Parte 10. Grietas

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Tal vez no haya sido muy visible hasta este momento, pero

SEBASTIÁN ME AGRADA.

***

Desde afuera de la oficina se oían los gritos del abuelo de Mike, que ponían más nerviosos a Elena ya Sebastián. La profesora se dio cuenta que estaban muy pálidos, así que los sentó y quiso ayudar trayéndoles un poco de agua. En cuanto se fue, Elena no resistió más la situación y habló con Mike.

- Creo que ya estás contento, ¿tanto te gusta hacer la vida de los demás miserable?

- Le dije que no se metiera conmigo y no me hizo caso, tiene lo que se merece. Pero bueno, de ti depende que las cosas no empiecen, puedes ayudar.

- ¿Yo?... ¿qué puedo hacer?

- Dame lo que quiero.

Mike sonrió maliciosamente, lo que hizó que Elena se sintiera asqueada ya Sebastián lo recorriera un escalofrío. No levantó la cabeza, pero sintió que estaba perdiendo el control poco a poco. Todos se quedaron en silencio por un momento, Elena pareció pensar lo que diría a continuación.

- ¿Y qué pasa si te digo que si no dices la verdad voy a decir a todos lo que me hiciste? - dijo al fin con una voz temblorosa y poniéndose en pie. Sebastián la miró sorprendido - Si no acabas con esta tontería le dire al director ya la policía que me tocaste sin mi consentimiento, que intentaste abusar de mi y que me has estado siguiendo, persiguiendo y acosando. Les voy a decir que Sebastián te lastimó tratando de defenderme... ¿qué te parece eso?

Los tres se quedaron en silencio, asimilando lo que Elena había dicho, mirándose unos a otros. Mike fue el primero en romperlo, soltando una carcajada tan falsa que me dio pena.

- Va a ser tu palabra contra la mia - le dijo a Elena - y como pudiste ver hace rato, mi palabra vale más que la tuya.

- No es cierto, tengo testigos - le respondió ella, sus piernas llegaron a fallarle - Diana, Sebastián e incluso el salón entero se ha dado cuenta.

- ¿En serio crees que alguien va a querer ayudar después de este problema? - le reviró Mike - en serio eres ingenua. Si no tienes nada más que lo que dicen Diana y este idiota creo que te crean más que a mí, así que rindete.

En eso volvió la profesora Rose con el agua, y la conversación terminó. También la reunión con el director terminó momentos después, y Mike se fue con su abuelo mirándolos con una malicia discreta, mientras el profesor Inch se acercaba a ellos.

- Bueno, las buenas noticias son que no habrá necesidad de que te suspendan mientras se investiga el incidente - dijo en cuanto Mike y su abuelo estaban fuera del radar.

- ¿Y las malas? - preguntó turbado Sebastián. Elena lo miró preocupada.

- Las malas noticias son que el señor exigió que se involucrara la policía, y que por el momento pague una parte los gastos hospitalarios. Creo que ahora si es muy necesario que venga tu madre, chico.

Sebastián se levantó de la silla con esa mirada desconectada con la que lo había conocido.

- ¿C-cuánto es lo que tengo que pagar? - susurro

- Cinco mil dólares - dijo el profesor cerrando los ojos con fuerza. 

Elena se paró también de su lugar muy nervioso. Sebastián se llevó una de las manos a la frente.

- Mi mamá no tiene tanto dinero... 

- ¡Es mucho dinero, profesor! - gritó Elena - ¡es muy injusto!

- Si, profesor - dijo la profesora Rose - es prácticamente el sueldo de un mes.

- Lo sé - se defendió el profesor -pero fue lo máximo que pude conseguir, el quería que se cubrieran los gastos completos, que sabe que no son baratos, señorita Rose. Pero tranquilos, si se demuestra que tu no agrediste a Mike te devolverán el dinero.

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