Tengo todas estas miradas grabadas en mi mente
Unos ojos a la distancia negros profundos que se tragaban hasta la misma realidad,
de cerca marrones y rojos como la tierra arcillosa donde planté mis semillas,
Entré lleno y salí vacío, en ellos nació y murió el amor.
Otros de color miel, entretejidos como un tapiz de hojas secas de otoño
Sinceros, penetrantes, como si para ellos la carne no importara, me atraviesan el alma
Destapan y revelan la inquietud que había antes del vacío
Enredan y apuntan, "este eres tú, te veo", me ahoga el miedo.
Ojos atigrados que arden de deseo,
Ojos ámbar extraños y desolados,
Ojos lima ácidos, confusos, locos
Azules como el mar recién salido del barril
Blancos y grises como el cielo que se me cae encima.
Rojos, ferales, con garras y colmillos que atraviesan hasta el más pequeño de mis sentidos
Embotan y transforman, convierten mis miedos y excusas en cosas que tienen sentido
Sostienen, aman, desafían, cierran, confían, aceptan...
Se agarran a mi con vida propia.
Verdes, amarillos, grises,
Veinte colores diferentes que me esperan en el reflejo
Pacientes, cálidos, profundos
Listos para consumir
Listos para cuidar,
Listos para entender,
Listos para observar y no dejar nada atrás.
Me veo, hay un trozo de mi en todas estas miradas,
Miradas con denominación propia, con anhelos y deseos que se escapan de mis manos temblorosas que apenas pueden agarrarse a este acero ardiendo,
Nacen y me miran hasta crear su propia gravedad
Me hunden y me presionan el pecho pero este peso nunca será suficiente
Pues estos ojos pesan,
Pero gracias a ellos camino más ligero.