Capitulo 13

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Amy

A penas podía procesar toda aquella información que le había dado Rossi a Lucas, quien ahora me explicaba detalladamente lo que estaba sucediendo en este instante en el instituto.

Nunca pensé que lo diría pero gracias a dios que vinimos aquí. Al parecer, ahora mismo aquel lugar era un caos total.  Las chicas tenían miedo de ser atacadas y cada vez alcanzaba menos el dinero para pagar a los profesores, porque las matrículas descendían a montón.

Los secuestros aumentaban, ya eran 8 chicas en dos semanas contando mis amigas.

De entre mis labios solo pudieron salir dos palabras —Maldita sea— se me escapó una pequeña y fría lágrima que limpié con rabia, la rabia que sentía hacia la persona que estuviera provocando todo aquello.

Me había prometido no llorar más así que alcé la mirada, no quería parecer débil delante de Lucas.

—Las encontraremos, a todas— al escuchar esas palabras salir de su boca olvidé todo enfado que tuviera con él del día anterior, y me quebré completamente por dentro, dejando mi orgullo de lado.

—Lucas, tengo miedo, ya perdí a mis padres y no aguantaría...— bajé la cabeza intentando no derramar lágrimas y fui interrumpida.

—Ey Brownie, lo prometo— nadie nunca me había llamado así, era el nombre de un dulce, pero también como un diminutivo de mi apellido, levanté el mentón para quejarme, pero me quedé callada al sentir que sus hermosos ojos azules se encontraban con los míos color café, dios, que guapo era.

No sé cuándo ni cómo, pero de repente sus labios rosados se encontraban estampados sobre los míos, moviéndose como si hubiéramos necesitado ese contacto toda una vida. Mis manos se enganchaban en su nuca y las suyas estaban posadas en mi cintura. En ese preciso momento, agradecí que la cafetería estuviera cerrada y hayamos tenido que quedarnos en la mansión.

De un momento a otro ya me encontraba encima de la isla de mármol de la cocina que me llamó la atención desde que entré por primera vez, mis piernas abiertas y su torso entre ellas, mientras me masajeaba sin despegarse de mi boca. Mis manos pasaron a su pelo, y nuestras lenguas se encontraron, provocando que soltara un suave gemido que hizo que él mostrara una pequeña sonrisa.

—No puedo hacerlo— dije aunque sabía que quería continuar—Lucas... hemos venido aquí con un propósito y no podemos estropearlo...—me apresuré a separarme de su cuerpo para dirigirme a la habitación.

No era correcto lo que estábamos haciendo.

Ya en la cama recostada comencé a recordar los detalles de aquel momento, era tan placentero tenerlo cerca de mí, hacía que me sintiera segura como nadie lo había hecho jamás, tampoco ningún hombre había logrado que me temblaran las piernas como él lo hacía.

Estaba muy confundida... tal vez si quería algo con alguien, pero no ahora... mi prioridad en ese segundo era encontrar a mis amigas, y él me ayudaría, como hizo desde que nos conocimos.

Es cierto que al principio nos llevábamos mal, pero algo a cambiado, desde hace un tiempo comencé a sentir algo más que deseo hacia él, tenerlo cerca provocaba que mis hormonas de chica de 16 años se alteraran demasiado.

Todo en él era perfecto... sus ojos con diferentes tonos de azul, sus rosados labios, su largo pelo, su voz... él era perfecto.

Tenía hambre, pero desapareció cuando el sueño se apoderó de mí hasta hacer que me quedara dormida.

***

Horas después, un extraño ruido afuera me despertó, me levanté de un tirón y abrí el armario para tomar un bate que tenía Lucas, y abrir la puerta de la habitación, por suerte  nada estaba fuera de control, solo se encontraba Lucas, metido en la cocina.

Estaba atardeciendo, y me gustaba observar el horizonte mientras el sol se ocultaba, así que tras saludar secamente al chico, atravesé la sala de estar y llegué a dónde se encontraba la piscina.

La mansión estaba en alto, sin embargo, prefería ver la vista desde la playa, así que tomé el sendero que conducía al mar para llevarme una inmensa sorpresa al ver una sábana de picnic tendida, acompañado de velas y de mi comida favorita servida, macarrones con queso.

En un impulso corrí por el mismo camino que había venido, y me quedé observando tranquilamente a Lucas mientras organizaba la cocina, hasta que notó mi presencia.

—Gracias...— fue lo único que dije, para luego verme abrazándolo suavemente, era tan alto que mi cabeza a penas alcanzaba sus hombros, y su abrazo era tan cálido que daban ganas de dormirse entre sus brazos.

—No tienes nada que agradecer, yo... debo disculparme por lo que sucedió hace un rato, no quería...—lo interrumpí.

—No fue culpa tuya, no tienes que preocuparte— dije mostrando una sonrisa y tomándole la mano— Venga, vamos a comer, se veía delicioso.

Mantuvo nuestro agarre y bajamos otra vez hasta la orilla de la playa, dónde disfrutamos de los maravillosos macarrones con queso que había preparado.

Cada vez estaba más confundida, Lucas era tan lindo conmigo... 

Esa noche la pasamos fenomenal, y nos fuimos a dormir muy contentos ambos. Ya en la cama, Lucas pasó su brazo por mi nuca y ahí me dormí, sin poder evitar su contacto tan necesario para mí en esos momentos.

Estaba queriendo en serio a ese maldito chico.

Autora

Les he dejado una fotito de Amy arriba justo antes de la cena con Lucas en la playa, mientras atardecía.

Disfruten de los pequeños capitulos que les he dejado.

Los quiero!!!

                                   Celine M. Losada

No puede ser amor. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora