EPÍLOGO

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Naboo, año 11 DBKB.

(Once años después de la Batalla de Kef Bir)

---Listo, el Halcón Milenario pronto volverá a surcar los cielos--- dijo un Ben un tanto más mayor, se veía como el paso del tiempo había pasado por su rostro, ahora iba ataviado con una túnica Jedi y sus ojos brillaban reflejando algo muy antiguo, también tenía una leve barba que le cubría el mentón, pero a Rey le seguía pareciendo tan atractivo como siempre.

Ella había cambiado, aunque no tanto, la melena le llegaba hasta la cintura, y su rostro era el de una mujer sabia y elegante, feliz, Ben la había jurado que siempre le parecería la mujer más hermosa que había visto en su vida.

Ahora ella era su esposa, todos en el templo Jedi la llamaban "maestra Rey Solo", a ella le hacía muchísima ilusión llevar ese apellido junto a su nombre de nacimiento, la hacía sentirse más que orgullosa de haber formado una familia con el hombre al que amaba.

---Pensaba que nunca más volvería a volar, estaba muy deteriorado--- dijo Rey, Ben se giró hacia ella, y se dieron un fugaz beso antes de abandonar la esplanada en la que ahora vivían, el planeta Naboo, su hogar era nada más y nada menos que el castillo donde los abuelos de Ben contrajeron matrimonio, Rey y Ben también se casaron allí, en ese mismo balcón con espectaculares vistas.

En sus brazos, el pequeño Anakin se revolvió inquieto, y comenzó a llorar por lo bajo, Rey le meció en sus brazos, observando como tenía su pelo y los ojos de Ben, profundos y mágicos, el bebé, envuelto en una sábana, observaba a sus padres con curiosidad.

Ben alargó una mano para tocar la de su hijo, diminuta y suave, la mano que años después pilotaría el Halcón Milenario, pues su hermana mayor no compartía los mismos gustos, decía que deseaba ser una Jedi Gris y heredar el templo que sus padres habían fundado poco después de la batalla de Kef Bir, once años habían pasado desde aquel día. No obligaban a ningún joven padawan a ser un Jedi, solo les enseñaban a controlar sus poderes.

Beney los había desarrollado apenas al nacer, pues siendo bebé ya podía hacer levitar objetos con la fuerza, Ben y Rey se acordaban muy bien de ese día, el día en que fueron padres, todos en pueblo los adoraban, Beney llevaba de la mano a Anakin, que estaba empezando a dar los primeros pasos, mientras Ben y Rey reían.

Ben miraba a Rey, pasando la mano por su espalda.

--- ¿Dónde está Beney?, se supone que estaba con el resto de padawans---

---Me ha dicho que ha tenido una fluctuación, ya sabes que los fantasmas de la fuerza vienen a verla siempre que pueden, ¿te puedes creer que tu madre se presentó el otro día mientras dormía? ---

Ben dejó escapar una carcajada.

---Si, ya sabes que a Leia la hace muy feliz visitar a sus nietos, tal vez quiera cantarle a nuestro pequeño Anakin la misma nana que me cantaba a mi cuando era un crío---

--- Tal vez--- repitió Rey, sin dejar de mirar a su hijo, su nombre en honor al elegido de la fuerza, este alargó su manita, haciendo levitar un mechón de pelo suelto de la larga trenza de Rey.

---Vaya, tú también eres sensible a la fuerza Anakin--- dijeron los dos a la vez, él bebe emitió en gorgorito de felicidad.

Siguieron caminado un buen rato en silencio, las manos enlazadas por detrás de sus espaldas cambiaron el tema de conversación.

---¿Qué tal están Poe, Finn, Jannah y Rose?, hace tiempo que no los veo, deberíamos visitarlos este otoño--- reconoció Ben.

Rey sonrió.

LA ETERNIDAD DE LA FUERZA (fanfiction reylo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora