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Yirina se había arrepentido de tomar esa decisión, pero lo había hecho. Como pudo, cargó a aquel híbrido en su espalda llevándolo hacia su habitación, sus abuelos respetaban su espacio personal así que nunca entraban a su habitación mucho menos cuando ella no estaba, y aunque estuviera, no pedirían permiso para entrar. El híbrido estaría seguro en su habitación. Hizo una cama improvisada debajo de su escritorio para acostarlo ahí, aún inconsciente, le puso unos viejos guantes para soldar que tenía su abuelo guardados en su garaje, ató sus muñecas con una cuerda y uno de sus tobillos a la pata del escritorio.

Cuatro de la mañana, Yirina estaba despierta atenta en aquel híbrido de zorro frente a ella con una gasa en sus manos junto con alcohol para limpiar su herida, si despertaba no le pasaría nada, tal vez sería mordida, pero parecía más dormido que despierto.

—Si es que estás despierto...no quiero herirte, ¿de acuerdo?, solo quiero que dejes de sangrar...

Sin obtener respuesta, ni siquiera un movimiento soltó un fuerte suspiro acercándose a él, con ayuda de unas tijeras recortó la manga para tener más libertad y espacio y poder limpiarla. Tomó un poco de algodón entre sus dedos llenándolos con un poco de alcohol para limpiar el resto de sangre con sumo cuidado de no hacer mucha presión o rozar la herida semicircular en donde estaba aquella bala, tenía que sacarla si, para que no tuviera daños internos pero para eso necesitaba sedarlo y de pinzas especiales para poder sacarla. Ya sin sangre, las desinfectó con un sprite especial, finalmente colocó la gasa sobre el semicírculo tomando de una venda para pasarla por esta y alrededor de su brazo, comenzó a apretarlo cada vez un poco más esperando no despertarlo y por suerte no fue así. Aquel híbrido tenía limpio el antebrazo, faltaban sus rodillas pero para eso necesitaba remover parte del pantalón y acomodarlo de una manera en que pudiera limpiarlas.

En toda la madrugada Yirina limpió las rodillas del híbrido, un par de veces lo escuchó hacer quejidos incluso este se movía pero nunca despertó. Para el amanecer Yirina había puesto una gasa en sus rodillas lastimadas incluso las desinfectó. El sueño había desaparecido, incluso se preparó un café para no dormir y perder de vista aquel híbrido. Confiaba en los guantes gruesos que llevaba puestos pero no confiaba en que su boca estuviera descubierta y pudiera morderla. Sentada en el suelo frente a su cama, observaba cada detalle de aquel híbrido preguntando de dónde había salido, ¿como llegó al pueblo?, ¿cómo encontró una entrada?, ¿qué hacía ahí y porque no estaba con su familia?, claro si es que los híbridos tienen una.

El café se había acabado, el híbrido de zorro ya se había movido más de diez veces y temía por que despertará en algún momento. Sus ojos pesaban cada vez más obligándose a quedarse despierta, pero no podía, sin darse cuenta se había quedado dormida aún sentada. Ella solo quería que el híbrido estuviera bien, que dejara de sangrar, después de todo era una persona y su propósito como estudiante de enfermería es ayudar a las personas, ese híbrido lo era.


「 🌿 」


Sunoo despertó abriendo los ojos de golpe con la respiración agitada. El dolor en su cuerpo había desaparecido, tanto el de su antebrazo, el de sus rodillas, el de su cara, había sido curado por arte de magia, ¿o no?. Pronto se dio cuenta que ya no seguía en el bosque escondido bajo las ramas, ahora estaba en una habitación y frente a él a unos cuantos metros había una chica dormida, una humana, ¿fue secuestrado?. Intentó ponerse en pie pero al mover uno de sus pies este pesó, volteó hacia este viendo que estaba atado hacia la pata de aquella mesa, luego vio la manta en la que estaba acostado, los guantes que llevaba puestos y sus muñecas atadas. ¿Qué había pasado?

Estaba muy confundido, ¿porque una humana lo salvó y no lo dejó morir?, o simplemente lo mató como ese hombre hizo con Heeseung. El recuerdo de lo que había pasado en la noche anterior llegó a su mente sintiendo su corazón doler y sus ojos humedecerse, recordó el cuerpo sangriento de Niki, recordó su sonrisa, recordó todas las veces en las que salieron y se diviertan haciéndolo olvidar sobre la horrenda cicatriz que tenía en su nuca. Niki estaba muerto, nunca más lo volvería a ver, nunca más volvería a abrazarlo, a escuchar su voz, tal vez ni siquiera escucharía la de sus padres, no mientras estuviera preso con esa humana.

De pronto, el canto de un gallo lo resaltó haciendo que sus orejas se alzaran al instante, se pegó a la pared, asustado, de todos los híbridos que existían, los gallos eran los peores, si te metías con ellos o con alguno de sus hijos te perseguían y picoteaban la cabeza incluso el cuerpo, no tenían piedad de ti. ¿Dónde demonios estaba ese gallo?. Pegó las piernas a su pecho aún con su respiración agitada esa chica comenzó a despertar, se puso en pie buscando de donde provenía aquel sonido y cuando lo encontró resultó ser su celular, estaba un poco más tranquilo al saber que solo era su alarma pero ahora esa humana estaba despierta, y él seguía atado a la mesa. Sus miradas se conectaron y sus orejas cayeron, tenía miedo.

—Hola —dijo con una leve sonrisa—, ¿cómo te sientes?

Se volvió a sentar en el lugar que estaba, miró todo en ella y en sus manos tenía pequeñas manchas de sangre, ¿por qué?. Detectó el olor a alcohol buscando aquella cosa que lo tenía, en una de las esquinas estaba un bote de basura, de ahí provenía el olor, ¿que le hizo?, ¿porque tenía sangre?, ¿porque olía a alcohol?. La miró de nuevo, sobre su cama estaba la botella de alcohol, una bolsa de algodón, un frasco azul y un paquete de gasas.

—Oh...estás viendo esto. Limpie tus heridas y las vendé.

—¿Por qué?...

—Hablas...—murmuró— ¿Porque, qué?, ¿por qué lo hice?

—¿Qué me hiciste?...

—Limpie tus heridas y las vendé.

Miró sus rodillas, tenían una gasa y el sangrado ya no estaba luego su antebrazo en donde le habían disparado, la manga de su sudadera ya no estaba en cambio había una venda rodeándolo justo en el lugar penetrado. Lo había salvado de morir desangrado, pero, ¿y la bala?.

—No te haré daño, ¿de acuerdo? —la miró—, sé que no confías en mí y sinceramente, yo tampoco confío en tí pero no podía dejarte ahí.

—¿Por qué no?...eres humana y yo soy un híbrido.

—Exacto, eres un híbrido, mitad animal y mitad humano, y mientras sigas siendo humano te ayudaré.

—¿Por qué?...

—No podría dejar morir a una persona en el patio de mis abuelos, además, no te tendré por siempre, solo hasta lograr sacar la bala de tu antebrazo.

—¿Aún sigue ahí? —miró su antebrazo.

—No podía sacarla sin los instrumentos necesarios, aparte podría lastimarte y despertarte, necesitas estar sedado para sacarla.

—¿Que acaso eres doctora? —la miró.

—Estudiante de enfermería, pero ya he hecho varias prácticas y aprendo muy rápido —dijo sonriente.

Sus palabras eran muy convincentes y parecían ser ciertas pero no confiaba, no confiaba en ella ni en ningún humano, siempre le advirtieron sobre humanos que raptaban a híbridos para experimentar con ellos, otros los usaban de esclavos y tal vez ella era parte de esos grupos, lo quería a la perfección para luego venderlo y que se lo llevaran. Tenía que escaparse y regresar a casa, decir la verdad sobre Sunghoon y lo que le había pasado a Niki, solo quería dejar de sufrir, quería ser libre y no tener que estar esclavizado a nadie.

—¿Tienes hambre?

—No.

—¿Sed?, debiste haber corrido por mucho tiempo para ensuciar tu ropa de esa manera. ¿Puedo preguntar cómo fue que terminaste ahí?

Sus piernas moviéndose lo más rápido que podían, la estúpida sonrisa de Sunghoon al verlo llorar por Niki, el sentir de sus colmillos atravesando el cuello de Beomgyu hasta que muriera desangrado, tener que arrastrarse por aquel hueco, Heeseung recibiendo un balazo en la cabeza, aquel hombre persiguiéndolo, todos esos recuerdos lo abrumaban, no quería contarle nada, lo usaría en su contra, solo tenía que esperar el momento para morderla e irse de ahí.

—Si no me quieres decir está bien...—suspiró— Empecemos con lo básico, ¿si? —sonrió de nuevo—, ¿cómo te llamas?.

—S-sunoo...

—Sunoo, yo soy Yirina y seré tu cuidadora hasta que estés mejor.

Esa enorme sonrisa le recordaba a la de su madre cuando solía jugar con él cuando era pequeño. Su corazón por unos segundos se sintió cálido al escuchar sus palabras, ya que para los híbridos una cuidadora era una niñera, una niñera te alimente, te da mimos, juega contigo, charla contigo, si te sientes mal te da medicamentos incluso te puede llevar de compras, cepillar tu cabello y más. Nunca tuvo una cuidadora, pero todo aquel que debía hacer una cuidadora lo hacía su madre hasta que cumplió los doce años. Mordió su labio inferior, aún no confiaba en ella, no era suficiente.

—Sunoo, bajaré a desayunar, ¿seguro que no tienes hambre?

Asintió aún en silencio. Yirina se puso en pie tomando de las cosas que había sobre la cama junto con su celular para luego irse de ahí cerrando la puerta escuchando el ligero clic del seguro en la perilla, estaba encerrado y necesitaba encontrar una manera de salir de ahí, ahora.

—Buenos días Yirina —dijo su abuela sonriente al verla entrar—, ¿quieres waffles?

—Si, por favor.

—¿Saben por qué hay un escándalo entre los vecinos? —preguntó su abuelo entrando a la cocina.

—¿Escándalo? —preguntó ahora su abuela más confusa.

—Hay chismes de un híbrido entre las calles, no creo que sea cierto, tal vez es el mismo chisme de siempre.

—¿Desde cuándo hay un siempre? —preguntó Yirina.

—Hace como nueve meses...hubo un chisme de un híbrido entre las calles, pero siempre terminaba siendo un tonto disfrazado de hibrido con orejas y cola de tela y algodón.

—Seguramente será un tonto disfrazado de nuevo —dijo su abuela—, aunque es raro, hacía tiempo que no teníamos un chisme así.

—Bueno...Halloween está cerca, podrían estar comenzando con sus bromas —dijo Yirina.

—Faltan varios meses —dijo su abuela—, es muy tonto.

—Tal vez sea por el aniversario del mural, ¿no?, escuché que en la ciudad harán una fiesta de disfraces como burla, tal vez aquí en el pueblo igual aunque aquí no hagamos festivales de ese tipo —dijo su abuelo.

—Si, harán una fiesta de burla hacia los híbridos y me parece muy tonto, a todas...las personas que pasaron una tragedia les parece una estupidez —dijo cabizbaja.

—De nuevo te salvaste de una discusión, ¿no?

Su abuelo se sentó junto a ella en el comedor, sabían que Yirina no estaba hecha para arreglar sus problemas, ella los evitaba por completo, recordar para ella era muy fácil, era algo que odiaba de ella porque cuando menos lo quería, en los momentos menos oportunos era cuando recordaba el mínimo detalle de algo por lo que había pasado que quería olvidar, como aquel incidente de cuando tenía siete años.

—Nos alegra que estés aquí Yirina, sea cual sea la razón para que estés aquí, te queremos.

Le dijo su abuelo con una leve sonrisa, Yirina lo miró mordiendo su labio inferior. Su abuela puso frente a ellas un plato con dos waffles empalmados bañados con miel de maple junto con mantequilla derretida. Su abuelos tenían un mejor papel de padres que sus padres, por algo iba ahí todos los veranos, intentar olvidar, y pocas veces funcionaba.

—¿A dónde te gustaría ir hoy? —le preguntó su abuela.

—No, está bien, podemos quedarnos aquí hoy y jugar en el patio.

Le respondió con una débil sonrisa tomando de su tenedor para picar el waffle y comer de él. Con la noticia de ese tonto festival todos sus ánimos se fueron a la mierda, el único lugar en el cual no se hablaban de híbridos tendría un festival para celebrar un año más sobre la construcción del muro, las personas se disfrazarían de ellos. Las personas se disfrazarían de ellos. ¡Las personas se disfrazarían de ellos!.

—¿Cuándo será ese festival? —preguntó con su vista en los waffles.

—El otro sábado, ¿por qué?

—Ese día podríamos quedarnos aquí en casa, no quiero ver a esos tontos disfrazados.

—Por supuesto cariño, nos quedaremos aquí si es lo que quieres —dijo su abuela.

—Yirina, no podemos quedarnos aquí todo el día, el festival iniciará para el atardecer, antes podríamos salir a algún lugar.

—¿A dónde quieres llevar a Yirina, Ahyun?

—¿Recuerdas el lugar que inauguraron a inicios del mes pasado? —le preguntó mirándola.

—Oh...si, es un gran lugar —dijo sonriente.

—¿De qué lugar están hablando? —preguntó Yirina confundida viéndolos a ambos.

—Es un lugar sorpresa, como dijimos, acaba de ser inaugurado a inicios del mes ante-

Un fuerte golpe en el piso de arriba resonó por la casa alertando a los tres, solo que ahora Yirina estaba preocupada y asustada por que sus abuelos no vieran al zorro híbrido en su habitación, o que él se hubiera escapado. Su abuelo se puso en pie pero Yirina rápidamente lo detuvo.

—Seguramente fue el cuervo en mi habitación, yo iré.

—Quizá tenga hambre, llévale un poco de pan.

—Eso haré, no tardaré.

Fue hacia la cocina para tomar uno de los panes que su abuela suele hacer, sin que se dieran cuenta, tomó también de una botella de leche yendo hacia su habitación, sacó la llave de su bolsillo introduciéndola en el orificio de la perilla, Sunoo escuchó el sonido de la llave regresando a su lugar debajo del escritorio, por poco y tomaba de las tijeras que Yirina había olvidado, todo porque el estúpido escritorio se movió.

—¿Necesitas algo? —cerró la puerta detrás de ella.

—N-no, puedes irte.

—No me iré, te traje esto.

—No tengo hambre.

—Pero necesitas comer algo. No conozco el metabolismo de los híbridos, pero se que necesitan comer, ¿comes pan?

—Si, pero no tengo hambre.

—suspiró—Claro...eres un zorro, ¿no? —se puso de rodillas—, los zorros son muy astutos.

Miró sus muñecas, dándose cuenta que la cuerda en sus muñecas estaba rasgada, Sunoo intentó romperla con sus colmillos pero no lo logró, Yirina sabía que quería librarse, pero no confiaba en él, y él no confiaba en ella. Suspiró, dejando el pan y la botella de leche a su alcance aún con su tobillo atado.

—Te prometo que no tiene veneno, ¿de acuerdo?

—¿Cómo sé que es cierto?

—Si te quisiera muerto, te hubiera dejado ahí bajo las ramas, es más —sonrió—, si te quisiera muerto le hubiera dicho a Jay que te tenía frente a mí y él hubiera hecho el trabajo.

—¿Jay es el hombre con el arma?

—Jay- su sonrisa se borró— él te disparó, ¿verdad?...

—suspiró, desviando la mirada—Gracias por la comida.

—Regresaré en un rato —se puso en pie, retrocediendo—, por favor, no hagas ruido.

—Seré callado cual ratón.

—Gracias.

Salió de nuevo poniendo llave a la puerta, Sunoo escuchó sus pasos alejándose poco a poco por el pasillo de madera, cuando estuvo lo suficiente lejos volvió a ponerse en pie saliendo del escritorio, esta vez fue de espaldas hacia la cama quitándose los guantes con ayuda de sus dientes para dejarlos en el suelo y poner estirarse hacia las tijeras, sus dedos lograron tocar la tela tomándola entre sus dedos para jalarla y hacer que las tijeras se acercaran cada vez más hasta que las tuvo en sus manos, regresó bajo el escritorio haciendo lo posible por quitar la cuerda entre sus muñecas, lo logró, las dejó de lado desatando el nudo en su tobillo, era libre, caminó hacia el balcón abriéndolo lentamente con cuidado de no hacer ruido hasta que hubo un espacio en donde su cuerpo podía caber solo necesitaba brincar hacia el primer piso y correr de regreso al muro.

¿Y después?...

Se detuvo con ambas manos sosteniéndose del barandal, aún tenía esa cicatriz en su nuca, Sunghoon seguía con vida y sus padres pensaban que estaba con él no en casa de una humana, seguramente imaginando que Sunghoon ya lo había hecho suyo oficialmente y todo su dinero terminaría en ellos, ¿tan egoístas eran?. ¿Cuándo fue la última vez que sus padres pensaron en él y en sus sentimientos?, si regresaba y Sunghoon estaba ahí, regresaría al mismo infierno, terminaría casado con alguien que solo abusaría de él y lo maltrataría, dejaría que los demás se burlaban de él y solo lo defendería cuando se le diera la gana. No necesitaba regresar.

Retrocedió, regresando de nuevo dentro de la habitación, se sentó bajo el escritorio haciendo el nudo en su tobillo colocándose los guantes, no confiaba en Yirina, pero cualquier cosa que pasara junto a ella, era mejor que estar con Sunghoon. Su estómago rugió volteando hacia el pan y la leche que dejó, si eso tenía veneno, era mejor. Se quitó los guantes de nuevo para poder tomar de los panes y la leche, en realidad si tenía hambre, mucha hambre, su última comida fue la comida del descanso antes de que Sunghoon se lo llevara.

El clic sonó de nuevo, volteó hacia la puerta y esta se abrió dejando ver a Yirina. ¿Debía confiar en ella?, parecía una buena persona, ella había dicho ya varias cosas que lo convencían un poco, tal vez debía confiar y dejar que lo cuidara hasta que esa bala saliera de su antebrazo. Yirina se sentó frente a su cama, en el mismo lugar donde estuvo toda la noche.

—¿Te gusta?

—Es mejor que el que venden en mi ciudad.

—Me alegra. Por cierto...tengo buenas y malas noticias.

—¿Mh?

—La buena noticia, es que encontré un lugar en donde conseguir todo lo necesario para sacarte la bala, la mala...es que será dentro de una semana.

—¿Q-que?...

—En una semana harán un festival celebrando el aniversario del muro, los humanos se disfrazarán de híbridos y será tú oportunidad para irte.

—¿Y qué pasará en una semana?

—Pues, tengo que desinfectar tu herida cada cierto tiempo para que no pierdas tu brazo a causa de heridas internas.

—¿Dolerá?...

—Muy poco, pero descuida, será rápido.

—Claro...

—Prometo que no te haré daño, ¿de acuerdo?, pero tienes que prometerme algo tu también.

—¿Qué cosa?

—No salir de la habitación, nunca, y no hacer ruido.

—Esas ya son dos cosas.

—Bien, necesito que me prometas esas dos cosas.

—De acuerdo, prometo no salirme y no hacer ruido.

—Si tienes alguna molestia en alguna de tus heridas puedes decirme, buscaré algún medicamento para que no duela o te moleste.

—Claro —mordió el pan—, gracias.

—Agradéceme cuando la bala esté fuera de ti.

Se puso en pie tomando de su libro para salir al balcón y leerlo. No sabía que estaba haciendo, ni siquiera estaba segura en poder sacar la bala, nunca lo hizo, solo eran prácticas pero con personas de hule que no podrían sufrir, que no podían sentir nada y el suero no les afectaba, sabía la cantidad necesaria para hacer que una persona no sintiera nada pero, él era un híbrido, ¿y si las cosas son diferentes?. Cerró su libro sacando su celular para investigar sobre los híbridos de zorro, tal vez había algo en ellos que cambiaba y necesitaba una dosis diferente, incluso tal vez un suero diferente.

Regresó a su habitación buscando sus libretas dentro de su mochila, sacó una que no tenía muchos apuntes para poder anotar cualquier dato que necesitaba para sacar la bala de su antebrazo. Sunoo miraba cada acción de la Yirina, todo lo hacía tan apresurada y con el ceño fruncido, al parecer cuando estaba concentrada lo hacía, eso mismo hacía Niki. Terminó de comer el pan, le quedaba un trago de la leche pero ya no tenía apetito, no cuando había recordado de nuevo a su mejor amigo.

—¿Ocurre algo? —le preguntó Yirina, llamando su atención—, tus orejas están caídas...

—Estoy bien, mis orejas no tienen nada que ver con-

—Tu estado de ánimo, de hecho si lo acabo de leer —dijo mostrándole su libreta—. En internet hay todo lo necesario para saber de híbridos menos la cantidad de suero que necesitan para sacar una bala.

—¿Que no se supone que debes saberlo?

—Para un humano sí, para un híbrido, jamás.

—Estoy seguro que la información es falsa.

—¿Por qué lo dices?

—Porque cuando investigué sobre los humanos con un amigo, decía que tenían poderes telepáticos y no he visto que atraigas nada hacia ti.

—Oh claro que los tengo, solo que no quiero usarlos —dijo sonriente.

—¿A si? —sonrío igual—, demuéstralo.

—La mente humana solo puede estar concentrada en una cosa, y ahora estoy concentrada en leer.

—¿Eso hacen los humanos para divertirse?

—Eso hace esta humana para divertirse, las demás humanas prefieren salir con sus amigas a fiestas, el cine, de compras o simplemente salir a caminar.

—Simplemente salir a caminar no es problema para mi —decía mientras jugaba con la botella cerrada—. ¿No te gusta salir, o no tienes con quien salir?

—Ambas —respondió sin verlo—, no tengo con quien salir y no me gusta salir, prefiero leer a convivir con una persona.

—¿Y el híbrido soy yo?, ¿porque detestas a las personas?

—Prefiero que...las cosas personales se queden como están, en secreto —lo miró—, es lo mejor entre enfermero y paciente.

—Si eso te hace sentir cómoda está bien, pero en mi ciudad a veces las enfermeras te hacen conversación para que olvides tu dolor, deberías tomarlo en cuenta.

Yirina lo miró, este dejó la botella de lado para acostarse en las sabanas e intentar dormir. Él tenía razón, a veces las enfermeras le hacen conversación a sus pacientes para que olviden el dolor que sienten y se distraigan de lo que sienten, incluso de lejos, cuando Sunoo despertó logro ver sus ojos hinchados por haber llorado demasiado tiempo, la pregunta era, ¿por cuanto y porque?

Vacaciones Arruinadas - Kim SunooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora