20 - A pocas horas

62 8 1
                                    

La pelirroja suspiró – Tengo miedo, ¿y si dice que no?

– Le pegamos. ¡No! ¿Qué le duele a un rico?

– Sophie.

– Lo siento cuñi.

– Hace mucho que no me llamabas así.

– Es que tengo un novio formal. Pero Tn sigue siendo mi esposa.

– ¡Quiero mi anillo! – gritó la nombrada desde lejos.

– ¡Sigo siendo pobre!

– ¡Pues quiero el divorcio!

– ¡Cuando nos casemos una de las dos!

– ¡¿Sabes dónde está Zoro?!

– ¡No voy a hacerte tía!

– ¡Por favor!

La pelirroja se rió – Hacéis que me anime enseguida.

– Estas dos siempre están locas – Makino negó con la cabeza mientras terminaba de maquillarla.

– Ya estamos aquí – Nami y Rebecca entraron despacio.

– ¿Ya dando guerra? Son las siete de la mañana – se quejó Nami al ver a Sophie y Tn abrazadas riéndose.

– Solo reafirmamos nuestro amor. – contestó Tn.

– Ya que estáis aquí, voy a ver cómo están los chicos. – Sophie se separó.

– Tú vas a ver a Zoro – Tn la miró mal.

– Tn, tú encárgate de ver cómo van los chicos. Es una suerte que no tengas pareja. ¡Va!

Las amigas salieron bajo la mirada autoritaria de Nami, y en la puerta se encontraron a Vivi y Robin, que saludaron emocionadas a las amigas.

A mitad de camino, Sophie besó la mejilla de Tn para ir en busca de su novio.

Tn suspiró antes de ser abrazada, y asustada, por detrás.

– ¿Qué hace mi dulce novia tan sola por los pasillos? Un lobo podría aprovechar su oportunidad para secuestrarte y comerte.

Ella se rió dulcemente – Busco a un héroe que me libre de ellos.

– ¿Un héroe? Ya es tarde bichito, este lobo ya te tiene pillada, y piensa comerte.

– ¿Dónde?

– Cuarto de limpieza.

Se separó para girarla y poder verla de frente. Se quedó anonadado al verla. Iba en camisón con unos pantalones de chándal, sin sujetador, y descalza. Y aún así, iba preciosa.

– ¿Todo esto para mí? Por las pecas de Ace, ya tengo hambre.

– ¡Sabo! Debo ver cómo está tu abuelo, y volver para seguir preparando a Dadán.

– Quedan cinco horas, pueden sobrevivir sin tí un par de minutos que este lobo aprovechará.

– Te odio – murmuró besándolo mientras enrollaba sus piernas en la cintura de este.

Ambos se encerraron en el cuarto de limpieza mientras se besaban.

Sabo rozó los pezones duros que se le notaban por el camisón, en cuanto vio cómo ella se movió de placer, los apretó con los dedos.

Tn abrió la boca aún besándolo.

Pero no se quedó quieta.

Se quitó el camisón dejándolo con la boca abierta por tal atrevimiento, le bajó los pantalones, y nada más asomar, ya se la estaba chupando.

Calor en invierno - Contratiempo 2 (Sabo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora