Nueve

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Yo:

Me traje tu chaqueta.

Lo siento.

Jisung:

¡No te preocupes!

¿Tienes trabajo hoy?

Yo:

Sí.

Jisung:

¿Quieres salir después?

Una cita decente.

Yo:

Me encantaría.

.

El frío se calaba en los huesos de Hyunjin. Aunque estaba usando la acolchada chaqueta de Jisung, podía sentir el frío inundando su cuerpo.

Estaba nevando, Hyunjin esperaba que Jisung llegara rápido. Odiaba el invierno. Sus peores recuerdos eran en esa época.

Esa noche nevada.

El rasguño de las ramas en su piel...

Sacudió su cabeza, tratando de alejar esos horribles recuerdos.

Ya habían pasado cuatro años, pero aún había noches que sufría pesadillas por todo eso.

Un auto se detuvo frente a él, Hyunjin creyó que irían a la cafetería pero la persona que salió, era una cara reconocida.

—Hyun, sube —dijo Jisung. Hyunjin vaciló. Un auto... un alfa... justamente una noche nevada... comenzó a temblar. Se volvió a sacudir.

Jisung no era así.

Jisung no era así.

Subió al auto.

—¿Y la moto? —preguntó Hyunjin. Jisung resopló.

—Mi manager se puso pesado con respecto a la moto. Dice que es demasiado peligrosa en una noche nevada —aquello hizo sonreír a Hyunjin.

—Te cuida bastante.

—Es como un segundo padre para mí —aquello le hizo soltar una risita a Hyunjin. Jisung comenzó a configurar algo y luego Hyunjin sintió calor recorriendo su piel. Jisung había encendido la calefacción.

—Gracias —Jisung comenzó a conducir. Algo picaba en la piel de Hyunjin, un límite que quería poner pero le daba miedo hacerlo.

Inhaló.

—Dime que no será en el mirador —Jisung soltó un pequeño sonido y lo miró de reojo.

—Claro que no. Pensaba que fuéramos a un restaurante.

—Gracias a Dios.

Jisung soltó una risita nerviosa.

—No soy tan tonto. Hace demasiado frío.

—¿Sería mucho pedir que no fuéramos más? —soltó de repente y se regañó.

Grande Hyunjin. Espantando a los hombres.

—¿Claro? —Jisung se detuvo en el semáforo en rojo y miró a Hyunjin— ¿Pasa algo? ¿Quieres irte a casa?

—¡No! No, es solo... Hay muchos malos recuerdos en ese lugar.

Vio el rostro de Jisung decaer.

—¡No! No tiene que ver con la última vez que estuvimos ahí, lo juro —Jisung soltó otra risita nerviosa y comenzó a conducir.

Solo era diversiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora