Satélite

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Mateo se estaciono frente a mi casa. Yo suspiré, no quería separarme de él.

—¿Quieres pasar?— Le solté nerviosa

—Hmp... —negó con la cabeza— No creo que sea la mejor manera de conocer a tus padres

—Ellos no están, no llegarán hasta el domingo— le sonreí— Te invitó un café, ya es tarde y tienes que conducir a casa, no sé que tan lejos vivas de aquí.

—Está bien— me dedico una sonrisa que le ilumino su mirada felina

Le sonreí de vuelta y baje emocionada del auto a abrir la puerta, el caminaba a unos pasos de mí. Encendí las luces de la casa, detestaba estar a oscuras. Entré a la cocina y encendí la cafetera, de la alacena saque un paquete de galletas de mantequilla. 

—¿Te puedo hacer una pregunta?— Le dije timidamente a mi acompañante que estaba sentado en una silla frente a la barra de la cocina.

—Todas las que quieras— Su tono de voz aterciopelada me hacía sentir mariposas en el estomágo, porque sabía que ese lado amable no todos lo podían ver

—¿Leíste mi lista, verdad? — Evité mirarlo mientras ponía una taza frente a él y le acercaba las galletas y el azúcar.

—Hmp... — suspiro — Se me cayó tu agenda cuando fuí por el libro, vi mi nombre escrito con tinta roja y no pude evitar leerla. Una lista bastante fundamentada diría yo 

—Lo siento, me puse nerviosa. Estaba molesta en ese momento, necesitaba sacar el enojo

—Lo lamento, pero ahora yo tengo preguntas. — Me miró divertido

—¿Cuáles? — Respondí nerviosa

—¿Te hipnotiza mi mirada?

—Tienes una mirada muy expresiva, tienes ojos de gato

—Hmp...

—Vez como no puedes responder como una persona normal...— Le reproche a modo de broma lo que hizo que soltará una leve carcajada

—No soy muy bueno con las palabras, lo has notado

—¿Por eso soy tu molestia?— Pregunte con un dejo de tristeza

—Vaya, pensé que me habías entendido. — su voz sonaba decepcionada— Me pareces molesta porque aunque no quisiera admitirlo desde que te conocí, no deje de pensar en ti, intenté resistirme a querer acercarme a ti. Pero desde está noche eres mi novia, nunca nadie me había atraído como lo haces tú. — me tomó de la mano y levanté la mirada, me sonroje al encontrarme con sus ojos verdes que se veían con una chispa que nunca había visto antes— La semana que estuve viniendo a verte con la excusa de los apuntes, lo hice porque quería verte, quería saber si tenía una oportunidad contigo. Sobre todo después de verte con ese amigo tuyo, empecé a dudar...

—Xavier es sólo un amigo, mi mejor amigo, no hay más— Intenté sonar convincente lo cual pareció bastarle una sonrisa se dibujo en su rostro, se acerco a mí y me beso

Yo me derretí en sus brazos. Sus labios eran insitentes, mordio mi labio inferior y abrí un poco más la boca por la sorpresa, el aprevecho para juguear con su lengua y enlazarla con la mía. Me estaba inyectando fuego líquido por las venas, no podía pensar en algo que no fueran sus labios deborandome, su mano sujetandome de la cintura pegandome a él y mientras que otra me tomaba del cuello. Nos separamos cuando nuestro pulmones nos pidieron oxigeno. 

—Leer que estabas enamorada de mí, fue lo unico que necesité para convencerme y decirte que yo también estoy enamorado de ti Sofía. — su voz sonaba profunda y seductora, yo me perdí en sus ojos y volví a besarlo

Sus manos empezaron a recorrerme, su cuerpo estaba pegado al mío y empezaba a sentir un calor en mi vientre. Su boca bajo a mi cuello besando cuanta piel encontro descubierta hasta el escote del vestido que llevaba. No pude evitar gemir, mientras paseaba mis manos por la amplia espalda de Mateo y recorrí su abdomen marcado por el ejercicio.

—Creo que es momento que me vaya— Suspiró sobre mi cuello

—Yo... no sé...— Dije con la respiración agitada

—Provocas en mí, más de lo que puedo manejar ahora— La mirada de Mateo estaba oscurecida por el deseo, yo podía sentir mis mejillas arder

—Yo también quiero más...— Solté bajando la mirada

—Te prometo que si llegamos a eso, será especial. — me tomó de la barbilla para despues darme un beso casto en los labios— ahora tengo que irme, te veo mañana a medio día

—Está bien, hasta mañana Mateo

Le dedique una sonrisa y lo acompañe a la puerta. Sin duda esa noche había sido demasiado, necesitaba descansar. Estaba tan emocionada que tarde en dormirme pero cuando lo hice, soñe con ese hombre de ojos oliva del que estaba totalmente enamorada.

Cinco cosas que odio de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora