Desperté en la jaula donde los barrotes se retuercen, alma y piel desnudas.
No podía respirar, ni sentir, ni mirar,
Mi voz no existía y tampoco lo hacían mis lamentos,
Toda esta desnudez dejaba un hueco vacío tras las serpientes de hueso que me nacían del pecho.
Me despojaron de mi luz, me hicieron pasar por muerto.
Desaparecido, acabado, fatal.
En algún rincón olvidado
Dónde todo acaba sin llamarse final
Si esta desnudez me atrapa y me aprisiona,
Si este vacío consume luz y oscuridad por igual,
¿Qué seré cuándo los barrotes me dejen pasar?
¿Existo mas allá de mi pensar?
Corre el tiempo y no se oyen sus pisadas,
Sólo el viento susurrando en un idioma que ya no puedo comprender
Mis miedos ya no hablan y mis risas ya no suenan
No sé si tengo corazón para bombear este negro que fue rojo ayer.
No sé si no puedo o no quiero salir
Pero dime,
¿A dónde van mis sueños a morir?
Convertí mi corazón en cementerio,
Mi cuerpo en una cárcel,
Y mi alma en un motín.
La guerra sigue ahí fuera,
y dentro...
No queda nada.
Sólo unos ojos secos deseando volver a ver.
