XIV

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EL ANTIGUO LIBRO.

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Amarie se encontraba a sí misma caminando hacia el desayuno, la única comida que compartía con la Familia Real y a la única que era invitada. Se había llevado una sorpresa tan grande cuando la princesa Bleind la invitó a dar un paseo que se le había olvidado ir a buscar el libro que tenía planeado. ¿Sería de muy mal gusto que faltara al desayuno? No, desayunaria en completo silencio y luego iría rápidamente a la biblioteca, donde se pasaría el resto de la mañana y la tarde. Solo hasta que la buscaran para el paseo, desgraciadamente había aceptado. No sabía porque lo había hecho, simplemente le pareció un poco descortés rechazarlo siendo ella una invitada. Bleind, aunque por muy extraña que se viera, parecía un poco más inclinada a amistar con Amarie. Sería un paseo incómodo, eso no lo dudaba. Y con el frío de afuera tendría que pedirle a Nirn que le diera el abrigo más grueso que guardaba el gigante closet que le habían dado junto con la habitación. Se sentía como una extraña. Una extraña y forastera en este castillo, bueno no era suyo, pero tampoco se sentía bienvenida. Hospitalidad...había comodidades, pero fisicas, un sentimiento de comodidad ahí era inexistente. Caminó directamente a la silla en la que siempre se sentaba desde el primer día que había comido en esa mesa. Todos estaban en silencio, como siempre que ella llegaba. Bram tenía el ceño fruncido hacia el plato de comida. Anoche no había dormido absolutamente nada por repasar papeles y estar pendiente de la tropa que tenía encargada en las fronteras. Su padre había querido saber si podía con sus propias responsabilidades, como ser un Comandante ya que la corona apuntaba más hacia Drow que hacia él. Y se tendría que conformar con un puesto de poca monta. No se defraudará a sí mismo con esa tarea ya que su mente apuntaba aún más alto que ser un Comandante.

Estaba en una posición de nacimiento en la que se tenía que conformar con las cosas.

Lastima que Bram no era un conformista empedernido. No sería Comandante, eso seguro.

Eso solo era una situación circunstancial que lo llevaría a cumplir lo que realmente quería.

Amarie,como todos los días, se sirvió fruta y bollería. Nunca cambiaba de desayuno a pesar de tener variedad, no se sentía con la flexibilidad para hacerlo. Bleind la miraba con una sonrisa y sus ojos brillaban, estaba completamente extasiada embebiéndose de la escena que se formaba en su cabeza. Tan solo imaginarlo le daban cosquillas en la parte baja de su vientre. La reina pensaba en sus propios asuntos mientras, como habitualmente, tomaba su taza té con hielo. Lidn había doblado un par de tenedores mientras comía, después de todo, era a Amarie a quien tenía enfrente. Ya los habían reemplazado pero su mano aún temblaba de ira mientras intentaba no doblar más ninguno. El rey revisaba papeles mientras tomaba el desayuno, completamente ajeno a la tensión de la mesa, y tampoco se creía que le importara.

"Compórtense bien y no pasará absolutamente nada" dijo miles de veces mientras castigaba a sus hijos.

Drow, por otra parte, también estaba rabioso. Habían derrotado a su esposa, claro, pero nada como una humillación en su propia casa. El intentaba mantener su carácter a raya para no saltar por encima de la mesa y derramar sangre a primera hora de la mañana. Drey tenía un puño cerrado apoyado en su mejilla mirando el mantel impoluto, somnoliento y aburrido. Como si nada fuera más interesante que ese mantel, como si fuera a encontrar los secretos del mundo en él, completamente ajeno e indiscordiado por los sentimientos revueltos que estaban agolpados en la mesa. Le daba completamente igual quien le había ganado a quién y cómo querían terminar con la vida de Amarie, simplemente se mantenía tranquilo mientras no lo involucraran en nada alocado.

El desayuno terminó en un santiamén. Al parecer todos querían pirarse de ahí lo antes posible para poder ocuparse de su rocambolesco día. Y apenas comenzaba. Amarie se apresuró a la biblioteca dando pasos silenciosos y rápidos por los pasillos e intentado que sus zapatillas no resonaran en el mármol blanco.

Imperium I: Entre lágrimas y verdades.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora