XIX

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UN NUEVO VIAJE.

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Amarie no había dormido nada en toda la noche. Cuando Nirn trajo las dos mochilas ella se dedicó a repasar un inventario mental, hacer cuentas y para cuántos días podría alcanzar. Además de tomar joyas de oro y esmeraldas como su moneda para pagar el viaje. Otro viaje...esperaba fervientemente que no se tardara tanto como el otro. De hecho, y para su irónica suerte, las Tierras Invernales se encontraban cerca de las Tierras Veraniegas. Estaba nerviosa por la salida de Mounlinstart, si los atrapaban, ella no la iban a decapitar pero a Cirdan sí y eso la ponía de los nervios con solo pensarlo. Solo le queda confiar en el príncipe Bram que los sacaría de ahí ilesos.

Amarie estaba caminando frente al enorme ventanal cuando la oscuridad del cielo fue desintegrándose. Justo en ese momento la puerta sonó contra el puño de Cirdan, ella no había esperado dos aleteos de mariposa para salir disparada hacia la entrada y abrirle la puerta. El entró y cerró la puerta tras de sí.

-¿Estas lista?- pregunto . Amarie asintió una sola vez, firme. Cirdan la reparación de arriba a abajo. Pantalones grises y holgados, y una camisilla sin mangas color blanco. Su abrigo era oscuro, grueso, largo y similar a uno raido. Tenía la cara despejada con su pelo amarrado en una coleta alta. No tenía joyas y parecía una elfa normal. Las doncellas habían hecho un buen trabajo. Parecía que si estaba lista. Ella agarró su mochila y se la puso sobre la espalda, y le extendió la de él. Cirdan tomó la mochila y sus dedos callosos tocaron el cuero, las doncellas lo habían desgastado a propósito, eran brillantes.

Captaron aquella idea de no llamar mucho la atención.

No esperaron un segundo más, en estos momentos, el tiempo era esencial. Salieron sigilosos y con cautela al pasillo. Caminaron en silencio por la mansión hasta salir de ella. El aire gélido golpeó el rostro de Amarie y Cirdan. Ambos se cubrieron con sus abrigos inmediatamente para no recibir el golpe del friolento Anvard inmediatamente. De uno u otro modo el crudo viento invernal se metió bajo sus pieles. Se escondieron detrás de una torre de piedra para esperar el cambio de guardias. Una mano fría tocó el hombro de Cirdan. Rápidamente sacó una daga y la puso en el cuello del que pertenecía aquella mano que lo había tocado que , por la dureza y la anchura, supo que no era de Amarie.

El hombre pálido sonrió, sus dientes tan blancos como la nieve que los rodeaba. Unos ojos color miel se posaron en la daga. El cabello azul celeste del hombre se sacudió con el viento anvardiano.

-Eres rápido- Cirdan gruño y Amarie soltó un chillido cuando se giró y vio al hombre que tenían detrás. El elfo alzó sus manos en señal de rendición- Oye, grandullón si quieres salir de aquí con vida será mejor que quites ese cuchillo de mi cuello ahora mismo- Cirdan mostró los dientes y empezó a bajar la hoja.

-Si intentas algo, te rebano la yugular- amenazó en un gruñido feroz.

-Tranquilo, el príncipe Bram me envió- sonrió con amabilidad- Me llamo Kilt, buenos días- extendió la mano pero Cirdan la vio y no se la apretó como se esperaba. Amarie lo miro y se adelantó para estrechar su mano. Lo hicieron durante unos instantes

-Soy Amarie, buenos dias- el chico retiró la mano y dijo llanamente:

-Si. Ya lo sabía- se giró en redondo y empezó a caminar. Amarie y Cirdan se miraron sin entender y luego Kilt se volvió hacia ellos- ¿Que esperan?¿Una bendición de la Magia? ¡Caminen!- Amarie ya sabia que Cirdan iba a ponerse arisco y a escupirle que no va a hacer nada de lo que le dijera, no le gustaba que lo mangonearan, así que lo tomó del antebrazo y lo jalo consigo siguiendo a Kilt.

Cirdan la siguió a regañadientes y...no hacía falta señalar cuál era su estado de ánimo.

No tenía muchos después de todo.

Imperium I: Entre lágrimas y verdades.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora