Salida
Perséfone
Pensé que este día iba a termina de la mejor manera posible y no era consiente del caos que se avecinaba.
Y lo peor de todo es que las señales siempre estuvieron delante de mí. Lo pude ver en la tristeza plasmada en el rostro de mi madre hoy, y solo puedo pensar en las innumerables veces que prometió en protegerme.
No puedo ser egoísta ahora y enojarme por ello, por que al final ella siempre me ha protegido y cuido de mí.
Aprieto mi mandíbula.
Mientras cenamos en paz de la tranquila noche, las ninfas de mi madre fueron alborotadas por la presencia masculina del dios de la guerra.
Ares...
Si había escuchado del dio una que otras veces, escuché a las ninfas decir de su despiadado temperamento a la hora de la pelea, pero nunca tuve la dicha de conocer en persona al dios en persona, no se muchas cosas de él, las pocas que he escuchado sobre el dios es lo despiadado que ha sido en las guerras de los mortales.
Ares es despiadado, no teme a la hora de pelear, es la mejor arma de su padre, nadie lo intimida y no tiene piedad con sus enemigos. Esa son algunas de las cosas que he podido escuchar de él y ahora que pode verlo por poco tiempo puedo confírmalo.
Visito el jardín, fue un caos total su presencia esta noche, ya que mi madre no le permite la entrada a ningún dios del sexo masculino. Ares no duro mucho en nuestras tierras, literalmente sus únicas palabras fueron que un tal Hermes iba venir por mi al amanecer... mi madre solo asistió en respuesta y sin esperar la más mínima respuesta de mi parte se fue.
No se lo que esta pasando aun, mi madre me ha estado evitando desde que el dios dejo su presencia. Por ello ahora espero fuera de su aposento, mientras ella da ordenes a algunas ninfas para que empaquen mis cosas.
Ahora mismo soy el vivo retracto de la confusión. no es posible que ella deje que me alejen de su lado.
Las ninfas salen y me permiten entrar al gran espacio en la habitación de mi madre. Esta se encuentra parada en la ventana mirando perdidamente el oscuro cielo, aun no se percata de mi presencia.
Me animo a hablar.
—Madre... puedo saber que pasa. Porque iremos a otro lugar—. No obtengo respuesta y continuo. —donde iremos...
No termino de hablar ya que soy interrumpida por un sollozo por parte de mi madre, corro hasta estar al lado de ella y la sostengo en mis brazos, impidiendo que caiga completamente al piso. La miro al rostro y veo las lagrimas decorar su delicado rostro.
—Lo siento mi flor... debí de cuidarte mejor...— veo la angustia en su bello rostro.
—Por qué dices eso madre.
—Prométeme que te cuidaras mejor que nadie, que no confiaras en nadie. No estaré cerca para hacerlo Perséfone. — toca mi rostro.
—¿Qué...? — siento mi cara arder por la lagrimas que amenazan con salir —¿Cómo que no estará ahí... ¿no entiendo madre?
Enserio no estoy entendiendo nada de lo que esta pasando. Tan ingenua soy.
—Tus iras a otro lugar. — explica y borra algunas de mis lágrimas. — lo harás sola no puedo ir contigo. — me abraza.
—¿Y poque no podrás hacerlo?
—El no me dejara...— las palabras de mi son silenciada por un fuerte estruendo proveniente del oscuro cielo, dos segundos después el jardín es alumbrado por la brillante luz de un rayo. El jardín se alumbra en todo su esplendor. Mi madre sigue sin decir palabra alguna y se da a la tarea de observar el cielo por varios minutos. En su mirada solo hay puro odio.
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Mi Perfecto Caos
RomanceTras la guerra contra su padre, el Dios hades fue condenado a vivir una vida de oscuridad lejos de todo lo que ya conocía. Desde su nacimiento nunca supo lo que es el amor, siquiera conocía el término de la palabra, para el solo existía el dolor y l...