Me senté a esperar una señal, cualquier señal, que me diera el destino
Me senté a imaginar mundos de final abierto, con Danis y Rays diferentes en cada error, en cada acierto
Me senté a esperar y diluí mi alma en el mismo aire que respiro
Me llené de hollín, de humo y de cuchillas afiladas por el frío viento
Y esperé, esperé tanto que olvidé que esperaba.
Miré mis manos y no veía nada
Olvidé mi vista, mi piel, mi pelo
Me convertí una amalgama de las cosas que creí querer
Me levanté para volver a caer por las piezas a las que llamaba piernas sin acordarme como era una
Canicas, piedras, hielo y gomaespuma
Mil trozos de lugares diferentes en los que fui mil personas, galería de miles imágenes sin acercarme a ninguna
Quien soy... ¿quién soy?
Quizá no lo sepa nunca
Quizá no lo necesite y solo tenga uso para aquellas imagenes que nunca seré.
Pero sé
Que el viento es mi motor
Y que mi corazón es tan liviano como para viajar por él
Sé que mi piel es un lienzo en blanco que vibra cuando soy feliz
Sé que amo observar los pájaros y mirar al cielo
Y aunque no sé mucho sobre nada tampoco lo necesito
Porque en el espejo vi la razón y en los ojos el camino
Dejando atrás mi ego desmedido y la falsa desnudez
Dejando atrás las versiones de mi que jamás llegaré a ser.