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Así había sido su fin de semana: El viernes en la noche, estuvo de fiesta con Nancy y Robin. El sábado se puso al día con los nerds, emocionados porque ya eran preparatorianos y se sentían niños grandes. El domingo, fue a la iglesia. En realidad no era lo suyo, pero quería acompañar a su mamá, que recientemente había desembarcado de su crucero y había vuelto al pueblo una temporada. 

Fue considerablemente menos aburrido de lo que recordaba de su infancia. Había tenido la oportunidad de tener un momento de paz mental, pero sobre todo de disfrutar de la compañía de su madre, a quien recientemente había comenzado a valorar. La admiración con que la gente del pueblo veía a esa hermosa y sofisticada mujer, lo hacía regodearse de orgullo de ser su hijo. 

El lunes por la mañana empezó su turno en el Family Video. Cuando había empezado a trabajar ahí no sabía que le iba a gustar tanto. Obviando a Keith, que a veces podía ser un fastidio, era un buen empleo que le permitía conocer gente, hablar de películas con Robin, y además estaba ahorrando y estaba haciendo planes para buscar un lugar pequeño para vivir por su cuenta. 

Como siempre, esa jornada empezó lenta, pero cuando empezara a haber más demanda, poco después de medio día, Robin empezaría su turno luego de clases. Normalmente trabajaba medio tiempo por la tarde.

Pero ese día su amiga estaba tardando en aparecer. Lo comentó de pasada con Keith, pero él no estaba sorprendido. 

—No va a venir —le explicó—. Me contó que no tiene tiempo para hacer sus tareas escolares y que únicamente va a trabajar los fines de semana —alzó una ceja—. ¿No te dijo?

—C-claro que me dijo —espetó Steve, enrojeciendo, ofendido de que Keith osara suponer que su amiga, su mejor amiga no lo hubiera informado de sus planes—. Sólo que me olvidé...

La gente solía decirle que era demasiado despistado y que no le prestaba atención a los demás; pero, por más que intentaba rememorar, más seguro estaba de que la chica no le había contado sobre su cambio de horario. Debía haber pasado algo el fin de semana que la llevara a tomar la decisión de forma tan repentina. Esperaba que no fuera algo grave. 

Sin tomar en cuenta las políticas de Keith, cuando calculó que Robin ya estaría en su casa, marcó su número telefónico. 

Atendió la señora Buckley y Steve pudo escuchar en el fondo la voz de su amiga. Pero cuando la señora Buckley volvió a ponerse al habla, le dijo, apenada, que Robin no estaba en casa y que ya lo llamaría cuando volviera. 

Colgó el teléfono, contrariado, sin saber cómo tomar esa evidente mentira. 

Intentó decirse que las tareas escolares de su amiga eran tan complicadas y difíciles que requerían su completa atención, e impedían que hablara con él. 

Pero su vena catastrofista dirigió sus pensamientos a un lugar más oscuro y se preguntó si su amiga finalmente se había hartado de él. 

Keith lo sacó de su ensimismamiento sin compasión, recordándole sus tareas para el resto de la jornada. A regañadientes, decidió hacerle caso. Debía concentrarse en el trabajo y usarlo como distracción de esas ideas angustiantes.


Cuando llegó la hora que usualmente tomaba para comer algo, salió por la puerta trasera hacia el callejón que estaba a un lado de la tienda para encender un cigarrillo. 

Desde donde estaba pudo ver el auto de Nancy aparcar frente al Family Video y en seguida escuchó las voces de la pandilla de nerds parloteando de sus cosas. 

Cuando salió del callejón los nerds ya habían entrado a la tienda. En el auto sólo había quedado Nancy. 

No se habían visto desde la mañana del sábado y se detuvo un momento a considerar si era mejor fingir que no la había visto, pero ya era tarde para regresar por dónde había llegado. 

—Hola —le dijo Steve con una sonrisa tímida. 

Nancy le sonrió también, tensa. 

—Hola —murmuró evitando sus ojos—. ¿Cómo estás? 

Steve arrugó el ceño en dirección de los nerds, que se estaban burlando por la torva mirada que Mike le estaba enviando desde la ventana de la tienda. 

—Bien... —dijo Steve, haciendo un esfuerzo de ignorar al celoso muchacho. 

—Me tengo que ir... —murmuró Nancy. 

—¿Sí...? —preguntó Steve incómodo, frotándose el brazo—. Si quieres me voy yo... 

—¡No, no...! —dijo Nancy apresuradamente—. No es por ti —le dijo intentando sonreír—. Sólo vine a dejar a los chicos. 

Steve le sonrió. 

—Ah, entiendo... 

—Bueno... —Nancy empezó un amago de despedida, pero Steve la interrumpió. 

—Espera... —ella lo miró con una expresión atemorizada—. Sólo quería preguntarte si viste a Robin en la escuela. 

—Oh... —Nancy bajó la cara—. No, en realidad... Creo... Creo que me está evitando. 

—No... No creo... —titubeó el muchacho—. Es que ha estado muy ocupada. Por la escuela y demás... ¿no? 

Nancy movió la cabeza a los lados. 

—Está enojada con nosotros desde... Desde lo de la fiesta. 

—¿A qué te refieres? 

—Ya sabes... —Nancy hizo una pausa y se mordió el labio—. Nos vio irnos juntos. Debe saber... lo que hicimos. 

—Ah... ¿Crees que eso la molestó? —preguntó Steve sin entender. 

Nancy asintió. 

—Yo... lo siento mucho—dijo Nancy con voz triste—. No era mi intención interponerme entre ustedes. 

—No, no, no —Steve agitó la cabeza a los lados—. ¿De qué hablas? Tú no hiciste nada malo. Robin y yo no estamos juntos. Ella... —se interrumpió por un momento—. Es mi amiga. 

—Bueno... Creo que ella quería algo más -murmuró Nancy, que no veía otra explicación—. En serio, lo siento —repitió. Steve siguió negando con la cabeza, sin saber cómo explicarle que él no podía interesarle a Robin de esa forma—. Ojalá pudiera hacer algo para ayudar a reconciliarlos... Si se te ocurre un plan... 

—Gracias... —balbució Steve—. Pero te aseguro que no es eso. Sólo ha estado ocupada. 

Nancy le sonrió con tristeza, y asintió con la cabeza aunque era evidente que no estaba convencida.


Eso terminó de arruinar el resto del día. Su cabeza comenzó a dar vueltas otra vez, sobre las mismas ideas y temores que lo habían asediado todo el fin de semana.

Últimamente no había sido un buen amigo. Para nadie.
Sentía que en un sólo fin de semana había echado a perder su relación con Nancy, con Robin, con Jonathan e incluso con Mike.

***


Ya voy a aceptar que no sé escribir capítulos largos. Éste es mi estilo

Por cierto, que no puedo Marta con el calor 🫠

Amores extraños (Steve x Billy - Harringrove)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora