias Yirina.

—Por nada.

Le dijo con una leve sonrisa, desconectó la secadora para salir del baño y volver a guardarla, tomó del libro dejándolo en su lugar, cuando quería regresar al baño con Sunoo este ya estaba parado junto a ella mirándola fijamente con ese hermoso morado en sus ojos, por unos segundos se volvió completamente rosa regresando a su morado.

—¿Qué ocurre?

—¿Puedo cepillar tu cabello también?

—Claro, puedes hacerlo...—le entregó su cepillo, desatando la cola de caballo— ¿Es algo de confianza que hacen los zorros?

—Algo así, tu ya secaste mi cola y mi cabello, incluso cepillaste mi cabello, eso ya es muy grande...

—Adelante.

Le dio la espalda dejando la liga de su cabello en su muñeca. Sunoo miró su cabello castaño pensando en qué orejas se verían bien en ella, orejas de oso serían muy pequeñas pero tiernas, orejas de perro, también serían lindas, pero no le quedaría bien, ¿unas de zorro?, sería perfecta. Tomó su cabello con su mano comenzando a cepillarlo con cuidado, no quería tirarlo de más y lastimarla. Podía sentir el latir de su corazón y el cosquilleo en sus mejillas, estaba haciendo algo muy grande para él, también las parejas hacían eso, ellos eran solo amigos, solo se estaban conociendo, y quería conocerla aún más.

—Tu cabello es muy bonito.

—Tu cabello es más bonito, estoy segura de que brillaría debajo del sol.

Se acercó un poco a ella llevando su cabello a su nariz para poder olerlo, era normal entre híbridos hacer eso, oler al otro para conocerlo y tener confianza. Su cabello olía idéntico a ella cuando lo abrazó, galletas y césped mojado con un ligero acondicionador, era perfecto, su olor era hermoso, quería oler más. Sin darse cuenta acercó su nariz a su nuca causándole un escalofrío a Yirina quien lo empujó levemente dando media vuelta, ambos se dieron cuenta del sonrojes del otro, Sunoo porque así reaccionaba su cuerpo al oler a alguien nuevo, pero Yirina, ¿porque estaba sonrojada?.

—¿Qué haces?

—Oliéndote.

—S-si...me refiero a porque, ¿por qué me hueles?

—Así se tienen más confianza...¿los humanos no?. ¡Lo siento!, no lo volveré a hacer e-es solo que...hueles bien.

—¿Gracias?...y no, los humanos no nos olemos para tener más confianza, pero está bien, si esa es tu forma para tener confianza no hay problema solo...avísame cuando vayas a hacerlo.

—Si te incomoda que lo haga no lo haré.

—Pero si para ti es cómodo dejaré que lo hagas.

—Bien. ¿Puedo continuar?

—Puedes continuar.

Sunoo dejó el cepillo sobre el tocador, dando un paso enfrente esperando a que Yirina le diera la espalda para poder continuar y olerla, cuando lo hizo, continuó, Yirina esta vez se había hecho el cabello aún lado para darle más libertad de poder oler su cuello. Sentía el respirar de Sunoo por su piel conteniendo a emitir cualquier sonido que pudiera ser ofensivo para él, o que pareciera otra cosa. Sunoo sin darse cuenta estaba apretando el antebrazo de Yirina con intención de cortarla y marcarla, retrocedió, soltándola.

—¿Mejor? —volteó hacia él.

—No quería apretar tu brazo, perdón.

—Creí que era normal.

—No me dejes apretarte de nuevo, ¿de acuerdo?

—¿Por qué no?, ¿que signifi-

—Solo no me dejes hacerlo.

Dijo para ir hacia las sabanas debajo del escritorio acostándose en estas, le dio la espalda sintiendo su corazón latir con fuerza. No podía hacerle una marca, no podía cortarla, lo estaba cuidado y solo eso, ¿porque se sentía tan extraño?, ¿porque su corazón se sentía de esa forma?, ¿porque el cosquilleo en sus mejillas no desaparecía?. Se odiaba por no poder entenderse.

Vacaciones Arruinadas - Kim SunooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora