Touch and Touch 11

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No había nada más que hacer, después de que el dolor pasara no podía hacer más que seguir con su vida, tenía más cosas que importaban y no podía quedarse en su cama y llorar por un romance fallido.

Eso se decía.

Bueno, no lo llamaría romance en absoluto, se la pasaron tratando de ignorarse un mes entero, con una tensión sexual de mierda terrible que le ponía los pelos de punta y después Puff, cogen, se vinculan y el idiota se fue.

Vaya mierda.

Todo menos un romance, más bien una maldita aventura que lo dejo adolorido por más de una semana y que si fuera por él estaría todavía en su cama deprimiéndose.

Joder, sería más fácil si dejaba que lo atropellaran.

Pero él no era así, este Miles Morales tenía una vida, tenía misiones que cumplir y una madre a la cual cuidar y por supuesto, un futuro brillante...

Uno en el que no puede estar él.

Aunque tampoco es como si pudiera estar con él, literalmente era de otro universo.

Mierda.

Llego de la escuela hecho mierda, sus hombros pesaban y sus rodillas querían ceder ante el peso a unos metros antes de llegar a su cama, pero su madre seguía en casa, no podía darse el lujo de verse mal frente a ella, no ahora, ni nunca de preferencia.

Había hecho un gran esfuerzo para ocultarse de ella durante la semana que estuvo en cama, sufriendo la desgarradora agonía que le proporcionó el desenlace del vínculo, así que no podía descubrirlo ahora, no en este punto.

Después de minutos que le parecieron horas llego a su cama y se aventó en ella sin dudarlo.

No podía creer que había pasado casi un mes desde que él se fue, a veces se sentía estúpido en verdad, el modo en que lo dejo ir y en como sintió como se rompió el corazón de ambos cuando salió por la puerta, pero también estaba demasiado enojado para hacer algo.

Pero no es como que Miles lo hubiera seguido.

Había ignorado pensar en ello la mayoría del tiempo, era sabido que los alfas estaban destinados a deprimirse por el desenlace y no quería ser uno más en las cifras de los que terminaron suicidándose.

Pero tenía una oportunidad.

Solo que no estaba seguro de querer usar esa oportunidad que aquel tipo punk le había dado.

Bueno, La noche anterior ya había usado el reloj que ahora colgaba en el reposabrazos de su silla, había comprobado que realmente Miles no se había olvidado de él, pero fue demasiado cobarde para enfrentarlo en ese mismo instante.

No sabía qué hacer con toda esa información, había pasado una semana sufriendo de dolor, una semana de duelo y una semana tratando de ponerse de pie para que viniera ese tipo a darle el reloj sin ninguna explicación más que una hoja de instrucciones.

Le había dado esperanza de mínimo volver a verlo, porque sí, era lo suficientemente hipócrita para decir que no lo quería ni necesitaba en su vida y luego ir a buscarlo en la más mínima oportunidad.

Ya no había vínculo, ya no podían ser compañeros, no tenían recuerdos que un par de noches y días y aun así Miles se había quedado incrustado en el corazón de Morales como una espina bajo la piel, imposible de sacar, pero que aun así sigue doliendo y difícil de ignorar.

Pero ahora tenía la esperanza de recuperarlo, había escuchado la mayoría de la conversación de Miles con aquella chica rubia... Bueno, hasta que fueron detectarlo y tuvo que huir, pero escucho lo suficiente.

Dale MorenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora