Mi mente sangra en jardines a lo largo de esta tierra que poco a poco dejan de ser para convertirse en una selva
Y mis sueños trepan por ella, buscando una luz que ya no me pertenece,
Sueltan las ramas y sus rebotes amenazan con hacer latir este corazón en pausa.
Estas raíces me rompen la piel, estas copas me seducen hacia la oscuridad, estás ramas golpean mi pecho y ya no sé a dónde correr.
Quizá ese sitio nunca existió.
Y ahora he vuelto a esta silla de la que nunca me levanté para encontrar un paraje salvaje y marcas allá donde me unieron la piel.
Este traje puede que ya no me quede grande pero creo que prefiero mudar,
Que los surcos plateados y los hoyuelos hablen por mi.
Y que este jardín atraiga las mariposas que me volaban por el estómago, para que sean mis propias alas las que me causen náuseas.