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Alba corrió buscando a Charly, quien ya estaba bastante adelantado a unos metros de distancia caminando con toda la furia.

– ¡Charly! – gritó corriendo a alcanzarlo.

Éste hacía caso omiso a sus llamados.

– Volvé con los demás Alba. – dijo Charly cuando Alba lo alcanzó a su lado.

– Pará un poco che. Estuviste toda la tarde quejándote, para todos es el garrón no sos el único afectado en ésto.

Habló agitada, caminando a su paso acelerado. Charly encendió un cigarro con manos torpes sin mirarla y mirando hacia el frente con enojo.

– ¿Sabes qué me molesta? Me molesta que digan eso justamente. "Ay, bueno por suerte no pasó nada malo". ¡Perdimos un día Alba! Eso es un montón de plata. Y el pelotudo de Cristian el chófer, yo le dije que quería un colectivo como la gente.

– Bueno Charly, es lo mejor que pudieron conseguir...

– Volvé con los demás, quiero estar solo.

– No te voy a dejar solo. Te conozco cuando estás enojado.

El volteó a verla y de la nada levantó su mano casi en la calle, parando un taxi.

– ¿A dónde vas?

El taxi no paro, ya que iba con gente. Al estar en un pueblo otra vez todo estaba bastante desolado. Charly dió una patada en el suelo enojado.

– A la estación de trenes.

– ¡¿Vos estás loco?!

– ¡Para un poco Alba! Voy a salvarnos el culo a todos, si no estás de acuerdo con las decisiones que tomo estás a tiempo de volver. – le contestó molesto.

Siguieron caminando un par de cuadras más hasta que encontraron otro taxi.

Al llegar a la estación de trenes después de un tenso viaje en silencio, Charly le pagó al taxista y Alba lo siguió hasta la estación.

No había casi nadie en la estación, ya que era muy tarde por la noche.

– ¿Qué vas a sacar un pasaje para irte solo? – preguntó Alba, caminando al lado de él.

– No Alba, voy a averiguar el próximo tren para irnos todos. No voy a quedarme en este pueblo esperando a que Cristian arregle ese colectivo de mierda.

– ¡Baja un cambio primero!

Se cruzó de brazos poniéndose enfrente de él. Charly suspiró y frotó su entrecejo frustrado.

– No me voy a quedar acá. Entendelo.

– ¿Por qué no lo pensas mejor? Estás tomando una decisión arrebatado, y sin consultarle a los demás.

– No lo tomes personal. Ésto no es con vos. – posó sus manos en sus hombros mirándola fijo para que comprenda, y la hizo a un lado con cuidado para dirigirse a la sección de venta de pasajes.

Alba lo miró sabiendo que no podía hacer mucho más y espero sentada en los bancos de espera.

Enfrente, un tren acababa de llegar creando un poco más de movimiento en aquella desolada y triste estación.

A los minutos volvió Charly, encendiendo otro cigarro y haciendo añicos la cajetilla ya vacía porque de los nervios se los había fumado todos.

– Hoy no sale ninguno, pero mañana a primera hora si. Saqué dos pasajes para nosotros dos, si los demás quieren venir que vengan.

Te Ví Entre Las Luces | Charly García ficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora