Harry Riddle- El amor es un tiempo diferente

Capitulo 5: Fui y exploré

1938

El recuerdo viene en una neblina confusa.

Harry recuerda la oscuridad.

El dolor en su espalda.

Acostado en el suelo frío y húmedo.

Escuchando los chismes de la matrona en la cocina de arriba.

Es un chico tan dulce. Nunca lo había imaginado..... Confesado allí mismo.... La llamé idiota. ¿Puedes creer?

Ese chico Tom seguramente lo había influenciado para seguir al diablo.

Las oraciones.

De estar encerrado.

Su vida no ha sido más que una serie de personas que lo encierran.

Y él sabe que es malo, esto que le sucedió. Pero no era nada comparado con los Dursley. Al pasado, se fue.

Aquí, tratan de romper su espíritu.

Allí, le rompieron el corazón.

Sueña a veces, recordando cómo se sentía mirar detrás de las puertas del armario. Míralos ser una familia sin él. Navidad y cumpleaños y cenas. Me dijeron que me hiciera a un lado. Para diferenciarse. Cómo lo hicieron sentir como nada. Incluso cuando eran todo lo que tenía.

Harry no podía entenderlo al principio. Le dieron una cama para que se pusiera, le dieron de comer, lo enviaron a la escuela, le dieron ropa en la espalda.

"Te amo". Una vez le dijo a su tía. Pensar que esto es lo que las familias se dicen entre sí.

Se había arrugado la larga nariz con total disgusto. Sus ojos estaban azules de desprecio.

"Nunca podré amar ... un bicho raro". Ella dijo:

Y cuando la puerta del armario se estaba cerrando sobre él, sintió que su corazón se rompía. Y había llorado. Lloraba y lloraba y lloraba. Lágrimas húmedas y honestas.

Pensando que preferiría estar en cualquier lugar menos aquí.

En cualquier otro lugar, simplemente en cualquier otro lugar, que pueda querer ... el monstruo que era.

Tal vez por eso sus padres habían muerto.

Lo había dejado aquí.

Por qué no tenía amigos.

Por qué su propia familia no podía quererlo.

Algo andaba mal con él. Algo andaba mal dentro.

Cerraba los ojos húmedos, sus entrañas se agitaban, era una luz brillante y le dolía.

Pop.

Pop.

Pop.

Estaba tan cansado.

Cuando abrió los ojos, vio a un pequeño niño pálido mirándolo en una habitación solitaria.

Eres especial.

Como yo.

Nuestra habitación.

Detrás de su libro, los ojos siguiéndolo, mirando, asegurándose de que esté allí. El tirón incesante de la manga, ven aquí, siéntate aquí, quédate aquí. Las noches de revertir cuentos de Montecristo, y las codiciadas sonrisas traviesas en la iglesia. Los secretos que comparten como si fueran solo ellos contra el mundo.

La tapa roja giratoria. Nunca olvidará lo que se siente al sostenerlo en sus manos, al ver la mirada casi tierna en su rostro. Sentirse tan querido.