40. La Verdad Tras El Mito.

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«No, no, no, no. No te precipites», se dijo Vante al apartarse de la primera barra del local, donde Índigo se sentaba solo para pedir un trago que ahogara su frustración. El joven dragón regresó a la segunda barra, donde sus amigos aún charlaban. «Por más que quiera...», ¿abrazar a su padre?, tragó un par de lágrimas ansiando aquel contacto, su consuelo, volviendo necios sus pasos en la dirección contraria porque ¿Qué caso tenía? Incluso si el Rey Dragón lo reconocía, tras todo lo sucedido no podía simplemente aparecer ante él y pedir regresar a casa como si no pasara nada.

Como si no hubiera sido él quien puso el mundo de cabeza.

«¿Qué? ¿Qué hago?».

El alcohol huyó de su sangre con sólo elevar su temperatura, como si lo exhalara por la nariz. Nervioso, dudoso, se paró a un par de metros de sus amigos sin saber cómo decirles lo que ocurría ni qué quería hacer al respecto, pues su corazón se debatía entre huir e insistir haciendo su propia vida lejos del pasado, o regresar a casa con su padre y suplicar perdón. Como fuera, ambas opciones requerían fortaleza, de la que sentía no disponer.

—Índigo encontró el huevo de Vante en el mar —Sumido en el tema, Agust seguía explicando a Louis y Jack, quienes escuchaban con sus rostros pasmados sin notar el regreso del dragón.

El hechicero en la barra capturaba su atención y la de algunos metiches gracias a su habilidad para crear ilusiones mágicas, las que brillaban en el ambiente oscuro enseñando escenas u objetos en miniatura. Comenzó por representar al dragón padre cuidando de la gema azul, la que convirtió en un huevo jugando con ella entre sus escamas y la arena, tal como Vante le había contado. Aquel era uno de los más lindos relatos que el Señor Conejo solía narrarle al príncipe, y le robó una lágrima; veía cómo aquel suceso tan íntimo de su propia vida se convertía en historia, gracias a que lo compartió con la persona correcta .

—Su daltonismo le imposibilita buscar a la mariposa arcoíris —continuó Agust. En la pequeña ilusión sobre el mesón, el huevo del dragón padre se abrió revelando un dragoncito alargado de patas cortas como un hurón. A su vez, hizo pasar una diminuta mariposa que el pequeño ni siquiera miró... El dragón padre, triste y preocupado, caminaba alrededor de su cachorro—. Aunque suene cruel, aquel fue un golpe de suerte ¿Destino? Probablemente. Desde bebé se le concedió un estanque profundo para nadar en lugar de volar, con tal de que no escapara volando del nido—explicó mostrando al pequeño dragón zambullirse y nadar en un ambiente pintado de azul, el que encantó a Louis porque no imaginaba cómo Vante serpenteaba en las profundidades. Pronto, la ilusión del dragón padre desapareció y el pequeño dragón creció hasta ser el monstruo marino que actualente conocían, ocupando toda la barra en su serpenteo guiado por la mano derecha del hechicero que se puso de pie— Fue el afán de Índigo por esconderlo lo que lo convirtió en el primer dragón índigo en milenios con la forma correcta ¡Su forma natural! ¡¿O qué?! —desafió burlón, haciendo desaparecer al dragón— ¿Creen el bello cuento de que el primer dragón índigo salió volando del océano? ¡No! El tatara tatarabuelo de Vante es un monstruo marino, fue obligado a buscar por tierra en su forma humana, algo sumamente frustrante —explicó haciendo aparecer otra serpiente marina en escena, con sólo alzar su mano izquierda. Este era diferente a Vante, con aletas en lugar de patas— Su hijo fue forzado a ser un dragón terrestre por la desesperación del padre al no hallar la puta mariposa —explicó convirtiendo al dragón marino en uno corto y de cuatro fuertes patas—. El vuelo surgió en la tercera generación —concluyó dotando de alas al dragón, resultando en uno idéntico al Rey Índigo— Prometía tanto... ¡Pero no sirve de nada contra el bermellón!

La violenta aparición de llamas ilusorias causó más de un susto; estas estallaron tomando la forma de una cabeza de dragón que tragó al "pequeño" dragón Índigo de un bocado, como si fuera un insecto. Tan abruptamente como apareció, el fuego se extinguió dejando falsas cenizas en el mesón.

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