「 05 」

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Los minutos pasaron hasta que llegó la hora de la comida, Yirina salió del cuarto dejando a Sunoo leer. Su abuela ya se encontraba haciendo el topokki al cual le faltaba poco por estar listo.

—¿Puedes poner la mesa por favor?

—Claro. ¿Y abuelo?

—Fue a ver sus manzanos y naranjos.

—Está bien.

Los tres ya estaban sentados comiendo, su abuelo les decía que los árboles estaban bien y había dejado pequeñas trampas por si aquel híbrido llegaba a entrar, según él no eran la gran cosa, solo cuerdas que al ser pisadas lo atraparían y harían sonar una campana, así sonarían si lograran capturarlo. No le preocupó a Yirina, Sunoo estaba seguro en su habitación, lo único que le preocupó es que algún día tendrían que ir a su casa a inspeccionarla y asegurar que el híbrido no estuviera ahí, tenía que esconderlo y no sabía donde. Terminando de comer, Yirina ayudó a recoger la mesa y limpiar un poco de platos, sin que se dieran cuenta, sirvió en un plato para llevándoselo a Sunoo.

—Aquí está la comida Sunoo —dejó el plato sobre el escritorio—, espero te guste, es una de las especialidades de mi abuela.

—Si mi olfato no me falla, sabrá igual de delicioso que lo que huele.

—Buen provecho.

Le sonrió despeinando un poco su cabello entre sus orejas, provocando que Sunoo sonriera y sus orejas se encorvaran, al parecer era un gesto que le gustaba mucho pues su cola también se movía más de lo normal. Mientras Sunoo comía, Yirina lo observaba y anotaba cada pequeño movimiento de sus orejas y su cola anotándolo en su libreta, cada que metía la cuchara en su boca su oreja derecha tenía un pequeño tic y su cola dejaba de moverse, a veces no se movía, solo cuando sus cachetes se inflaban. Al terminar de comer, relamía sus labios para luego beber agua, era curioso como incluso para comer sus orejas y su cola tenían un movimiento especial.

—Terminé —dijo al ponerse en pie y regresar a la cama—, mi olfato no mentía, es muy rico.

—Te lo dije.

Dijo sonriente mirando a Sunoo subirse a la cama y sentarse junto a ella, dio la vuelta a la hoja haciendo nuevas anotaciones. Otra cosa que había notado de Sunoo, es que después de la comida siempre se dormía un poco. Minutos después este comenzó a cabecear, tal vez podía dejar que se acostara en la cama y durmiera.

—Puedes dormir, está bien.

—Gracias —salió de la cama, queriendo ir bajo el escritorio.

—Me refería aquí conmigo Sunoo —este volteó hacia ella—, puedes acostarte y dormir, no iré a ningún lado.

—Mh...—miró la cortina del ventanal—, ¿puedo cerrarla?

—Claro.

Al parecer le molestaba la luz para poder dormir. Sunoo cerró las cortinas del ventanal regresando a la cama con Yirina acostándose junto a ella dándole la espalda pues en su otro brazo estaba su herida la cual aún dolía luego de cuatro horas aún dolía. Estando acostado, Yirina llevó su mano a su cabeza rascando detrás de sus orejas provocando que su cola se levantara por un momento y volviera a caer, algo que le sorprendió bastante. Siguió rascando su cabeza lentamente y en pocos minutos Sunoo se quedó dormido, dejó su libreta sobre la mesa de noche poniéndose en pie abrió una de las cortinas dejando que la luz entrara no la suficiente para despertarlo, tomó de los platos que había usado para Sunoo, saliendo de su cuarto caminó por el pasillo hasta las escaleras bajándolas e ir a la cocina.

—¿Te serviste helado?

Preguntó su abuela desde la sala viéndola con esos platos en sus brazos, caminó hacia ella viendo que el interior de los platos era del mismo color que el desayuno, comida y cena lo cual le parecía muy extraño, Yirina no comía mucho, su apetito no era muy grande, y si comía de más terminaba enferma y con ansias de vomitar todo el tiempo, ¿porque se había servido de nuevo?

Vacaciones Arruinadas - Kim SunooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora