19 - Penúltimo día

53 9 1
                                    

– Te has emborrachado, has rechazado al piojoso ese, te has acostado con mi nieto, habéis regañado, vas a perdonarlo, lo habéis hecho en el cuarto donde nació, son buenos acontecimientos. Ni yo me arriesgaba tanto a tu edad.

– Bueno, es que en parte es porque estoy loca, me lo dicen mucho últimamente.

– ¿Sophie?

– Principalmente.

– Eso es porque es tu mejor amiga, y quien te conoce bien. Entonces, ¿te casarás tú con él o me dejas la boda para mí y mi prometido?

– Vuestra boda mejor, nosotros aún no sabemos lo que somos y no hemos hecho las paces.

– ¿Qué tal vas con tu caso señorita detective?

– Mal. Desisto por el momento. Volveré cuando acabe los exámenes.

– Entonces la cosa sí que está chunga.

– Ya lo sé. ¿Garp ha avanzado?

– Creo que sí. Pero no te lo dirá.

– A tí tampoco.

Dadán expulsó el humo del cigarrillo – Vamos apañadas. Dos mujeres enamoradas de dos Monkey D. que nos esconden información para no preocuparnos ni ponernos en peligro.

– Y nos lo tomamos mal.

– Al menos están buenos, ¿no?

Tn se rió – Y lo hacen bien.

– Ahí le has dado mocosa. Aunque no pensé que tendría esta charla tan pronto contigo.

– Sabes que no es verdad.

– Lo sé. Sabo te gusta mucho, ¿eh?

– Ya lo creo.

– ¿Porque es el único que te llena o porque te gusta en completo?

– Ambas. ¿Tú?

– Garp es un buen hombre.

Y ahí, tras el segundo en silencio, se empezaron a reír a carcajadas.

– Parece que os lo pasáis bien – Makino les cortó el momento.

Tn y Dadán se limpiaron las lágrimas de la risa.

– Le contaba a Tn el momento en el que Garp decidió limpiarle los pañales la primera vez.

Makino soltó una suave risa – Como olvidarlo, le cagaste encima, y pasó de ser blanco a marrón.

– Hasta los pelos de la nariz – Dadán se volvió a reír a carcajadas, y las demás le siguieron.

– Bueno, hora de irnos – informó Makino – Ya nos hemos despedido de todos los hombres, menos tú que no puedes verlo hasta mañana. ¿Tn? ¿Llevas todo?

Tn miró las bolsas del suelo, y pronto se dio cuenta.

– ¡Me falta el móvil! – salió corriendo dejando a las mujeres suspirando por su torpeza.

Al entrar, encontró a los chicos preparándose para salir con trajes apretados, así que dio un gran parón.

Pestañeó muchas veces seguidas.

– ¿Váis a jugar a Alicia en el País de las Maravillas?

– Tn, ayúdame – Garp no parecía contento.

– No gracias. – se giró hacia Sabo – Vaya.

– ¿Has perdido algo Tn? – le preguntó Ussop.

– Mi dignidad, y si sigo por aquí, la vergüenza. De pasó, el móvil.

– Hora de irnos – Ace miró su reloj. – Sabo, te esperamos afuera, no tardes.

Calor en invierno - Contratiempo 2 (Sabo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora