CAPÍTULO XIII: DECLARACIÓN DE AMOR

116 4 0
                                    


ESTE CAPÍTULO CONTIENE ESCENA LEMON!! !

 Rey se había sumido en un profundo sueño. Recordaba fragmentos difusos de todo lo ocurrido. Cuando abrió los ojos se sintió mareada y perdida en otro mundo, tal vez fuera el efecto que las luces blancas y azules de neón creaban sobre su cabeza, o tal vez el intenso olor a metal de la sala, tal vez por la intensidad de su lucha, su sable láser ahora despedía ese hedor candente.

Pero luego se dio cuenta de que no era por nada de esas dos cosas. Se trataba del hombre que tenía enfrente de ella. Al abrir los ojos, tardó en divisarlo. Allí estaba, plantado como un centinela sobre su cama, esperando a ver una mínima reacción de ella ante su presencia. Extraño, como si la estuviera calibrando con su mirada, evaluando lo que podía hacerla sentir. Empezando porque en ese momento la Fuerza no era una excusa trivial, sino más bien un retortijón en su garganta.

Se retorcía indomable, como una serpiente enardecida y enroscada a sus corazones. Una Fuerza indomable, un pulso magnético que acompasaba sus corazones.

La conexión era mágicamente poderosa. Lo supo cuando levantó sus ojos hacia los suyos. Sus pupilas oscuras, cargadas de un amor que estaba reprimiendo.

En verdad, estaba cansada de que se reprimiera tanto ante ella.

Antes de que Rey pudiera separar sus labios para hablar, Ben alzó una mano. Era un gesto un tanto regio y autoritario, que reafirmaba su título de Líder Supremo.

—Nadie te va a hacer daño, me he asegurado de que nadie se manche las manos de sangre—explicó, con una sensual y aparente neutralidad. —Peor, que no se manchen las manos con tu sangre.

Aquella frase la dejó sin respiración.

—Antes querías matarme—replicó Rey suavemente—y ahora no, ahora deseas protegerme por encima de todo.

Se levantó de la cama, ignorando sus sudores y el dolor físico que le atenazaba todo el cuerpo. La mirada de Ben estaba pegada a cada una de sus curvas, transparentadas por el camisón casi transparente.

¿Cuándo la había cambiado de ropa? No lo sabía.

Dio un paso hacia él, conteniendo la respiración. Como si solo su belleza y la atracción que sentía por él pudieran asfixiarla.

—¿Por qué?

Los ojos de Ben se dilataron.

—Esa misma pregunta te hice yo hace tiempo, y no respondiste—sonrió entonces con indulgencia. —Respóndeme tú primero, luego te responderé yo. Si vamos a jugar con las palabras, jugamos los dos.

—No sabía que podías ser tan rencoroso—le espetó Rey, directa.

—No lo soy, más bien yo lo defino como justicia.

Esa sonrisa permanecía aún plasmada en su rostro. Rey levantó la vista hacia él, desviando la vista hacia sus labios. Aquellos labios que pronunciaban esas palabras la habían besado antes. No quería que la hablara con rodeos.

¿Si la amaba, por qué seguía sin decirlo?

—¿Sabes como defino yo a que me acabes de salvar? —Rey obvió lo que había dicho, quería desviar el tema hacia donde la interesaba. —Lo defino como amor incondicional, todo lo que has hecho y haces por mí.

Frunció los labios.

—A pesar de que sigas fingiendo que quieres matarme, que desearías ver a la última Jedi muerto si no puedo unirme a tu causa. Tal vez deberías poner orden en tus sentimientos, no haces más que contradecirte.

LA ETERNIDAD DE LA FUERZA (fanfiction reylo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora