No sentiría más compasión por él. Se había marchado sin despedirse, todo había transcurrido tan efímeramente, en su mente estaba todo desordenado. Necesitaba recapacitar y pensar con claridad, pero sus sentimientos lo traicionaban de continuo, disminuyendo su capacidad para razonar, incluso para expresarse adecuadamente. Miles de voces susurraban en lo más profundo de su mente, un ausente eco perdiéndose en sus pensamientos.
Allí, arrodillado en gélido y cristalino suelo del planeta Krait, había disputado su última batalla contra Luke Skywalker, su tío. Prometía ser un combate memorable; en el que asesinaría al último Jedi para así destruir la orden junto a él; con su único propósito de finalizar de una vez por todas lo que Lord Vader comenzó; terminó por desembocar en una elaborada estratagema por parte del maestro Jedi. Había conseguido engañarlo por completo, los últimos supervivientes de la Resistencia, incluida Rey, pudiesen escapar del planeta.
Aun así, el malvado general Hux y sus tropas de soldados de asalto armados hasta los dientes revisaban cada centímetro de aquella laberíntica cavidad minera, sepultada entre las rocas preciosas del desolado planeta.
El general Hux se asomó levemente por la puerta, observando al nuevo Líder Supremo. Se acercó temeroso hacia Kilo Ren, dudoso de su opinión acerca de la noticia que le iba a comunicar, con miedo a molestarle, ya que temía excesivamente la reacción del chico ante lo que estaba a punto de escuchar.
---Disculpe que le moleste, Líder Supremo, pero he de informarle de que los últimos miembros de la resistencia han huido del planeta. Aunque busquemos y registremos jamás encontraremos ni un miserable rebelde en este recóndito lugar.
Kilo se levantó, apoyándose levemente en la pared, mientras trataba de hacer un esfuerzo por escuchar el comunicado del general. Sin mediar palabra, se incorporó lentamente, dirigiéndose hacia uno de los túneles deteniéndose en seco, observando furioso una pequeña salida no cartografiada de la instalación. Centenares de pesadas rocas estaban desparramadas por el suelo.
Hux ordenó a sus tropas que se quedaran custodiando la sala principal de la mina, mientras se disponía a seguirle el rastro al Líder Supremo. Al llegar allí esperó a que él hablara, pero este al seguir hipnotizado con el resplandor que se filtraba por ese amplio orificio y a la vez perdido en sus pensamientos habló primero.
---No existen más salidas en estas instalaciones, por lo tanto, la Resistencia ha tenido que escapar por esta salida --- añadió, con voz trémula, no había reparado en la existencia de ella.
---No--- repuso el líder supremo, sin inmutarse, ---no es una salida natural, una Jedi, una Jedi ha movido las rocas mediante la fuerza, puedo sentirlo, de otra manera sería imposible que la resistencia las hubiese apartado---
El instructor lo miró sorprendido, sin comprender lo que su superior trataba de decirle.
---Disculpe señor, la orden Jedi se extinguió hace ya más de ciento veinte años.
---Los Jedis siguen vivos, aún hay personas sensibles a la fuerza---respondió----mientras haya personas que sean sensibles a la fuerza la semilla de los Jedis sigue viva, al igual que la de la orden. Debemos andar con cuidado, una Jedi está presente en la resistencia y mientras eso sea así no podremos ganar.
---Entonces ¿Qué hacemos ahora, Líder Supremo? No disponemos de más armas y nuestra flota de naves está reducida a lo más mínimo. Por mucho que queramos ir tras ellos será imposible seguirles el rastro sin la nave principal. Solo nos queda una opción, debemos recurrir a los aliados de las regiones mineras de la galaxia, solo ellos pueden proporcionarnos armas y una nueva flota de naves.
---Intuitivo general, siga así ---contestó Kilo Ren, sin darse la vuelta, ---ordene a las tropas que ingresen en la nave, buscaremos a los aliados de los sistemas mineros, los esclavos del difunto líder supremo.
El chico se quedó inmóvil por unos segundos, reflexionando acerca del brillante futuro que le depararía a la Primera Orden, resurgiendo de sus cenizas, mientras el general le miraba confundido, sin comprender que decisión acabaría por tomar. Unos segundos más tarde, indicó su próximo destino interestelar.
De camino a la nave principal, con el propósito de acudir a dichos sistemas mineros. El nuevo Líder Supremo estaba a tan solo unos metros de entrar en la nave principal, cuando sus oídos captaron una vez más las voces que resonaban en su cabeza
Ben, no hagas esto, no hagas esto.
Retumbaba el eco una y otra vez, cuanto más trataba de olvidarlo, con más fuerza volvía a sonar. ¨Ben, vuelve a casa, vuelve a casa ....
Reconocía esa voz, la inconfundible voz de su padre, Han Solo, y el eco, la tierna voz de Leia, su madre. Por último, la voz que le dilató las pupilas por completo...
Ben, por favor no sigas por ahí...
---Líder supremo, ¿se encuentra bien? ---
---Si--- masculló entre sus dientes, furioso de que hubieran interrumpido una vez más sus pensamientos y caminó hacia la nave.
Hux le observaba con ojos contritos. Las reacciones y respuestas con monosílabos de su superior se le antojaban un tanto incompetentes. Pero el mismo sabía que no debía echarle nada en cara, principalmente porque no tenía el suficiente valor para hacerlo.
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---¿Entonces, todas esas conexiones mediante la fuerza las habías compartido con Kilo Ren?" preguntó Finn, sin comprender aun lo que su amiga trataba de explicarle.
---Si----confirmó Rey, tratando de olvidarse de él, cuando la mano de Poe se posó sobre suya amigablemente.
---No te preocupes Rey, solo es cuestión de tiempo que derrotemos a la primera orden. No estamos solos, en cualquier rincón de la galaxia conocen nuestro símbolo, y tienen toda su fe en él.
Rey sonrió a su compañero, mientras tal recuerdo se borraba de su memoria, por el momento y dejando el pasado morir, como él mismo le había dicho
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La reducida flota de naves de la primera orden avanzaba impetuosamente suspendida entre los miles de relucientes estrellas del espacio exterior.
---General Hux, le ordeno que me informe de los planetas en los que recibiremos nuestros deseados aliados.
---Si, Líder Supremo--- respondió el pelirrojo, mientras observaba el holograma que le mostraba un amplio y sofisticado mapa estelar.
---Tenemos a nuestro alcance tres sistemas mineros aliados señor, Mustafar, Corellia y Sullust, todos ubicados en el borde exterior---
El muchacho no dudó ni un instante en decidir su próximo destino.
---Informen a la cuidad minera de Mustafar, allí es donde iremos, conozco a unos fieles aliados que nos servirán de vital ayuda, general.
---Estupendo, entonces iremos rumbo a Mustafar---, concluyó el general, sin perder la compostura.
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LA ETERNIDAD DE LA FUERZA (fanfiction reylo)
Ciencia FicciónDespués de los eventos de The Last Jedi, la Resistencia pugna por sobrevivir entre los reducidos planetas del Borde Exterior, tan solo un puñado de aliados claves para ganar la guerra. La Primera Orden se crece en su supremacía, pero entre ambos ban...