CAPÍTULO I: HUIDA DESESPERADA

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Observó atentamente el sable de luz, ahora partido por la mitad. El sable de luz que tiempo        atrás había  pertenecido al poderoso e inigualable Anakin Skywalker, también a su hijo Luke, ahora, le pertenecía a ella. El reluciente destello blanquecino del cristal Kaiver, hecho añicos en el interior de su empuñadura, se clavaba en sus pupilas; era un reflejo que la hipnotizaba; mientras leves escalofríos recorrían sus manos por culpa del gélido contacto del metal contra su piel. No se sentía merecedora de aquel mítico trofeo, más bien se sentía culpable de que la espada se encontrara en tan mal estado.

Desvió la mirada hacia Finn, su amigo abrió un cajón y cogió una manta para cubrir a una joven que se encontraba inconsciente. Se mostraba sorprendida de ver lo mucho que habían cambiado las cosas desde su marcha hacia a Ach-Too, siguiendo el rastro de Luke Skywalker.

Leía se sentó a su lado

---Luke se ha ido---declaró Rey, con una voz apagada que hizo a la anciana sentir su inmensa tristeza---lo he sentido. Pero no era tristeza, era paz y determinación.

El tono de Rey era tranquilizador, pero Leia sabía el dolor y el pesar que ocultaba bajo aquella nostálgica voz. 

---También lo he sentido.

 Su hermano había pasado a ser uno con la Fuerza, como lo harían  ella y todos los demás algún día. Pero aun así, Leia sabía mejor que nadie que no importaba donde. Sí, en algún recóndito lugar de aquella presencia omnipresente, fluyendo por todos lados, su hermano seguía allí, observándolas...

---¿Cómo construimos una rebelión a partir de esto? --- inquirió la joven, con un aire de preocupación y temor en su mirada, que por muy valerosa que fuera, no podía disimular.

 La anciana posó su mano en una de las dos mitades quebradas del sable. Aquella pregunta podía ser respondida con un centenar de respuestas, pero ninguna se ajustaba a lo que ella quería decir, buscó las palabras apropiadas en su dolorido corazón.

---Tenemos cuanto se requiere--- solo se limitó a decir eso, segura de que Rey no necesitaba más explicación que aquella. Ella la sonrió débilmente y se miraron la una a la otra, tratando de consolarse mutuamente.

---Lo siento mucho general--- prosiguió la chica ---intenté que Ben regresará del Lado Oscuro. Hice todo cuanto estaba en mis manos, pero fracasé, ahora por mi culpa su hijo jamás regresará, él es nuestra última esperanza--- relató mientras relucientes y ardientes lágrimas resbalaban por su rostro.

La anciana la observó en silencio, tratando de contener su pesar también.

---No te preocupes Rey, no te sientas culpable, tuve esperanza durante mucho tiempo, pero, ahora sé que mi hijo se ha ido para siempre, que Snoke se llevó por completo a Ben y todo lo que queda de él no es más que Kilo Ren. Pero de todas formas te lo agradezco inmensamente, todo lo que has hecho por mi hijo--- explicó.

---General, su ayuda también ha sido crucial----terció Rey--- usted también es una mujer muy fuerte y ha luchado hasta el final, nunca le dio por perdido.

La general la sonrió mientras trataba de ordenar sus pensamientos.

---Somos esperanza, las rebeliones se basan en la esperanza, en la determinación para poder luchar frente a la Primera Orden. No estamos solos, la chispa sigue viva, y mientras esa chispa no se desvanezca, debemos seguir intentándolo.

---Me temo que necesito estar sola.

---Claro, te lo mereces, lo entiendo perfectamente.

Rey agradecía que Leia fuese tan comprensiva con ella y que la consolara. A lo largo de su vida y desde que era una inocente niña, jamás nadie la apoyó cuando se hacía una herida en la rodilla o lloraba asustada por las noches, extrañando a unos padres a los que probablemente nunca conocería. 

LA ETERNIDAD DE LA FUERZA (fanfiction reylo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora