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Su cabeza hizo un clic, y se sintió realmente mal por lo que había dicho. No sabía por qué había dicho eso, estaba enojado... Fue hiriente. No podía pelearse con Alba también, no después de estar peleado con todos y no cuando ella siempre estuvo a su lado apoyándolo.

Corrió a las habitaciones, y se encontró a Alba cerrando su valija.

– ¿A dónde vas? – cerró la puerta de la habitación, bajando la voz y corrió hacia ella sacándole la valija de arriba de la cama.

– Dame la valija Charly. – murmuró con lágrimas rodando por sus mejillas.

– Perdón, perdón no se por qué dije eso.

Dijo rápidamente al ver que estaba llorando.

– ¡Dame la valija!

– ¡Pero esperame! Si yo también voy a ir. Voy a ir y les voy a pedir perdón a todos, tenes razón... Soy un pelotudo. Perdón. – repitió, dejando la valija de Alba de su lado y corrió a tomar su rostro entre sus manos.

– Soltame... – murmuró quebrando su voz en un llanto, alejando su rostro.

– Perdóname, no te quise decir eso...

– ¡Qué mierda tiene que ver Maria Rosa en todo esto loco! ¿Qué estabas pensando en ella? Cualquiera Charly, déjame.

– ¡No! no sé por qué lo dije... Estaba enojado, lo dije de caliente. Perdón Alba, de verdad...

– Dejame Charly. No quiero hablar, la re cagaste. Soltame.

Charly la soltó con suavidad mirándola desesperado sin saber qué hacer. Alba tomó su valija y salió de ahí secando sus lágrimas.

– Pero Alba, ¡Por favor! Esperame, no quiero pelearme con vos también, ¡Con vos también no! – la siguió caminando por el pasillo de la casa. Sus tíos por suerte no estaban allí.

Alba se volteó parando en seco muy enojada y triste.

– ¡Jodete loco! Vos te lo buscaste. Vos te buscaste esto. Ya está, te seguí y te defendí hasta donde pude. Y así me pagas, ahora bancatela. Y dejame sola, me voy a volver con mis amigos.

Le respondió en la entrada de la casa. Suspiró secando sus lágrimas y salió por la puerta.

Charly la vió parado en la puerta apenado. Su estómago se le hizo un nudo y la vio hablar por lo bajo con su tía. Esta volteó a ver a Charly, mientras hablaban con una expresión apenada.
Luego la despidió con un abrazo, y Alba se fué caminando de ahí sin voltear atrás, mientras comenzaba a llover nuevamente

La tía Carmen camino hacia él, entrando a la casa nuevamente.

– Que pena que ya se haya ido, dijo que sus amigas la necesitaban y se adelantó. ¿Ya te vas vos también hijo? – preguntó palmeando su espalda cariñosamente.

– S-si... No sé. Si, seguramente en un rato.

Murmuró, su cabeza estaba en otra.

• • •

Alba entró al hostal empapada, acarreando su gran valija y al verla todos se pararon de la mesa donde estaban desayunando.

– ¡Albi! – dijo Rita, al verla toda mojada y corrio a su lado a ayudarla.

– Los estábamos esperando... ¿Dónde está el otro? – pregunto Nito.

– Viene en un rato. – dijo sin muchos ánimos. 

Te Ví Entre Las Luces | Charly García ficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora