Touch and Touch

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Era una bendición que el celo de los Alfas solo pasara una vez cada 6 meses, si no sería el propio infierno, 3 días en los que quería fundir su piel contra la de alguien más, y aunque siempre era algo más sexual, esta vez era diferente, desde que había sentido aquella presencia siguiéndolo y aquel aroma a cítricos dulces su mente no dejaba de darle vueltas, incluso en sus noches de patrullaje había sentido aquel aroma y casi comete varios errores, sea lo que sea que lo esté asechando no le molestaba en absoluto que lo hiciera y eso era lo que más le preocupaba, que no le molestaba en absoluto, solo quería saber quien mierda era y en este momento en el que sentía su cuerpo arder sentía que necesitaba a esa persona que ni siquiera sabía quien era. Era una necesidad, su cuerpo necesitaba unirse con él de esa persona, fundirse en él, abrazarlo tan fuerte hasta que sus cuerpos se convirtieran uno mismo... y después cogérselo tan duro como fuera posible, por supuesto, no podía faltar.

De Pronto el mismo olor que lo había estado siguiendo se adentró en su cuarto, más fuerte de lo que lo había sentido antes por la cercanía, y es que Miles ya no podía resistirse más y terminó entrando por la ventana de la habitación de Morales, toda la situación era en demasía extraña, pero no podía importarle menos cuando el cuerpo de ambos pedía que se unieran, era como una necesidad excesiva y él no había recibido la educación de este universo para poder controlarse ante ello, aunque lo intento. Morales parecía perdido, su mirada era extraña ante los ojos de Miles, ni siquiera se daba una idea de lo que sea que estaba por suceder, él solo sentía la necesidad de estar ahí.

Morales se levantó y abrazó a Miles casi sacándole el aire por la fuerza, eran casi del mismo tamaño, casi de la misma contextura física y el aroma a cítricos ácidos y cítricos dulces se mezclaban perfectamente. En esta situación quien no sabía lo que estaba haciendo, quien simplemente se dejaba llevar por sus impulsos era Morales y Miles lo sabía, no podía justificar su propio comportamiento al querer que su versión de otro universo lo tuviera así entre sus brazos y aspirar su aroma tan conocido, pero más fuerte y aún más atrayente, quería estar bajo de él, que lo abrazara y lo sostuviera y con cada segundo que pasaba este impulso se hacía cada vez más fuerte, Miles sabía que todo esto era causa de su condición como Omega y Alfa, pero a la mierda eso, se dejó recostar sobre la cama y a diferencia de lo que decían los libros que había leído, Morales no hizo nada más que meterse bajo de su camisa y colocar su oído contra el pecho de miles mara escuchar su corazón mientras sentía su cálida piel.

La tortura que Morales había estado sintiendo por horas por fin dejaba de sentirse, ahora se sentía mareado por el aroma de la persona a la cual abrazaba, su cabeza aún no estaba en correcto funcionamiento, se sentía abrumado, por como se sentía no pensó que simplemente con contacto físico fuera suficiente para desvanecer el ardor de su cuerpo, sabía que ahora se sentía relajado y tranquilo porque su cuerpo estaba asimilando que tenía en sus brazos lo que necesitaba, pero en cuanto el calor volviera a subir necesitaría algo más que esto, y lo tendría, no dejaría ir a quien sea que fuera la persona que tenía en brazos, esa persona que ahora mismo desataba sus trenzas y acariciaba su cabello como si fuera un perro, tal vez eso debió molestarlo, pero, en cambio, lo amo.

El abrazo era fuerte, Morales se aferraba a Miles sin intención de dejarlo ir, pero no era como si Miles se quisiera ir, no, no quería, por alguna razón se sentía en paz y tranquilidad, ambos se sentían así, ambos se quedaron dormidos.

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Abrió los ojos lentamente, el sonido de los latidos del corazón contrario retumbando en su oído, tan calmado como alguien que estaba dormido, tenía un poco de tiempo antes de que la siguiente oleada de calor comenzará y quería ver el rostro de la persona bajo de él, con cuidado salió debajo de la camisa de la persona, aun sin recordar bien en qué momento se metió ahí.

Dale MorenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora