—Loretta de Dandelión, agente federal —la dama enseñó su placa e identificación en la entrada del Golden Fénix.
Se presentó intachable tras limpiar y reparar su vestimenta con magia. Usaba un traje masculino formal, corbata roja, botines y una capa negra sellada con la insignia dorada del león al frente; era el uniforme del ejército de Bella Nocte. Bajo la mirada endemoniada de esa mujer no se necesitaba más; los guardias le permitieron entrar al recinto incluso antes de notar quiénes iban tras ella. La presencia de Gin Ga e Índigo, obedientes cual soldaditos tras ella, le confirió poder sin necesidad de palabras.
—¡Buscamos a Louis Van Gogh! ¡Nadie saldrá de aquí sin ser interrogado por mis hermanas! —Enunció con voz profunda causando revuelo en el recinto. Las hechiceras acababan de sellar la salida del cabaré con sus hechizos mágicos, visibles como redes violeta en cada puerta y ventana—. Wheein, Moonbyul; ustedes encárguense de despachar este gentío.
Supuso desde el comienzo que Louis no estaría en el recinto, «es un vampiro; no sería tan idiota como para venir aquí, el lugar más obvio por donde comenzaríamos a buscar pistas de su paradero», concluía sin saber que el conejo negro, Vante e incluso su padre acababan de marcharse hacía sólo un par de minutos. Su objetivo principal era obtener información de quien, como buena clienta del local, sabía que era el mejor amigo de Louis.
De no estar cegada de odio como gata cazadora tras su presa, aún conmocionada por la muerte de su padre, Loretta hubiese disfrutado subir hasta el penthouse y pasar al recibidor del famoso Golden Fénix, mucho más ser cordialmente recibida por Moshie. El extravagante salón maximalista, tapizado de verde con molduras en fuerte rosa, sofás con estampado de leopardo, pinturas coloridas y lámparas recargadas de cristales, resultaba exquisito y elegante gracias al prodigioso diseñador, mas era un detalle que pasaba de los ojos de las actuales visitas.
En la sala con Gin, Índigo y Loretta presentes, se respiraba tensión y dolor contenidos en cada rostro. El fénix paseaba bebiendo una infusión con el meñique en alto, vestía su bata de seda dorada, bajo esta se arrastraban largas plumas de mágico y translúcido ámbar similares a la cola agachada de un pavo real, algunas de las mismas caían tras su nuca añadiendo delicadeza y gracia a su andar.
«Pero ¿Qué?», la agente notó algo raro; plumas negras, el aura oscurecida y semblante fúnebre del fénix dorado eran mala señal.
—Louis no está aquí —habló Moshie mentón en alto con impavidez—, y no sé a dónde fue.
—¿Viste... —Índigo, sentado junto a Gin por orden de Loretta, no alcanzó a formular la pregunta.
—Se fue con Vante —el fénix sonrió hacia el dragón, disfrutando tener ocasión de mortificarlo. No le importaba tratar con un rey, a su alma oscurecida y agrietada ya no le importaba nada—. Estuvieron aquí hace diez minutos.
—¡¿Qué?! —el dragón gruñó involuntariamente, rabioso por no haber llegado antes.
—¿Usted habló con ellos? —inquirió Loretta haciendo a los reyes callar con un gesto.
—Sí —aseguró el fénix altanero—, pero aunque lo intenté no pude retener a mi amigo. El joven dragón es posesivo y no sabe controlarse, por poco revienta los cristales del recinto con su gruñido —acusó molesto sin despegar la vista de Índigo— ¡Se ha llevado a Louis bajo amenaza! ¡Estoy seguro!
—¡Vante es un dragón chiquito! —espetó Índigo poniéndose de pie, descolocado por su acusación— ¿Qué amenaza crees que representa para un vampiro experimentado? ¡Nula! ¡Ni siquiera gruñe! ¡Mientes, fénix!
—¡Pregunta a quien quieras en este recinto! —casi de puntillas, Moshie no se intimidó y dio un paso al frente— ¡Todo el mundo lo escuchó! Cómo se ve que Louis tenía razón y apenas conoces a tu propio hijo ¿Eh, Índigo?
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New Wonderland
FantasíaVante, el príncipe dragón, quiere conocer el mundo ¿Su impedimento? El Rey Índigo, su padre. Un conejo negro fue contratado para cuidar del príncipe, uno que se convierte en vampiro y bebe la sangre de su protegido por las noches ¿No era aquella la...