Silencioso blanco se extendía hasta el horizonte. Vante abrió los ojos adormilado, cálido gracias al mullido pelaje del dragón de invierno que, terminado el viaje, se recostó en el suelo. El joven dragón observó las nubes en lo alto y sonrió, complacido por los diminutos destellos que llovían del cielo cual polvo mágico causando cosquillas en su rostro.
—¡Levántense! Llegamos a nuestro destino —anunció el gato.
Efectivamente, al sentarse Vante advirtió estar rodeado de montañas, las que siempre quiso ver. Ni en sus más alocados sueños imaginó que fueran tan grandes, imponiendo su gélida y rocosa presencia sobre él, convirtiendo en simples puntitos a cada conífera en sus laderas. «¡Estamos rodeados de ellas!», admiró boquiabierto, el aliento formando nubes ante su rostro... Palpó su propio pecho en busca de su querido conejo para comentar el paisaje, no obstante, el hielo le llegó a la sangre al no hallarlo.
De golpe quitó la vista del cielo y el horizonte, divisó el bosque de cristal a un lado, la pradera del otro; todo era blanco. Blanco, blanco y más blanco hacia donde mirara, las montañas estaban cubiertas de nieve hasta su base. Bajó de un salto del lomo del dragón de invierno, mirando a su alrededor; el gatito Blanco Nube estaba en los brazos de Jack, quien llevaba un abrigo lanudo del mismo color para no desentonar el ambiente, ambos se veían tranquilos pero ¿Dónde estaba su conejito negro?
El rostro de Vante se camufló en el paisaje.
—¡Vante! —regañó el gato erizándose— ¿No está en tu chaqueta?
—¡¡LUPI~!! —el muchacho gritó desesperado, cayendo de rodillas al suelo— ¡Se me cayó~! ¡No puede ser!
—¡Alto! —Exclamó la liebre indignada, regresando el alma a su chico— ¡No lo asustes, gato de mierda!
Agust Reía en lo que la liebre apenas se asomaba entre el pelaje del dragón de invierno. Saltó hasta los pies del príncipe para llamar su atención... Louis estaba ahí, pero su pelaje ya no era negro sino blanco como una liebre ártica, la que fue abrazada "cuidadosamente"por el joven dragón que, sabía, de estrujarlo lo mataría.
—¡Aah~! —Vante gimoteó aliviado, acariciando las orejas de la liebre de algodón, cuyas puntitas eran grises— Te amo mucho, Lupi ¡Pensé que te habías caído mientras dormía!
—Cambió de color durante el viaje —explicó Agustino, aún riendo del pánico en el que el príncipe se había sumido—. Es normal que las liebres cambien de color en invierno.
—Chicos, no quiero asustar a nadie —anunció Louis siendo cargado y guardado dentro de la chaqueta de Vante. Su nariz inquieta y los besos que llovían entre sus orejas no aportaban seriedad a sus palabras— Sé que me ven lindo, bolita de algodón, abrazable, pero... ¡Pero!... Ah... Tengo hambre. Y no de fresas, exactamente.
—Muerde a Vante —contesto el gato con simpleza, señalando al elfo por dónde debían caminar— ¿De qué te quejas? Tienes un banquete infinito, sólo espera a que lleguemos al pueblo para que instale mi casa en algún lado y...
—¿Morderme? —Vante ladeó el rostro con el ceño fruncido— ¿Como las alitas de pollo? ¡No!
—¡No! —apoyó Louis horrorizado— No voy a comerte ¡Jamás te haría daño! Es... Es complicado de explicar.
—Eres malísimo explicando las cosas —rió Agust—, toma tu tiempo; tenemos dos horas de camino para que le expliques.
—¿Visitaremos todo el reino, gatito? —Jack se ilusionaba— ¡Hace... mucho. Hace mucho que no venía ¡Los bosques de cristal siguen igual! —Los llevaré a conocer los cuatro reinos de las estaciones, el siguiente será otoño —aseguró colándose dentro de la gorra de Jack, asomando su bigotes y la cola a ambos lados de su cara.

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New Wonderland
Fantasy🌈Vante, el príncipe dragón, quiere conocer el mundo ¿Su impedimento? El Rey Índigo, su padre. Un conejo negro fue contratado para cuidar del príncipe, uno que se convierte en vampiro y bebe la sangre de su protegido por las noches ¿No era aquella l...