Las sedas de tu red vistieron mi cuerpo
Y redujeron el sonido de mis latidos a un suspiro
Muerto o vivo, no importaba
Deslicé mis penas bajo la almohada
Para convertir estos movimientos en los de un fantasma
¿Sientes la presión de lo que siento? ¿Sientes el frío? ¿Sientes el calor?
Dime si sientes algo y explícamelo, porque no parece que este sea mi cuerpo
Porqué levito sin alas, atrapado en tu telaraña.
Muérdeme hasta mandarme a morir,
Tu veneno no es suficiente para silenciarme,
Incluso en tus cien ojos y ocho patas puedo discernir
La belleza enfermiza de las circunstancias que te hicieron ser.
Pero si vas a comerme comienza por mis ojos,
quizá ellos arrojen algo de luz a la sombra que tienes por reflejo
y tengamos oportunidad de volver a compartir el sol.
No abandonaré tu mañana incluso si mi vida acaba aquí.
Y juro que me deslízaré por los hilos del destino
Hasta encontrarte otra vez.