LA ETERNIDAD DE LA FUERZA (fanfiction reylo)

CAPÍTULO XXIX: FUERZA DE AMOR

¡Hola! Ya he visto que hemos llegado a las mil lecturas, y os voy a subir un capítulo un poco especial, ya que está finalizando la historia. De nuevo, muchas gracias a todos por leerme.

Espero de corazón que os esté gustando la historia, en realidad la escribí hace tiempo y tiene algunas modificaciones, pero no me había atrevido a compartirla hasta este momento.

(CONTIENE ESCENA LEMON)

Una vez que habían regresado a la base de la Resistencia, Ben y Rey tuvieron tiempo de arreglarse y desprenderse de la suciedad. Decidieron bañarse juntos, ahora que podían disfrutar de su mutua compañía.

Sus manos encontraron sus caderas y la hicieron sentarse a horcajadas sobre él. Pero Rey no se iba a dar por vencida tan fácilmente, se escurrió entre los brazos fuertes del hombre, y ante su mirada se metió en la bañera. Sus piernas removieron el agua, provocando una explosión de círculos concéntricos a su alrededor.

—Necesito darme un baño, Solo—sonrió Rey, de forma traviesa—así que ahora no es el momento, y mucho menos después de entrenar todo el día. Por si no lo sabías, ser Jedi es muy complicado, cansado, y usar la Fuerza es agotador.

—Rey...

La Jedi extendió una mano, y Ben observó como corrían las gotas de agua por ella. Su pelo flotaba como una telaraña por el agua. Tuvo que morderse el labio, de tan solo pensar que era una delicada cortina de agua lo que le impedía observar su cuerpo desnudo.

—Sor tu prisionera, y tienes que cuidarme—dijo, sin miramientos—báñame.

Ben se levantó con una sonrisa en los labios. No pensaba que Rey pudiera ser tan directa, pero de todos modos ya se lo compensaría después. Rey sonrió cuando sintió las manos del hombre acariciarla los hombros, doloridos por su entrenamiento.

—Si me hubieras dejado que te enseñara, no te dolería tanto.

Rey alzó la cabeza, cerrando los ojos para centrarse en el contacto de sus manos sobre ella, ejerciendo un poder eléctrico por todo su cuerpo. Sonrió, pensando que sí le iba a decir lo que quería decirle.

—En este mundo, hay cosas que me duelen más que eso, Ben Solo, mucho más que eso—sintió mediante la Fuerza como le gustaba que dijera su nombre—y una de ellas, es que no te metas en la bañera conmigo. Pero lo diré de otro modo, no poder quererte.

El hombre se rio gravemente.

—Estás aprendiendo a ser muy directa, y eso me da miedo—terció él—¿desde cuándo has dejado de ser la chica cobarde que capturé en Takodana?

La mujer se giró, y le dio un beso suave en los labios. Las manos de Ben descendieron hacia sus pezones húmedos, y entre los vapores del agua, sintió como estaban erectos y resbaladizos. Ben enredó sus manos en su pelo, e intensificó aún más su beso.

—No soy la misma, y nunca más lo voy a ser—respondió Rey, susurrándole—necesito cambiar, necesitamos cambiar. Esta guerra no nos lleva a ningún lado, y a veces, me planteo por qué estoy aquí, porque necesito que vuelvas.

—No necesito volver, porque ya estoy aquí contigo, Rey—tomó sus manos, besándolas con cuidado—ahora puedes sentirme, puedes tomar mi mano por fin.

Rey miró sus manos unidas, y después contempló la vulnerabilidad de su cuerpo malherido. Entonces, él se quitó la ropa con rapidez y se metió en el agua con ella. Aprovechó para estrecharla contra él, depositando suaves besos en su frente.

—Una vez te dije que dejaras tu pasado ir—sus dedos estaban perdidos en su pelo—hazlo, mira hacia el futuro. Rey, no tengas miedo de ser quién eres o de venir de dónde vienes. Provienes de un linaje igualmente valioso, pero a mí lo que me importa eres tú.