Capitulo 9

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Sin rastro

Perséfone

Desde hace una semana que no pongo un pie fuera de mis aposentos. Mi madre está un poco histérica ya que el día que estuvimos en el valle, la preocupe debido a mi pequeña tardanza.

Cuando llegue al jardín mi hizo saber lo preocupada que estaba, ya que pensó que me había pasado algo o me habían secuestrado.

No descarto la posibilidad de que me pueda suceder, ella siempre ha dicho que los mortales no son muy amigables con los dioses que deciden estar en la tierra.

pero no siento que me halla tardado tanto tiempo y además no estaba sola, Dalia y Rosset estuvimos juntas.

Puso como excusa de que los dioses de la guerra tenían un gran conflicto con los mortales y que estaban cerca del jardín. Entiendo que se haya preocupado por mí, pero el dejarme salir ya es extremo, he pasado la semana completa observando a la demás ninfa hacer sus deberes.

Quisiera ser una de esas ninfas, ellas tienen una vida normal y no tienen una madre que las sobreprotejan tanto como a mí.

Estoy parada en el gran ventanal que tengo en mi aposento desde él se puede contemplar todo el jardín en su plenitud, es una de las mejores vistas que hay en el jardín y yo la tengo para mí. Escucho los pasos de mi madre acercarme a mi aposento.

Me volteo y me preparo para recibirla, veo como la puerta es abierta y me endurezco. Mi madre entra y posa su mirada en mí y me sonríe con una calidad sonrisa en el rostro.

-Hola mi hermosa flor- se acerca a donde esto, y posando sus labios en mi frente.

-Hola, madre ¿Cómo estás el día de hoy?

-bBen amor, tu día que tal va.

-Agradable madre, estoy mirando el trabajo que hacen las ninfas hoy.

Observo como mi madre se acerca a la orilla de mi cama sentándose en ella. Yo todavía miro por el ventanal.

-Quieres salir ¿cierto? -.

-Madre ya se acerca la primavera, como diosa de ello me corresponde a mi estar con las ninfas haciendo parte de mi labor. - expreso en un tono casi suplicante.

Mi madre se levanta de mi cama y llega hasta donde estoy, toma mi rostro entre sus manos y hace que la mire directamente a los ojos.

Deméter es la diosa más hermosa que mis ojos han podido contemplar, de hecho, es la única diosa que es visto de cerca.

Ella es incomparable. Su cabello es castaño oscuro, muy diferente al mío, su tes es un poco mas morena que la mía, su rostro es tan fino, sus mejillas son bastante rellenas y pómulos exageradamente perfectos, su nariz es también delicada y perfecta al igual que la mía, son ojos son exactamente los míos pero más claro y es un poco mas alta que yo.

Me encanta saber que físicamente me parezco amas a mi madre. No se nada de mi padre, le he preguntado en varias ocasiones a mi madre, pero siempre cambia de tema o lo corta al instante.

-Ya te expliqué Perséfone, las cosas no están en muy buenos términos con los mortales y no quiero que nada malo te pase. No lo soportaría.

-Podría estar a tu lado en todo tiempo, y así nada me pasaría y haría y podre ayudar en el jard....

-No te rendirás tan fácilmente cierto.

Suspiro.

Solo quiero estar presente en la primavera es mi deber.

Mi Perfecto CaosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora