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Cuando finalizó la última función, Pedro fue el encargado de cerrar el cine y todos salieron a la calle.

– Bueno, ¿A dónde vamos? – preguntó Pedro frotando sus palmas.

– Vamos a jugar al Pool. – sugirió Charly.

Así que todos comenzaron a caminar al bar que él conocía, el cual tenía varias mesas de Pool para jugar.

– No puedo creer que ya hayan conseguido una disquera.

Acotó Alba feliz, rompiendo el silencio.

– Si, nosotros tampoco. Por fin se nos está dando. – dijo Pedro.

– Tuvimos que recorrer varios lados. – siguió Charly. – Nuestro objetivo era claro, y no íbamos a aceptar ofertas que no nos convengan...

– La gente que trabaja en esos establecimientos está re loca. Nos ofrecieron cada trato...

– Nos ofrecieron hasta limpiarles el lugar dos veces por semana para poder grabar nuestro disco. – continuó Charly, ofendido. – Están locos.

– ¿Qué les pasa? – pregunto Alba frunciendo el ceño.

– Ven que somos pibes, y piensan que somos boludos y que estamos desesperados por grabar un disco... En parte si, pero boludeces no vamos a aceptar. – respondió Charly.

Después de caminar unos metros más, entraron a un bar que estaba bastante lleno de gente.

Pidieron unas cervezas, y reservaron una mesa de Pool.

– Dos contra dos, ¿Les parece? – preguntó Pedro mientras agarraba uno de los palos, y otro se lo pasaba a Alba.

– Me parece perfecto. ¿Sabes jugar? – volteó a ver a María Rosa.

– Si, aunque hace mucho no juego. – dijo ruborizada.

– Tranqui, yo te enseño. La primera la usamos para practicar... – le dijo, posando una mano en su hombro con ternura.

Alba los miró mientras tomaba su cerveza en silencio, y volteó para ponerle tiza a la punta de su taco.

– Listo, ya tenemos la partida ganada. – le murmuró Pedro. Ella lo golpeó suavemente.

– Cállate tarado, es mi amiga. – respondió riendo.

Esperaron a que Charly ayude un poco a María Rosa, quien de a poco le agarraba la mano, pero entre la explicación se dedicaban risitas.

– Bueno, ya estamos me parece. – dijo sonriente el de bigote.

– Empecemos entonces. Dos contra dos. – dijo Pedro, volviendo a la mesa de Pool junto a Alba.

Charly acomodó las bolas en la mesa, y colocó la bola blanca a unos centímetros. Luego volteó.

– ¿Querés arrancar? – le dijo a Alba, mirándola fijamente.

– Obvio. – dijo alzando su mentón, con aires de confianza.

A Charly le gustó ésto. Le gustó su aspecto de desafío. Pedro la miró entusiasmado.

Alba se colocó en posición, y le dió un golpe seco a la bola que chocó contra las demás, desparramándolas por toda la mesa.

En cuestión de segundos embocó una de las lisas.

– ¡Lisas! – exclamó Pedro, haciendo un gesto de festejo con su mano.

Alba sonrió mirándolo y luego embocó una más. Pero a la tercera le erró.

Te Ví Entre Las Luces | Charly García ficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora