Capitulo 14

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Lucas

Esto tenía que ser el karma.

Usualmente me restregaba con cualquier chica para follármela o dejarla con las ganas, por eso me había ganado el papel de inalcanzable en el instituto, ninguna nunca me había detenido cuando la tocaba, y ella... ella me había dejado duro y lleno de deseo.

Aunque no pretendía que sucediera lo que pasó no pude evitar acercarme a su boca cuando sus cálidos ojos se encontraron con los míos. Era tan perfecta...

En parte la entendía, desde que nos conocimos nos hemos llevado completamente mal, pero siempre he estado ahí cuando me ha necesitado, me dolía tenerla cerca y no poder tocarla, no poder hacerla mía, e imaginarme a otro a su lado hacía que me volviera completamente loco.

En realidad... estaba completamente loco por ella.

Ahora me encontraba recostado a la isla donde la había sentado ayer, sus labios eran tan perfectos... la delicadeza de su beso contrastaba a la perfección con la fluidez del mío, su piel bronceada tan idealmente, los pequeños lunares de su cara y sobre todo ese que tenía en el costado izquierdo de su cuello... todo en ella era magnífico.

Por otro lado recordaba todo lo sucedido anoche, la cena, las velas, las risas, o mejor dicho, su risa...

Nunca había sentido nada parecido a lo que estaba sintiendo por ninguna chica, no sabía que hacer ni como reaccionar, tampoco quería espantarla, después de todo soy tres años mayor, y aunque no es mucho, se nota la diferencia de edad, y al ser tan sensible me daba miedo lastimarla.

Sabía que tenía todo para hacerle daño, pero no era lo que quería, yo sentía algo fuerte por esa chica, algo extraño, pero real, y era incapaz de herirla.

Sentí mi teléfono vibrar, y salí de mis pensamientos, hacía un rato me había despertado, pero seguía en la cama porque no quería despertar a Amy, que estaba recostada a mi brazo.

Extendí la mano que me quedaba libre y lo agarré, para notar que estaba siendo llamado por Kate, la sobrina del dueño del bar que frecuentaba cuando venía en el verano.

—Buenos días guapo— sentí su voz enérgica al otro lado de la línea.

—Buenos días— solté en un tono algo bajo que al parecer notó.

—Dime que no te he despertado— sonó apenada.

—Para nada, ya llevaba despierto unos minutos, es que Amy está a mi lado aún durmiendo, y no quisiera que se levantara de mal humor.

—Dime que os habéis enrollado— soltó una risita.

Al igual que yo, Kate era española, nos habíamos conocido antes, claro que eso no lo sabía hasta que nos estuvimos mensajeando cuando le pedí la receta de los macarrones con queso que prepararía a Amy. Ahí me contó que nuestros padres habían sido amigos íntimos, y nosotros íbamos al mismo instituto. 

—Ha pasado algo, pero no me arriesgaré a que se despierte y me escuche, ya te contaré luego.

—Pues bueno al menos dime cómo ha salido lo de los macarrones—dijo entusiasmada— Has puesto las velas con aroma que te recomendé?

—Si Kate, aunque... no deberías preocuparte tanto, ella no quiere nada conmigo.

—Pues claro— sonó sarcástica— Deberías aprender más de chicas duras, estás acostumbrado a que todas caigan a tus pies.

—Deberías enseñarme ya que se supone que eres mi mejor amiga— le contesté.

—Pues vale, ¿quedamos? hoy a las 3:00 vente a almorzar, quiero presentarte a alguien.

No puede ser amor. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora